La fábrica de corsés de Pilar Lana
En el año 2010, estaba haciendo un trabajo sobre las mujeres y la Cruz Roja cuando, por casualidad, me encontré con Pilar Lana. Entonces no sabía que iba a dedicarle parte de mis desvelos y que todavía me quedan muchas lagunas en la vida y en la obra de esta gran empresaria.
. En 1896 la Cruz Roja de Zaragoza, junto a la estación del Arrabal, fundó un Hospital de Soldados Transeúntes para atender a los soldados de Cuba y Filipinas. Una de sus financiaciones eran las tómbolas, y allí me encontré con que los donativos más importantes eran los de Pilar Lana. Supuse que era una mujer importante de la Cruz Roja, pero no. Tiré del hilo y me encontré con una gran empresaria muy generosa y muy popular.
Me sorprendió que no era la dueña de una corsetería, sino de la primera fábrica de corsés. De su casa salían más de mil corsés diarios y daba trabajo a más de doscientas obreras. Y no solo eso, ya que introdujo la máquina de vapor en Zaragoza. Al principio para hacer corsés y luego para fabricar hielo y chocolate. Con este avance tecnológico, doña Pilar se convirtió en una empresaria pionera, en un gran hito empresarial. Esta mujer emprendedora supo abrirse camino en un mundo empresarial dominado por los hombres.
El día 22 del actual ha fallecido en Zaragoza la distinguida y virtuosa señora doña Pilar Lana, fundadora y propietaria de la gran fábrica de corsés que ha venido funcionando con dicho nombre desde el año 1875, hasta la fecha. Era la difunta persona estimada por sus dotes de inteligencia y excelentes pruebas de carácter. Y mereció admiración de cuantos la conocieron y pudieron apreciar su extraordinario valimiento. La casa que lleva su nombre viene figurando, desde su fundación, a la cabeza de cuantas de su clase existen en España, merced al refinado gusto y al esfuerzo de titán realizado por doña Pilar (q.e.p.d.), orgullo de su tierra y gloria de la Industria, a la que dedicó todas sus actividades y energías. (El fomento industrial y mercantil, periódico dedicado a la defensa de la industria y el comercio, 30 de abril de 1912, p. 15).
En 1864, cuando murió su marido, Daniel Mendiri y Gan, se quedó con un niño de un año y, para salir adelante, empezó cosiendo corsés en su casa.
Anónimo. Una costurera de la época.
A los pocos años estableció un negocio que la convirtió en una de las empresarias más famosas. Así lo expresaba Francisco de Asís Pastor, el corresponsal de El Liberal de Madrid, a los dos años de su muerte.
No es posible pasar en silencio el nombre de Pilar Lana, respetabilísima heroína, que, gracias a su clara inteligencia y a su resignación ante la irreparable pérdida de su esposo, consagró todos sus desvelos y excepcional talento a demostrar de modo elocuente cómo la mujer tiene capacidad intelectual suficiente para acometer magnas empresas. (06/10/1914).
Doña Pilar Lana Sarto (Zaragoza, ¿?.Zaragoza, 1912), procedente de una familia de Pina de Ebro, era hermana de Cristóbal, agrimensor, y Mariano, ingeniero industrial, los autores del plano de Pina de Ebro, realizado en 1874.
Se casó Daniel Mendiri Gan, un famoso abogado, licenciado por la Universidad de Zaragoza en 1856. En 1858 era secretario de la Academia Jurídico-Práctica Aragonesa. En 1861 pertenecía al Comité del Partido Progresista, y figuraba en las listas electorales. Falleció el 24 de septiembre de 1864.
El Eco de Aragón 24 de septiembre de 1866
Tuvieron un hijo, Daniel Mendiri Lana, que desde muy joven fue un estrecho colaborador de su madre y un reconocido masón. En 1890, la Gran Logia Simbólica Española, tenía su dirección en Aragón en la calle de San Voto 8, a nombre de Daniel Mendiri Lana, un importante socio numerario. (Cfr. Hemeroteca de la BNE).
En el censo de 1910, antes de morir su madre, vivía en la calle Cinco de Marzo, dónde en ese momento funcionaba la fábrica de corsés. En 1930, Daniel Mendiri Lana murió a los 67 años, estaba casado con Adela Gascón y Marín, fallecida diez años después, y no tuvieron hijos. El domicilio del finado constaba en la calle Costa 8, donde estaba proyectada la nueva fábrica de Pilar Lana.
Los añorados corsés
A finales de la Edad Media y en el Renacimiento, los utilizaban los hombres y las mujeres adinerados para modelar sus figuras, pero con el tiempo pasaron a ser prendas exclusivamente femeninas. En el siglo XVII solo podían permitírselos las mujeres aristocráticas, que deseaban una cintura reducida, símbolo de juventud y belleza. En el siglo XVIII, después de la Revolución Francesa, se asociaron a una aristocracia en decadencia. Pero, en la Revolución Industrial, el cuerpo con cintura de avispa que lucían algunas aristócratas se convirtió de nuevo en un ideal femenino y con él volvieron los antiguos corsés rígidos, armados con varillas de hierro o de madera, o con huesos de ballena. Con la moda victoriana se buscaba moldear la cadera, la cintura y el trasero. Los nuevos métodos industriales permitieron la producción en serie, bajaron los precios y muchas mujeres de la clase media pudieron comprarse el corsé de sus sueños.
El corsé ha sido objeto de polémicas a lo largo de toda su historia. ¿Fascinación o convención social? Sus defensores lo exaltaban como el icono de la sexualidad femenina y del glamour. Pero sus detractores lo catalogaban como un instrumento de represión.
Al margen de estas disquisiciones, fue un arma importante para cautivar y se convirtió en una prenda imprescindible en el guardarropa de las mujeres. Sólo sería sustituido, al final de la Primera Guerra Mundial, por el sujetador, una prenda más cómoda y relajada.
“Casi tengo miedo” era el eslogan con el que habían reaccionado las mujeres al razonamiento de sus detractores: que el corsé era perjudicial para la salud, porque oprimía su cuerpo en exceso. Y que tenía un matiz pecaminoso, sobre todo aquellos de los que habían hecho gala las mujeres libertinas, los que dejaban los hombros y el escote abiertos. De eso se trataba, de vencer el miedo y aceptarlo como símbolo de feminidad y de belleza.
El “boom” de los corsés finalizó entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial, cuando las mujeres que salían a trabajar buscaban unas prendas más cómodas. En esos años surgió la leyenda urbana de que los Estados Unidos habían iniciado una campaña contra los corsés para ahorrarse las 20.000 toneladas de metal que se usaban en su confección, es decir, el metal necesario para dos buques de guerra.
Las primeras fábricas de corsés en España
Al principio la corsetería se consideró un trabajo de mujeres. Unas los cosían en sus propias casas y los vendían en los comercios de la ciudad, y otras trataban directamente con sus clientas. Estas mujeres, cuando les iba bien el negocio, abrían talleres en los bajos de las viviendas, unas veces a su nombre y otras al de sus maridos. Si se habían quedado viudas lo corriente era que en sus negocios figuraran como “viuda de”. En este caso, Pilar Lana fue una excepción. No solo no figuró como “viuda de”, sino que a su muerte su hijo siguió con el negocio como “sucesor de Pilar Lana”.
A medida que el corsé se fue poniendo de moda, empezaron a llevarlo las mujeres de la Casa Real, ¡y hacían gala de ello! Con el ejemplo de las reinas y las infantas aumentó la demanda y muchas fábricas extranjeras se establecieron en España. De hecho, en la segunda mitad del siglo XIX, estas fábricas se habían convertido en una industria floreciente.
En 1899, en un anuncio del Eco de Navarra, apreciamos cómo había arraigado esta prenda y se había vuelto accesible, cotidiana y recatada.
¿DÓNDE ESTUVIERON LAS FÁBRICAS DE PILAR LANA?
En la calle de San Voto, número 8. En 1875, fundó una fábrica que estaba llamada a tener gran éxito. Pilar Lana comenzó cosiendo en su propio domicilio, pero pronto estableció su primera fábrica en los bajos de una casa de viviendas.
En la calle Cinco de Marzo. Fue la popular y conocida fábrica. Esquina con el paseo de la Independencia, se convirtió en un centro de referencia. Las manifestaciones de los obreros se convocaban en la puerta de la fábrica de Pilar Lana. Aquí ya tenía instalada su primera fábrica de vapor horizontal.
Máquina de vapor horizontal de Philip Taylor (1828).En 1901, ya había en Zaragoza siete corseterías, tres regentadas por mujeres, pero ninguna tuvo las dimensiones de la de Pilar Lana. En 1902, el periódico El Liberal de Madrid, con motivo de las Fiestas del Pilar, realizó un reportaje sobre la Zaragoza industrial en el que elogiaba la fábrica de Pilar Lana en estos términos:
Bien puede calificarse de notabilidad en su género la fábrica de corsés que, en la calle Cinco de Marzo, 2, triplicado, tiene establecida doña Pilar Lana. Fundado este establecimiento por su actual propietaria, doña Pilar Lana, y, siendo el más antiguo de España, bien puede deducirse que con las ventajas y conocimientos que ofrece una práctica en cualquier industria, unidas a la inteligencia y laboriosidad desplegadas por aquella señora y la constante aplicación de nuevos elementos del progreso, la fábrica de la señora Lana es hoy, indiscutiblemente, la primera de su clase.
La fábrica, además del personal administrativo, de almacenes y dependencias, da ocupación constante a 125 operarias, que en la actualidad confeccionan la enorme cantidad y casi increíble de 1.000 corsés diarios. Cinco viajantes de esta casa recorren continuamente la Península, teniendo además representantes directos en Madrid, Valladolid, Murcia, Bilbao, Sevilla y otros puntos importantes. El establecimiento confecciona toda clase de trabajos de su artículo, esto es, desde el simple corsé de primera postura para niño al de construcción superior, más lujosa y complicada. Sus especiales talleres, funcionando con motores eléctricos, constituyen una sorprendente instalación, en la que pueden verse y admirarse, distribuidos separadamente, los de cortado, cosido, apresto, planchado y de adornos. La fábrica se construye para sí misma las cajas de cartón para sus embalajes, dato que por sí solo daría idea de su importancia, y que, no obstante, la enorme cifra de fabricación actual que constantemente va en progresión, se halla en condiciones y es susceptible de seguir produciendo mucho más, esto es, de servir cuantos pedidos se hagan, sea cual fuere la magnitud de estos. (23/11/1902).
En el Camino de las Torres 191. En 1899 construyó una amplia fábrica de cuatro naves dispuestas en cuadrado en torno a un patio central. En esas naves instaló la fábrica de corsés, la de chocolate y la de hielo. La nueva fábrica se montó con una maquinaria más moderna. Durante unos años parece que mantuvo abiertas la del Cinco de Marzo y la del camino de las Torres. Todavía hay personas que la recuerdan como la fábrica del hielo.
En la calle Costa 8. En 1911 decidió construir una fábrica de corsés y su vivienda en la primera planta, encima de los locales, en la calle Costa, 8, pero se murió en 1912, antes de estrenar la nueva casa. En cambio su hijo vivía en Costa cuando falleció.
Planos de Francisco Albiñana para la nueva vivienda y fábrica de Pilar Lana en la calle Costa 8. Después estuvo allí el edificio del diario La Voz de Aragón. Francisco Albiñana y el hijo de Pilar Lana estuvieron vinculados por la masonería.
Fama de los corsés de doña Pilar
A los pocos años de su fundación, el proyecto de Pilar Lana había alcanzado gran fama y se había convertido en una de los más importantes de España. En 1888, sus corsés estuvieron en la “Exposición Flotante Española”. En 1897, “El Gran Baratillo Catalán” de Pamplona, entre sus productos, anunciaba un gran surtido de corsés de Pilar Lana, de Zaragoza. Para esta fecha Pilar Lana ya estaba considerada como la primera de las grandes empresarias aragonesas. Y de su fábrica se ocuparon los principales periódicos nacionales. Como medio de difusión comercial utilizó tarjetas postales que se repartían por toda España.

1906. Postal de Pilar Lana con fines comerciales.
En 1908 registró un nuevo tipo de corsé. “Patente 43.333. Pilar Lana. Invención. Un producto industrial consistente en corsés juntados a mano. 27 de mayo de 1908″. En 1909 registró su nombre para una empresa que ya era muy floreciente: “Registro de modelos y dibujos. 1.660. Pilar Lana”.
Diario de Avisos, Zaragoza, 23 de abril de 1912.
En 1913, al año siguiente de su muerte, el Heraldo de Madrid le dedicó un largo artículo.
Esta aragonesa de muy privilegiado talento supo demostrar la capacidad intelectual de la mujer para magnas empresas encumbradoras del buen nombre y progreso de su ciudad natal. Es la fábrica más antigua y de mayor producción de corsés en España. Trabajan las obreras y operarios en inmejorables condiciones, en pabellones amplios, con luz espléndida y disponiendo de la más perfecta y moderna maquinaria. Casa es la de Pilar Lana que hubiera ganado seguramente todos los certámenes de las más altas recompensas, pero enemiga de triunfos oficiales, prescinde siempre de presentarse a esas Exposiciones y sólo figuró en la Hispano Francesa de 1908. (12/10/1913).
Ese mismo año, con motivo de las fiestas de El Pilar, el ABC (14/12/1913) sacó un artículo en el que no escatimaba adjetivos para elogiar a la añorada Pilar Lana, a la que llegaba a calificar de “heroína”. Y, en 1914, El Liberal de Madrid, (06/10/1914), volvía a ocuparse de unos corsés a los que había dado fama internacional Pilar Lana.
Fábrica de chocolates y de hielo
Al poco tiempo de haber establecido su fábrica de corsés en la calle de San Voto, aumentó su negocio con una fábrica de chocolates, que en 1895 ya era famosa en toda España.
En 1899, cuando se trasladó al Camino de las Torres, también fabricaba hielo y lo facilitaba a los hospitales, a las casas de socorro y a la beneficencia domiciliaria.
En 1900, según se desprende de los anuncios de El Imparcial, puso a la venta la maquinaria de hacer chocolate y hielo y se dedicó solo a los corsés. En 1924, su fábrica de hielo se había convertido en S.A. Damm, una empresa de cervezas
Maquinaria para chocolates. Está en venta toda la procedente de una gran fábrica, moderna y en inmejorables condiciones de conservación. Se venderá barata. Dirigirse a Pilar Lana, Camino de las Torres, 191, Zaragoza.
Para terminar
Los
Los corsés una prenda muy codiciada, al alcance de pocas mujeres, gracias al trabajo empresarial de Pilar Lana, se pusieron al alcance de las mujeres burguesas y las de la clase media. Esta sagaz empresaria, captó bien los gustos burgueses emergentes y aprovechó el momento en que el negocio de los corsés estaba en expansión para montar un gran emporio de corsetería en Zaragoza.
Además de dar trabajo a un buen número de mujeres, colaboró con sus corsés en una gran tómbola que la Cruz Roja organizó en Zaragoza para ayudar al Sanatorio de Transeúntes. Así, además de encauzar sus sentimientos solidarios, dio a conocer sus productos entre las mujeres que participaban en la organización de la tómbola. A esa tómbola acudieron sus propias obreras, con la ilusión de conseguir un corsé por el precio de un solo boleto.

Cabecera de la revista de Cruz Roja de Zaragoza.
Heraldo de Aragón, 15 de mayo de 1897.
Pilar Lana fue una mujer moderna e independiente. Puso la fábrica a su nombre y nunca figuró como “viuda de”, como era habitual en su época, porque quiso darse a conocer a través de su propia obra y ocupar un espacio propio como empresaria.
Carmen Romeo Pemán
Permítame decirle que este artículo es un regalo. Le felicito, con admiración
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Gracias, muchas gracias!
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Comparto por completo el comentario de Julio Antonio 🙂 Gracias por este regalo mi Carmen. Es un artículo hermoso en el que nos das a conocer la historia de una mujer maravillosa y emprendedora, como lo fue Pilar Lana. Después de este artículo no volveré a ver los corsés de la misma manera. Besos.
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Gracias, Mónica! Pues estamos igual. Yo después de tus escritos no volveré a ver a Colombia de la misma manera. Un beso.
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