Hoy es un buen día para ceder ante los caprichos

Dejas de teclear en el celular y tomas el libro que te está esperando desde hace días. Lo abres y notas cómo se escapa un poco de arena. Acaricias una de las hojas y los granos que estaban escondidos se te pegan en la piel. Entonces te pasas la mano por la nariz y aspiras el olor del papel. Cierras los ojos y te transportas a aquel instante en el que leías el libro, sentada en la playa. De repente puedes ver el mar agitándose y escuchar el sonido de las olas golpeando contra la arena. Te estremeces al sentir los pies sumergidos en el agua. Se te escapa el aire de los pulmones, se te secan los labios y ahuyentas el estupor que te embarga con una sonrisa. Cuando abres los ojos, te decides a leer unas páginas y te encuentras la frase que tanto te emocionó en aquel momento: “Amanece y el tiempo transcurre despacio y silencioso entre la bruma. Mis pies eligen el destino, no tengo prisa, solo curiosidad”. Sientes cómo revolotean las ideas en tu mente, y piensas que hoy es un buen día para ceder ante los caprichos, para abandonarte al deseo de vivir a tu manera, sin prejuicios ni temores. Cierras el libro, te levantas de la silla, sales a la calle y dejas que el viento te despeine.

 

Mónica Solano

 

Imagen de StockSnap

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