De las fragolinas de mis ayeres
Águeda estaba ensimismada mirando el camino que llevaba a Ayerbe y cayó en la cuenta de que la habían feriado por moza vieja y porque no tenía dote. Pero eso al bullanguero Nicolás, que también se estaba haciendo mozo viejo, no le importó, que a sus años se le estaba poniendo difícil conseguir una hembra paridora en El Frago.
Nicolás de Guillén, amigo de lifaras, había llegado a ser famoso en la feria de Ayerbe y en los pueblos de la redolada. Según contaban, este mozo jaranero, antes de comprar los botos de vino, pedía que le llenaran la bota para probar la nueva cosecha. Y la tabernera, que no, que echara un trago todo lo grande que quisiera, pero que llenar la bota no. Entonces él cogía un cántaro de cinco litros y se lo bebía de un trago. La tabernera se quedaba boquiabierta y le decía: “al año que viene le dejaré llenar la bota”. Pero al año siguiente Nicolás cambiaba de vinatera.
En esos ambientes, Nicolás oyó discutir a un grupo de hombres de Losanglis, un pueblo cercano. Hablaban de Águeda Oberé, una moza que pasaba la treintena, la hija de la casa más pobre de las veintiuna que en esos momentos tenía Losanglis. Otros decían que era hija de una madre soltera, porque no se sabía gran cosa de la familia y, además, que Oberé no era un apellido de la zona. A la mañana siguiente, una vecina le dijo a Engracia que unos hombres del pueblo la habían prometido a un mozo viejo de El Frago. También le dijo que debían haber hecho un buen trato, porque lo celebraron tanto que volvieron todos borrachos a altas horas de la madrugada. Águeda no contestó y se encerró en su casa.
A Águeda se le secaron las entrañas el día que iba montada en una yegua, camino de El Frago, un pueblo del que nunca había oído hablar. Sólo sabía que estaba más allá de la muga de Huesca, pasada la Carbonera, a unas nueve leguas de Ayerbe. Cuando llegó, acompañada por uno de los criados de Nicolás, en el paso de Cervera, la estaban esperando las mujeres del pueblo. Al verla tan asustada, una de las más viejas le dio ánimos: “No tengas miedo que pronto serás una más. Aquí a todas nos espera lo mismo: parir, sufrir y sobrevivir en silencio”.
Por las noches, cuando Nicolás se quedaba dormido, se levantaba sin hacer ruido y se ponía emplastos de cebolla, que decían que se llevaban las pesadillas. “Nunca se lo perdonaré a mi madre. No los tenía que haber dejado que se me llevaran de casa. Ya no la nombraré más”. Poco a poco se fue metiendo en los afanes de la vida fragolina y se le fue desdibujando su pasado en Losanglis. Pero nunca pudo mirar de frente a los hombres bullangueros que cada año feriaban a las mujeres en Ayerbe.
Imagen. 1920. Plaza de la feria de Ayerbe. Foto de Ricardo Compairé.
Carmen Romeo
Os deseo una feliz andadura.Os voy a seguir.
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¡Gracias, Carmina! Esperamos no defraudarte.
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Felicidades por el blog,os seguiré encantada.
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¡Gracias, Carmina! Como tú sabes muy bien, en un blog se cumplen muchos sueños.
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LAS FERIAS DE AYERBE
-Papa,¿qué me traerás de la feria?
-Os traeré una «carracla»para cada una.
-¡Bien,para tocar esta semana santa!
-Yo quiero una peonza,decía Astún.
Como cada año,el padre de Astún,igual que la mayoría de los vecinos del pueblo, cogía su burrico y,china chana,se dirigía a visitar las ferias de Ayerbe.
La noche anterior al viaje,alrededor del fuego,les contaba historias de las ferias de otros años.
-Hay un Palacio muy bonito.
-¿Cómo el de Paules?
-Más grande,contestaba el padre.Y, enfrente, una torre con un reloj. La hicieron para que la marquesa viera la hora sin levantarse de la cama.
-¡Qué comodona!
-Cuentan los vecinos que, en esa torre, encerraban a Ramón y Cajal cuando se portaba mal.
-¿Ramonica qué?
-Ramón y Cajal fue un médico muy famoso que vivió en Ayerbe de crío,era algo travieso y no quería estudiar,siempre estaba por los campos cazando pajaricos…
-¿Y su padre lo castigaba?
-Sí,también lo puso a trabajar con un zapatero.
-¡Pobre crío!
-Pero luego estudió mucho y le dieron un premio muy importante.
-¿Muchas perricas?
-Alguna,alguna…
Alrededor de ese Palacio ponen los feriantes los animales que quieren vender.
-¿Muchos animales?,le preguntaban.
-¿También cerdos?¡Qué miedo!
-¿Y vacas? Como las de la Rosario…
-Sí,y ovejas,burros,caballos…
Astún escuchaba con mucha atención y,por la noche representaba en su cabeza todo lo que su padre les contaba,el Palacio,la torre con el reloj,los animales,los compradores,los vendedores…y soñaba que ella también estaba allí.Algún día se cumplirían sus sueños.
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.Un viaje de Erla al pueblo más bonito de Aragón: EL FRAGO
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Aquella mañana hicimos un poco el remolón a la hora de levantarnos.Eran las 6 de la mañana cuando nos despertaron,Íbamos a ver a la familia de mi madre y el viaje era muy largo…,cinco horas parando sólo lo justo…,¡qué palizón!,pero la ilusión del viaje era mayor que la pereza…,nos bebimos un vaso de leche con galletas,cargamos la burra y ¡en marcha!.
El primer tramo lo hicimos por un camino de tierra…,la burra se resistía…,estaba como nosotras por la mañana…,un poco remolona…,mi madre le daba con un palo,y,a duras penas lográbamos avanzar…,luego cogimos la carretera…,allí aún era peor,cuando se aproximaba cualquier vehículo se espantaba y tiraba por el suelo a quien fuera encima de ella…,pues nos íbamos turnando.
A mitad del camino había un castillo donde nos gustaba pararnos a almorzar…,nos comíamos la tortilla y una naranja y…,a partir de allí,a quien había que empujar era a nosotras…,¡ya no podíamos más…,a trancas y barrancas conseguíamos llegar a «los arcos»…,allí era obligada otra parada para coger fuerza, pues nos quedaba una hermosa cuesta para llegar al pueblo.
Después de los arcos,en la siguiente revuelta,gritábamos alborozadas ¡pueblo a la vista!…efectivamente,el pueblo estaba ante nosotras…y mi madre no podía evitar emocionarse…iba a encontrarse con su familia…a quien no veía desde hacía tiempo.
Una vez allí,todo el mundo nos abrazaba…,todos querían agasajarnos…,pero nosotras sólo queríamos descansar…,el viaje había sido muy duro,y al día siguiente lo teníamos que hacer en sentido contrario…,así que había que recobrar fuerzas.
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¡Gracias, Carmina, por este aporte! Tus relatos me han emocionado. Entre todas conseguiremos que Mocade sea un lugar grande, donde se cumplen los sueños.
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Nuestr@s vecin@s han tenido que vivir lo que has descrito; eso y mucho más. Esperemos que el paso del tiempo, y sobre todo la llegada del conocimiento nos llegue a tod@s para cambiar, siempre a mejor, el futuro que nos vamos labrando.
Muchas gracias por estar tú y tus compañeras de viaje aquí, tan cerca, enfrente de mí, en la pantalla, en esta nueva etapa. Suerte y a disfrutar. Os seguiré.
Carmen…. quiero más.
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¡Gracias, Pilar! Habrás más, te lo prometo. Las serie de fragolinas es inagotable.
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Fantástico mi Carmen. Gracias por compartirnos tu riqueza cultural. Siempre es un placer leerte amiga 🙂
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Gracias a vosotras, que siempre estáis ahí, apoyando, echando una mano y animando. Que hermosos son los proyectos compartidos, como este.
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Cuantas y ricas vivencias encierran estas historias. Creo que solo son posibles en esas pequeñas comunidades que son los pueblos . Puede ser que el ritmo lento de la vida en ellos ayude a que calen , se reposen y queden bien guardadas no sólo en esa memoria muda ,hecha carne y talante , sino en la memoria viva que puede ser contada en textos orales y escritos.
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¡Gracias, Ino! Como siempre, tus palabras son sabias. Tú sabes bien lo que estas historias significan para mí. Son parte de la savia que me corre por las venas.
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Tus historias fragolinas siempre me impactan. Me parece un mundo tan lejano que me sorprende cuando me recuerdo que no hace tanto de estos hechos.
Y todo regalo con tu prosa. No puede haber nada mejor.
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Impactan porque son el trasunto de un mundo que fue real. Yo solo soy la intermediaria, las transcriptora de los relatos orales al papel. ¡Gracias, Carla!
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