Descripciones precisas o genéricas: ubicando al lector

Quiero iniciar este artículo con una confesión: desde hace varios meses estoy intentando escribirlo. Algunos temas se me resisten de modo especial cuando me enfrento a la hoja en blanco. Y eso es lo que me pasa con los detalles concretos, me resultan muy muy difíciles.

Cuando recibí la primera critica profesional a uno de mis relatos, vi resaltada en negrita y con mayúsculas, aunque no de forma literal, la frase: “mejor usa detalles concretos”. Todavía la puedo ver titilando sobre la pantalla en estos momentos. Es como el karma, no me abandona.

Aunque sigo siendo muy abstracta, para muchas cosas en realidad, trato de mantener presente esa premisa. Ahora que estoy en el proceso de escritura de mi primera novela, cada vez que intento retomar el hilo de la trama, me doy cuenta de que en algunos apartados tengo que ser más concreta. Por eso me animé a escribir este artículo, para enfrentarme a ese demonio.

Algunas personas pueden sentirse más cómodas recreando escenas o narrando con elementos concretos. En cambio, yo, cuando los utilizo, me siento como si estuviera escribiendo una enciclopedia o haciendo una lista de pormenores al azar.

images

Las obras de Douglas Adams me encantan por la simplicidad de su prosa y porque tiene un imaginario bastante nutrido. Pero lo que más me gusta de él es su capacidad de sumergirnos en la historia con el uso muy cuidado de los detalles:

“La casa se alzaba en un pequeño promontorio, justo en las afueras del pueblo. Estaba sola y daba a una ancha extensión cultivable de la campiña occidental. No era una casa admirable en sentido alguno; tenía unos treinta años de antigüedad, era achaparrada, más bien cuadrada, de ladrillo, con cuatro ventanas en la fachada delantera y de tamaño y proporciones que conseguían ser bastante desagradables a la vista”.

En este fragmento de “Guía del autoestopista galáctico” podemos ver cómo hace una descripción de la casa de Arthur Dent completa, a la vez que sencilla. En este párrafo, gracias a la buena selección de detalles, podemos imaginarnos cómo es y dónde está ubicada. Como podemos apreciar, Douglas no solo incluye detalles concretos, sino que los enlaza con la historia de forma que en ningún momento salgamos del sueño de la ficción. Si suprimiéramos que la casa es de ladrillo y con cuatro ventanas y, además, omitiéramos que era de un tamaño y proporciones desagradables a la vista, estaríamos hablando de cualquier casa, no de la casa de Arthur Dent. Veamos cómo quedaría el párrafo si elimináramos los detalles concretos:

“La casa estaba en el monte. Era la única casa de la zona. No era una casa bonita. Era antigua y fea”.

No tiene nada qué ver, lo sé. Pero, ¿qué es lo abstracto y qué es lo concreto? En este segmento del artículo de Sinjania: “Lo concreto y lo abstracto al escribir”, nos regalan una explicación muy completa de estos dos términos:

“Las palabras concretas describen cosas que la gente experimenta con sus sentidos (naranja, gato, calor). Al usarlas, logramos que el lector obtenga una «fotografía» de aquello sobre lo que el texto está hablando y, en consecuencia, le resulta más sencillo entender su significado.

Mientras, las palabras abstractas se refieren a conceptos o sentimientos (libertad, felicidad, amor) intangibles y que pueden despertar ideas diferentes en diferentes lectores. Además, por su carácter inasible, los conceptos que representan pueden pasar por la mente del lector sin desencadenar una respuesta sensorial”.

Este tema me apasiona porque, aunque tengo claros los conceptos, en mis escritos tiendo a abusar de lo abstracto.

Quizás ofrecer detalles de lugares o elementos que complementen una escena sea una tarea más sencilla, pero cuando se trata de recrear emociones, para mí son palabras mayores. ¿Cómo describir la felicidad o la tristeza? ¿O el comportamiento errático de uno de nuestros personajes?

 

sunset-3087474_1920

 

Sin duda lo más fácil sería decir que están tristes, pues todos sabemos qué es la tristeza y cómo se siente, pero eso no nos dice nada del personaje y de cómo le afecta ese sentimiento, porque puede que se quede impávido o que llore desconsolado.

Hay muchas sensaciones asociadas a la tristeza. Podemos sentir un fuerte dolor en el pecho, quedarnos sin aire por unos segundos o simplemente convertir toda esta emoción en un estado de ánimo permanente que nos mantenga en completa pasividad. Por eso, decir que nuestro personaje se siente triste no es suficiente, hay que mostrarlo.

La “Guía del autoestopista galáctico” nos aporta más ideas interesantes:

“Este planeta tiene o, mejor dicho, tenía el problema siguiente: la mayoría de sus habitantes eran infelices durante casi todo el tiempo. Muchas soluciones se sugirieron para tal problema, pero la mayor parte de ellas se referían principalmente a los movimientos de pequeños trozos de papel verde; cosa extraña, ya que los pequeños trozos de papel verde no eran precisamente quienes se sentían infelices”.

Es un pasaje lleno de sarcasmo, sí, pero no deja de ser verdad que muchos seres humanos son infelices, la mayor parte del tiempo, por culpa del dinero. El manejo del detalle concreto es muy sugestivo porque el autor no habla de dinero específicamente, ni tampoco dice que los seres humanos creamos que se necesita tener montones de dinero para ser felices. El detalle de los pequeños trozos de papel verde es suficiente. El autor no tuvo que contarlo todo. Con ese símbolo especifico, tan bien seleccionado, nos sugiere toda la relación del personaje con el dinero.

Para ilustrarles lo que me pasa a menudo cuando escribo, utilizaré este ejemplo de un artículo de Diana P. Morales, “El detalle concreto: la varita mágica de la escritura – con Anne Tyler”, sobre el uso de los detalles concretos en la escritura:

EJEMPLO

“Él se levantó temprano aquel día, se vistió y tomó un autobús al trabajo”

Muy bien, la frase está bien redactada, claro, pero lo que se nos cuenta nos deja un poco… fríos. No vemos a ese personaje; aunque parece que se nos dicen cosas de él, en realidad, es todo tan general que podría aplicarse a cientos, a miles de personajes.

¿No entraría este personaje perfectamente dentro de la frase anterior?

PERSONAJE 1: “Javier se levantó a las seis de la mañana, se puso su mono azul y tomó el autobús que le dejaba en la fábrica de Wolsvagen, donde trabajaba”

Considero que el ejemplo de Diana es bastante claro. Y, como les decía, me recuerda a algunos de mis relatos en los que, acosada por el miedo, he tomado la vía fácil: “Se levantó, se vistió, salió, se subió, llegó”. Más que una historia parecía la bitácora de viaje de un personaje cualquiera.

Como les decía al principio de este artículo, soy abstracta para muchas cosas. Y lo que a veces me pasa con la escritura también me ocurre cuando le pido algo al universo: me siento en mi lugar de meditación con las piernas cruzadas y la espalda recta. Tomo tres inhalaciones profundas en las que mi estómago se infla y se desinfla. Entonces intento poner claras las intenciones en mi mente, pero la verdad es que no están claras, porque pienso en que quiero viajar, pero no adónde. Luego me digo a mi misma que algún día quiero ser una gran escritora, pero, ¿qué es ser una gran escritora?

Es muy divertido aplicar este concepto de lo concreto a la vida diaria, a algo tan cotidiano como nuestros sueños, porque nos damos cuenta de que nos pasamos mucho tiempo deseando cosas, pero no siempre estamos seguros de qué queremos. Lo que pretendemos alcanzar no tiene forma, ni color, ni tamaño. No hay una intención clara y, así como nuestros personajes o escenarios, sin el detalle concreto nuestros sueños terminan siendo cualquier cosa. Y el universo ama la claridad, así que es imposible verlos manifestados en nuestra realidad si para nosotros no son algo concreto que se pueda alcanzar.

Creo que en este punto ya comprenderán por qué me ha costado tanto escribir este artículo. Y es que compartir nuestras debilidades no es una tarea fácil, pero cuando les plantamos cara nos ayudan a entender cómo podemos mejorar y cómo podemos lograr que todo lo que nos proponemos se manifieste de la manera que esperamos. Como, por ejemplo, escribir usando detalles concretos.

 

20150927-la-literatura-defiende-la-individualidad-lo-concreto-de-las-cosas-los-colores-hc3a9ctor-tizc3b3n-candidman

Mónica Solano

 

Imagen de Free-Photos y ShiftGraphiX

Un comentario en “Descripciones precisas o genéricas: ubicando al lector

  1. Adela Castañón dijo:

    Querida Mónica, ¡no sabes cómo me identifico contigo! Has puesto en palabras una de las cosas sobre las que más vueltas doy cada vez que escribo. Gracias por hacerme disfrutar con esa exposición que pienso releer más de una vez. ¡Genial y atinada, amiga! Te felicito.
    ¡Muchos besos!

    Me gusta

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.