Hoy mi artículo tiene los mejores protagonistas del mundo: vosotros.
Porque todos y cada uno de los que estáis leyendo esto sois mis héroes.
Porque no es fácil ganar una batalla en soledad.
Porque si he podido vencer a los demonios del cansancio, del desaliento, de la inseguridad y muchos otros, y he conseguido escribir y publicar mi primera novela, Dame mi nombre, ha sido gracias a vuestro apoyo.
Por esas y por mil razones más, hoy, como os digo en este artículo, merecéis brillar uno por uno y recibir mi más sincero y emocionado agradecimiento.
Cuando era pequeña, recuerdo que muchos cuentos terminaban con aquello de «y se casaron, fueron felices y comieron perdices». Si trasladamos eso a la vida real, ahora que ya no soy una niña, sonrío y me digo con amor y con humor que ningún autor añadió a esos cuentos un capítulo más que dijera: «Y, por cierto, también vinieron la hipoteca, los niños, levantarse con los pelos de punta, y alguna que otra cosita así que olvidé mencionar». Y no es que me queje, eso nunca, y menos ahora que estoy en una nube.
Porque lo que ha conseguido que estos días mis pies no parezcan tocar el suelo es como un cuento escrito al revés, y ahora os lo explico:
Empecé a trabajar en mi novela y comenzaron los tropezones, los ratos de bajón, las ganas de tirar la toalla, los bloqueos, los pensamientos de «ay, madre, qué birria de historia me está saliendo» y, luego, vinieron nuevas batallas cuando llegó el turno de corregir, revisar, buscar portada, booktrailer, pensar la frase gancho, redactar una sinopsis que no fuera un spoiler total… En fin, como si eso fuera la parte nunca escrita de la cruda realidad que va detrás del final feliz de un cuento.
Y, cuando pensé que la publicación de mi novela pondría la palabra «Fin» en mi cuento de escritora, resulta que descubro que no es un fin, sino un principio: ahora estoy en la página esa en la que toca ser feliz y comer perdices. La parte difícil, la más dura, ha venido antes que esta otra parte de ilusión y de felicidad. Y eso es, en buena parte, porque mi criatura ya no es solo mía, ahora es vuestra, os pertenece, es del mundo, de los lectores, y no podía soñar ni de lejos con la acogida que ha recibido, que hemos recibido, tanto la novela como la autora.
Estoy abrumada, ilusionada, asustada, emocionada y podría escribir muchos más adjetivos aunque seguro que me quedaría corta. Pero, sobre todo, hay uno que destaca sobre los demás: me siento infinitamente agradecida. Gracias por vuestras palabras de apoyo, por vuestros comentarios, por vuestro cariño que son para mí como el mejor Premio Planeta.
Quiero pediros, además, un favor: si leéis mi historia, me encantará saber qué os ha parecido. Sobre todo me gustaría que compartierais conmigo lo que no os haya gustado, lo que os haya dejado con las cejas fruncidas, lo que echéis en falta. Todo lo que se os ocurra. ¡Y sin anestesia, jeje! Tengo ya otro borrador en el horno, y aunque el «embarazo» será largo (Dame mi nombre ha tardado tres años en ver la luz), quiero seguir aprendiendo a mejorar. Y os necesito para eso. Todos los comentarios serán bienvenidos y agradecidos, porque, como escritora, considero que aprender de los errores es una herramienta que no se debe desaprovechar. Gracias también por eso.
La felicidad no tiene precio, y vosotros, todos vosotros, me habéis regalado felicidad a manos llenas.
Por eso, hoy, merecéis ser los protagonistas de este cuento mío que habéis contribuido a crear y a hacerse realidad. El cuento de alguien que soñó con ser escritora y que lo consiguió gracias a que muchas personas la auparon hasta hacerla tocar el cielo con las manos.
Os quiero.
Adela Castañón
Foto: de la autora y de su novela
Te lo digo por aquí también. Me encanta Adela. Es muy emocionante. Saborea esa perdiz con toda la serenidad y placer del mundo. Cuenta con que te daré mi opinión a la lectura, como tú has hecho (aunque será difícil hacerlo tan concienzudamente). Felicidades 👏🏼👏🏼👏🏼
Hoy me llega tu novela. Y felicidades también por ese borrador que tienes por trabajar con ilusión.
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Y yo te vuelvo a dar las gracias por aquí, José Luis. Nunca pensé que lo mejor que encontraría en el grupo MAPEA, además de todos los conocimientos y habilidades, serían unos compañeros que, además de escribir como los ángeles, rezuman calidad humana por cada poro. ¡Gracias, compañero!
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🌹
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💐⚘🥰
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Enhorabuena, Adela! Que vuelen tus palabras por el mundo!
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¡Ojalá, Musas en su tinta! De momento lo que vuela desde el mundo hacia mi corazón es un cariño infinito que hace que mis pies casi no toquen el suelo. La mejor rentabilidad de mi novela está siendo, sin dudarlo, sentirme como me siento gracias a todos y cada uno de los que estáis al otro lado de la pantalla. ¡¡Gracias!!
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Abraza y disfruta esas emociones, Adela. Es la vida en estado puro. Gracias a ti!
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¡Y que lo digas! Gracias 🙂
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Enhorabuena por enfrentar con valentía los momentos de bajón, la inseguridad y todos esos fantasmas que aparecen cuando estamos escribiendo… Que tu novela alcance grandes vuelos, Adela.
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Muchas gracias, Yolanda. La verdad es que no ha podido despegar con mejores alas, porque me siento emocionada y agradecida por la acogida que está teniendo mi novela. Me hace sentir un diluvio de amor, y eso es algo que no tiene precio. Un abrazo, compañera.
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Me seduce ser paciente de una persona, como Adela, que compagina profesión con vocación. Saludos
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¡¡Mil gracias!! La seducción es recíproca. Me siento afortunada por muchas cosas entre las que incluyo tener los pacientes que tengo.
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Seduce ser paciente de una doctora que, como Adela, compagina profesión con vocación. Saludos
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Muchas gracias, Diego Emilio. Me siento afortunada por muchas cosas entre las que incluyo tener los pacientes que tengo. La seducción es recíproca. Saludos 🤗
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