Pido la palabra: #WeChat# ¿Lo entiendes?

Hoy Letras desde Mocade abre sus puertas a una nueva colaboración en nuestro espacio “Pido la Palabra”. Pilar Borraz Rozas nos regala un relato en memoria de alguien que ha jugado un papel importante en la pandemia que asola al mundo. Pilar, maestra y madre, nos cuenta lo siguiente:

“Escribo porque lo necesito para vivir, porque es lo que me permite entenderme y entender la incertidumbre y la angustia que, a veces, me rodean. Aunque siempre me gustó escribir, desde que me jubilé se ha convertido en un reto personal y un alimento esencial para mi salud. Y a él le dedico buena parte de mi tiempo”.

Gracias, Pilar, por acercarte a nosotras y compartir este precioso relato homenaje en nuestro blog. Tienes la palabra.

Mónica, Carmen, Carla y Adela

 

#WeChat# ¿Lo entiendes?

Homenaje a Li Wenliang. In memoriam

 

Desde la única abertura de la celda, el prisionero alcanza a leer un cartel descomunal.

Administración de Orden Público. Estación de policía Zhangnan de la Oficina de Seguridad Pública de Wuhan. Sucursal de Wuchang. Centro de detención. Sección: Investigaciones Lealtad política de los ciudadanos.

Desde que lo detuvieron y aislaron, ese letrero es lo único que puede vislumbrar del exterior. Ostentoso y excesivo, las pomposas letras brillan inconscientes sin saber cuánto desentonan en este lugar. De vez en cuando, amortiguados por el grosor de las paredes, también le llegan ecos de voces lastimeras y gritos.

Abren la puerta de la pulcra mazmorra y da comienzo la ceremonia que precede al primer interrogatorio de la noche:

—Cuarto día del primer mes lunar del año Genzi de la Rata. Lugar: Sala de interrogatorio B.2. Hora: 00:30. Duración: Según obstinación acusado. Interrogado: Zhao Liu. Médico. Acusación: Propagar falsos rumores que perturban severamente el orden social. Policías: Y. H.

—¿A cuántos agitadores has enviado mensajes en WeChat difundiendo los rumores?

—Sólo a mis amigos. Lo juro. No son agitadores. Siguen las normas con honradez. Igual que yo.

—¿Niegas también tus mensajes y cartas en Sina Weibo? ¿Reconoces tus comentarios falsos sobre un nuevo y peligroso virus? Has inventado contagios y pacientes. ¿Por qué has publicado tantas mentiras? ¡Habla!

 —No son mentiras. Es mi responsabilidad. Soy médico, sé reconocer el peligro de contagio. La gente tiene que saber, deben tomar medidas.

—¡Silencio! Te lo advertimos seriamente. Si sigues siendo obstinado, tus padres y tu mujer pueden salir perjudicados por tu terquedad. ¡Admite tus mentiras!

—No, no lo son. Ya en el dos mil tres vi un virus parecido. Entonces murieron demasiadas personas. ¡Demasiadas!

—¡Tapa tu sucia boca! ¡Admite tu culpa y no difundas más bulos! Aún puedes evitar el castigo. Deja tu impertinencia y colabora.

—Soy buen ciudadano. Obedezco las normas. ¿Acaso no llevo la insignia del partido cosida en mis batas? ¿Por qué voy a mentir?

—Eres listo, pero no vas a engañarnos. Declara que los mensajes son ficticios y que nunca debiste escribirlos. Firma tu confesión y solo serás un vulgar chismoso.

—No puedo hacerlo. No son embustes. Es un peligro real. No firmaré.

—Eres demasiado testarudo. No escuchas.

—¿No me corresponde acaso decir la verdad? ¿Qué clase de médico soy si guardo silencio?

—Un buen ciudadano no extiende rumores. Has alterado la estabilidad colectiva.

—¿Habéis pensado en la humillación de mis padres al ver mi detención en televisión?

—Tus infundios se han extendido por todo el país. Hay que apaciguar a la población.

—Es un virus muy contagioso, hay que advertir. Los sanitarios necesitan protegerse.

—¡Cállate de una vez! Tus mentiras alertan innecesariamente ¿Lo entiendes? Debes entenderlo.

—No. No lo entiendo. Solo escribí lo que mis ojos vieron. Nunca antes un contagio…

—¡Que te calles!

—Tengo que hablar. Si no actuamos, pronto será una epidemia fuera de control…

 —¡Deja de engañar! Tienes que cambiar tu forma de pensar. No seas obstinado.

—¡Es verdad lo que escribí en WeChat y en Weibo! Yo no difundo rumores.

—Debes reconocer tu culpabilidad ¿Lo entiendes? ¿Verdad que lo entiendes?

El prisionero, agotado tras horas de interrogatorio, se desmaya. Los dos policías salen para hacer el cambio de turno. Mientras tanto, el acusado se repondrá y continuará la intimidación. A solas de nuevo, Zaho Liu abre los ojos. Las últimas palabras que recuerda son como un martillo golpeando en sus oídos: ¿Lo entiendes? ¿Lo has entendido?

 Necesito combatir el miedo, vencer la ofensa, piensa. ¿Cómo fui tan ingenuo Cuando compartí los mensajes y les dije que eran privados? Les pedí que no los difundieran y que no me implicaran. Nunca quise esto. No hay nada más que yo pueda hacer. Lo entiendo. Sí, ahora lo entiendo.

El acusado solicita un nuevo interrogatorio. Les dará lo que quieran. Los dos policías entran y da comienzo el ritual que precede al sexto interrogatorio de la noche:

Cuarto día del primer mes lunar del año Genzi de la Rata. Lugar: Sala de interrogatorio B.2. Hora: 7:00.  Duración: Según obstinación acusado. Interrogado: Zaho Liu. Médico. Acusación: Propagar falsos rumores que perturban severamente el orden social. Policías interrogadores: K, X.

La CCTV abre el informativo matutino con una noticia de última hora:

 Zaho Liu, el médico de Wuhan ha confesado difundir falsos mensajes y rumores que han alterado gravemente el orden público. Reconoce haber cometido delitos de habla y actos ilegales con intención fraudulenta. En la carta que ha firmado, el acusado entiende la gravedad de la infracción y admite su culpa.

En la comisaría, desde la única abertura de la celda, el joven médico escucha el sonido de la CCTV dando la noticia de su confesión. Y siente como si envejeciera de repente. Tumbado en la fría litera, se incorpora ante el repentino ataque de tos. Otro más en poco rato. La fiebre ha empezado a subir. Y cada vez respira peor.

Pilar Borraz Rozas

Imagen: Diario16.com

23 comentarios en “Pido la palabra: #WeChat# ¿Lo entiendes?

  1. Carmen Romeo Pemán dijo:

    Un gran relato contado sin dramatismo. Consigue la tensión con unos diálogos ágiles que lo acercan a la composición escénica. Estos diálogos, justo antes de morir, me han recordado a los diálogos socráticos. Y le dan un tono de grandeza. Enhorabuena. Un abrazo.

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  2. María Llanos Romero Soriano dijo:

    Relato estupendamente escrito, transmite emociones plasmadas con una sensibilidad extraordinaria, que nos conectan con la realidad tan tremenda que vivimos, sencillamente excelente

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  3. María Amada dijo:

    Verdaderamente me ha conmovido. Estoy cada vez más convencida de que la ficción es la mejor manera de hacernos descubrir la verdad de las cosas. Esa verdad que, como dijo alguien más sabio que yo, nos hace libres. Gracias por recordárnoslo, Pilar.

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  4. rosamarmtnez dijo:

    Es un relato ágil, intenso con mucha capacidad para transmitir angustia e impotencia pero sin embargo, transmite calma. El tiempo hará su trabajo. Me ha recordado a Galileo cuando después de ser interrogado por la inquisición, dijo en voz baja » Y sin embargo, se mueve»

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  5. didiii10 dijo:

    Gran homenaje!!!
    Tienes una forma de escribir mágica, que te atrapa y solo quieres seguir leyendo. La forma en la que has enfocado esta historia es increíble, y cada palabra hace una función imprescindible en ella.
    Me encanta leerte, gracias por compartir este relato que considero necesario que sea leído.
    Un abrazo.

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    • Adela Castañón dijo:

      Seguro que la autora, Pilar Borraz, te envía un abrazo igual. En nuestro blog ha sido un honor contar con su colaboración y nos sentimos orgullosas de que haya querido compartir con nosotros su emotiva historia. Muchas gracias, didiii10.

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  6. Mónica dijo:

    Maravilloso. Muestra una posible realidad que ojalá hubiese sido tan solo ficción. Me encanta. Una lastima que las grandes verdades sean enormes locuras hasta que se acaban demostrando…
    Espero leer mas cosas de Pilar, y a pesar de hacerlo con esta naturalidad y soltura me gustaría que pueda escribir sobre temas mas alegres para todos! Un relato estupendo!

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