María Moliner en Zaragoza

#InstitutoGoya

El sábado día 30 de marzo, María Moliner Ruiz cumplió 119 años. Fue una de las primeras alumnas del Instituto Goya, en ese momento llamado Instituto General y Técnico de Zaragoza, que durante mucho tiempo estuvo situado en la vieja Universidad de la Magdalena, un edificio hoy desaparecido.

Fachada de la Universidad

Fachada de la desaparecida Universidad de la Magdalena. En este complejo universitario estaba el Instituto de Zaragoza.  En 1933 se trasladó al edificio de los jesuitas y se llamó Instituto Goya. En 1936 estuvo un tiempo en la Escuela de Comercio y después volvió a la Magdalena. En 1959, el mismo día que el Hospital Miguel Servet, se inauguró el edificio tal y como se conserva en la avenida Goya, 45.

Movida por el honor de haber impartido clases en el instituto donde ella estuvo de alumna, quiero recordar sus andanzas por Zaragoza, y los homenajes que la ciudad le ha dedicado poniendo su nombre a edificios, organizaciones y calles. Así, María Moliner sigue presente, de forma habitual y natural, en la ciudad de su adolescencia.

María Moliner Ruiz. (Paniza, Zaragoza, 1900-Madrid, 1981). Lexicógrafa. Licenciada en Historia, archivera, bibliotecaria y una infatigable trabajadora de la lengua española. Era hija de Matilde y Enrique, un médico rural que en 1902 se trasladó a Almazán (Soria) y en 1904 a Madrid. En 1914 María regresó a Zaragoza.

Comenzó los estudios de bachillerato en la Institución Libre de Enseñanza, y se examinó, como alumna libre, en el Instituto Cardenal Cisneros de Madrid (1910-1915). En 1915 pasó, también como alumna libre, al Instituto General y Técnico de Zaragoza. En 1917 figuraba como alumna oficial y en 1918 obtuvo el título. Fue una de las primeras alumnas que cursó el bachillerato en el Instituto Goya de Zaragoza.

María Moliner. Certificado

Como se aprecia en la foto de 1917, la que encabeza esta reseña, ese curso solo había seis alumnas, en la foto todas están junto al profesor don Miguel Allué Salvador —en 1917 era director don Pedro Marcolaín— . María Moliner lleva trenzas y está abajo a la derecha, la quinta de la segunda fila—. Entre sus compañeros del Goya reconocemos a Luis Buñuel —arriba a la izquierda, el segundo de la segunda fila— y a Ramón J. Sender —abajo, a la derecha, el segundo de la tercera fila.

En 1921 obtuvo premio extraordinario en la licenciatura de Historia, en la Universidad De Zaragoza Unizar, que entonces tenía la sede en la Plaza de la Magdalena, en el mismo edificio que estaba el instituto.

Carnet del Goya

Carné de la Universidad de Zaragoza

Desde 1917 hasta 1921, María Moliner, además de cursar Historias en la Facultad de Filosofía y Letras, se formó como filóloga y lexicógrafa en el Estudio de Filología de Aragón, dirigido por Juan Moneva. Allí colaboró en la realización del Diccionario aragonés y adquirió un método de trabajo que después le resultaría muy útil para la redacción de su Diccionario.

En 1922 ingresó por oposición en el Cuerpo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos, y comenzó a trabajar en el archivo de Simancas. Desde 1924 hasta 1930 estuvo destinada en Murcia, donde conoció a Fernando Ramón Ferrando, un catedrático de Física, con quien se casó en 1925. Fue la primera mujer que impartió clases en la Universidad de Murcia. Allí nacieron sus dos hijos mayores: Enrique y Fernando. En 1930 se trasladaron a  Valencia, donde nacieron Carmen y Pedro.

Ya en Valencia, María, Fernando y otros matrimonios fundaron la Escuela Cossío, siguiendo el modelo de la Institución Libre de Enseñanza, para educar a sus hijos de forma moderna y europea. Dirigió las Bibliotecas Circulantes de las Misiones Pedagógicas y escribió unas Instrucciones para el servicio de pequeñas bibliotecas. Realizó importantes aportaciones para la política bibliotecaria de la II República.

Al acabar la Guerra Civil fueron expedientados y degradados en el escalafón. Fernando perdió la cátedra y lo trasladaron a Murcia. Y a María la rebajaron dieciocho niveles en el escalafón y la destinaron al Archivo de Hacienda de Valencia. En 1946 su marido fue rehabilitado y destinado a la Universidad de Salamanca. Finalmente, la familia se instaló en Madrid y ella consiguió entrar como bibliotecaria en la Escuela de Ingenieros Industriales de Madrid.

Desde 1951 hasta 1966, ella sola definió en español actual, con paciencia y con un método riguroso, una a una todas las palabras del diccionario de la Real Academia Española. Y otras que todavía no estaban admitidas.

El resultado fue el Diccionario de uso del español (1966), uno de los diccionarios más originales, renovadores y valiosos de la lexicografía española del siglo XX, reeditado constantemente desde su publicación.

Marcapáginas

Un marcapáginas para libros

 

En 1972 no fue admitida en la Real Academia Española por su condición de mujer. María Moliner, trabajadora, inteligente y utópica, fue víctima de una sociedad que no era generosa con las mujeres.

Reconocimientos en Zaragoza

El antiguo camino de las Alcachoferas, en 1935 se llamó calle del alcalde Enrique Armisén Berasategui y desde 1957 hasta 1979 calle del General Millán Astray. En 1979, siendo alcalde de Zaragoza Ramón Sainz de Varanda, se le puso el nombre de María Moliner.

Mapa de la calle

En Zaragoza, también lleva su nombre la asociación de mujeres “María Moliner”, con sede en la calle Alcalde Burriel.

El logotipo de la Asociación de Mujeres María Moliner

Logotipo de la asociación

El instituto de educación secundaria María Moliner está en el Barrio Oliver.

Instituto de Edudación secundaria en el Barrio Oliver

Y los zaragozanos le han dedicado dos bibliotecas: la Biblioteca María Moliner del Campus Universitario de la plaza de San Francisco.

Biblioteca María Moliner

Biblioteca María Moliner en el Campus de la plaza de San Francisco de Zaragoza.

Y la Biblioteca Pública Municipal María Moliner, en la plaza de San Agustín.

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Biblioteca Pública María Moliner, en la plaza de San Agustín de Zaragoza.

 

Para terminar

Cinco catedráticas del Instituto Goya, Cristina Baselga Mantecón, Pilar Fernández Llamas, Concha Gaudó Gaudó, Carmen Romeo Pemán e Inocencia Torres Martínez, y Gloria Álvarez Roche del Instituto Avempace, le hemos rendido nuestro homenaje en libros y charlas, y en una exposición sobre las Pioneras en la educación en Aragón. Por iniciativa de Pilar Fernández Llamas rescatamos su expediente del olvido, junto con los de otras alumnas. A María Moliner le hemos dedicado un espacio importante en dos libros: en La Zaragoza de las Mujeres. Callejero y en los Paseos por la Zaragoza de las mujeres.

Carmen Romeo Pemán

Goya Actual

Instituto Goya hoy

Santa Isabel, el barrio con más calles de mujeres

A mediados de marzo Vanesa Rodríguez Pascual y Mar Hevia Díaz nos invitaron a presentar nuestro libro La Zaragoza de las mujeres en el club de lectura del Centro Cívico. Y allí fui con Inocencia Torres y Concha Gaudó. Pero no pudieron acompañarnos ni Gloria Álvarez ni Cristina Baselga, las otras dos autoras.

Mar Hevia, la bibliotecaria, nos guardaba una sorpresa. Nos esperaba con Pilar Almenar Bases, una maestra nacida en Santa Isabel, que tiene dedicada una calle en el cercano barrio de Movera. No podía comenzar nuestro encuentro con mejor augurio. De la mano de Mar y de Pilar, y con la animada participación de los tertulianos, hablamos y hablamos de las calles con nombres de mujeres y de mucho más. Sobre todo de la activa participación de las mujeres en la vida socio cultural, animadas por la Asociación de Mujeres Río Gállego, que desde el año 2010 tiene dedicada una calle.

El caso de Pilar Lapuente

La intensa y extensa conversación comenzó por nuestros primeros pasos hacia lo que acabó siendo La Zaragoza de las mujeres. Les contamos que empezamos haciendo una lista con las calles dedicadas a las mujeres y que nos parecía que esos inicios iban a ser pan comido, pero que enseguida surgieron las dificultades.

Los callejeros al uso escribían las iniciales en lugar de los nombres propios completos. Y nos surgían preguntas de este tipo: «¿Quién se esconde detrás de una P?» Pues nada más ilustrativo que el caso de Pilar Lapuente, una profesora universitaria, nacida en Santa Isabel.

Pilar Lapuente

Pilar Lapuente Mecadal, 1959.

En unos callejeros encontrábamos P. Lapuente y en otros Pedro Lapuente. Un día, por casualidad, alguien nos comentó que hacía unos años que le habían dedicado una calle a Pilar Lapuente. ¿Cómo era posible que en Zaragoza no se le hubiera ocurrido a nadie que detrás de una P había más Pilares que Pedros? Así comenzamos una búsqueda, casi policial, hasta que llegamos a Pilar. Cuando le contamos nuestras aventuras, nos respondió que ella tuvo que escribir varias veces al Ayuntamiento hasta que logró que apareciera su nombre.

Pilar Lapuente estuvo muy dispuesta a colaborar con nosotras y nos escribió su biografía, en la que resaltó que pertenecía a la familia de los Esquiladores. También hablaba de sus logros académicos y del orgullo que sintieron sus vecinos cuando le concedieron una medalla de joven investigadora. Tanto que insistieron en que le dedicaran una calle.

El magisterio de Agustina Rodríguez

Pilar Almenar se llenaba de gozo cada vez que hablaba de su maestra, Agustina Rodríguez, que había nacido en una familia de labradores de un pueblo de Zamora. Después de varios destinos, llegó a Santa Isabel donde se jubiló.

Agustina Rodríguez

Agustina Rodríguez, 1915.

En el año 1948 Agustina Rodríguez obtuvo el traslado a Santa Isabel. Cuando llegó no tenía local para dar clases ni tampoco vivienda. Construyó, con su marido, una casa escuela y la alquiló al Ayuntamiento. Dedicaron la planta baja a vivienda y usaron la primera como aula. Agustina fue un ejemplo más de los muchos maestros que dejaron lo mejor de sus vidas enseñando a los niños, aunque para ello tuvieran que realizar actos heroicos que nada tenían que ver con su profesión. Pero es que, además, la labor de Agustina dio grandes frutos. Desde su escuela unitaria preparó a muchas niñas para estudiar bachillerato. Con su buen hacer se convirtió en la maestra carismática del barrio.

El peso de la educación en Santa Isabel

Avelina Tovar

La semilla de Agustina germinó pronto y los vecinos quisieron rendir un homenaje a más maestras en sus calles. Entendieron lo importantes que son las genealogías para que la enseñanza cale en las gentes con buenos resultados. Por eso eligieron dos maestras de dos generaciones anteriores a Agustina.

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Concpeción Gimeno Gil, 1850

Concepción Gimeno Gil, nacida en Alcañiz en 1850, estudió Magisterio en Zaragoza. Ya era una periodista famosa cuando le dedicó un gran elogio a su maestra, doña Gregoria Brun.

Avelina Tovar, una maestra de maestras, nació en Pontevedra en 1878, pero pronto arraigó en Aragón. La labor de esta directora de la Escuela Normal de Huesca fue decisiva para las generaciones siguientes.

Mujeres de otros campos culturales

Ana Belén Fernández

Ana Belén Fernández, 1974

El barrio de Santa Isabel, volcado en la cultura, eligió mujeres significativas de varios campos.

Rosa María Aranda representa a las escritoras aragonesas y Pilar Delgado a las mujeres que se han dedicado al teatro.

Ana Belén Fernández, una joven judoca, es un modelo de deportividad y esfuerzo para los jóvenes del barrio.

La acción y el compromiso social

Rigoberta Menchú

Rigoberta Menchú, 1959

Santa Isabel, un barrio joven y dinámico, se caracteriza por su compromiso social y lo refleja en el nombre de dos de sus calles. Una dedicada a la pacifista Rigoberta Menchú, nacida en Guatemala en 1959,  y otra a la Asociación de mujeres del barrio.

Las santas

En los callejeros tradicionales no faltaban las santas, que eran excelentes modelos de comportamiento para las mujeres católicas. Sus biografías las escribieron varones cultos, casi siempre clérigos, con la intención de exaltar y salvaguardar los valores y las leyes del patriarcado.

Por eso, en La Zaragoza de las mujeres, hemos reescrito sus vidas desde un punto de vista no androcéntrico. Y hemos comprobado que sus modelos siguen siendo válidos, porque advierten de los excesos que se cometieron con ellas y que se siguen cometiendo, siempre por las mismas razones.

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Santa Alodia y Santa Nunila. Detalle del retablo de San Salvador. Leyre (Navarra)

Aquí, además de Santa Isabel de Aragón, tenemos a dos santas mudéjares: las hermanas Alodia y Nunila, hijas de un musulmán y una cristiana.

Santa Isabel, princesa de Aragón y reina de Portugal, es la santa por excelencia y el modelo para mujeres mediadoras y pacifistas. El barrio debe su nombre a la estancia que pasó en un palacio de la zona. También le han dedicado una avenida y una urbanización. Y una calle como Reina de Portugal.

Alodia y Nunila fueron dos santas oscenses, nacidas en Adahuesca y martirizadas en Alquézar. Como no aceptaron el matrimonio que les impusieron sus padres, las encerraron en una casa de prostitución, donde se mantuvieron vírgenes. Rechazaron la religión musulmana, que les imponía la ley, y las decapitaron por apostasía. Fueron víctimas de malos tratos y de la intolerancia religiosa. Las castigaron ejemplarmente para que otras mujeres no se rebelaran contra las leyes ni contra los pactos androcéntricos.

Para terminar

En estas líneas me he limitado a subrayar los valores de las moradoras en las placas de las calles de Santa Isabel. Sus biografías ocupan un largo capítulo en nuestro libro La Zaragoza de las mujeres.

Pilar Almenar

Pilar Almenar, 1953

Santa Isabel es el barrio periférico que tiene mayor número de calles con nombres femeninos.

La sensibilización con la cultura y la gran labor social de las mujeres hunde sus raíces en los tiempos de Agustina Rodríguez y creció con sus alumnas. Buen ejemplo es Pilar Almenar, una hija de agricultores, que, como su maestra y como Pilar Lapuente, se esforzó en sacar lo mejor de sí misma y entregarlo a sus alumnos.

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Santa Isabel, 08/06/2019

Como prometimos en nuestra visita de marzo, cuando salió nuestro libro Paseos por la Zaragoza de las mujeres volvimos a Santa Isabel. Ahora el encuentro con las mujeres iba a ser en las calles, haciendo un paseo por las huellas que las mujeres han dejado en los espacios públicos del barrio.

En la plaza de Serrano Berges nos esperaban Vanesa Rodríguez Pascual, de la Junta Municipal, y Mar Hevia Díaz, la bibliotecaria, acompañadas por sus compañeras del club de lectura. Me gustaría nombrarlas a todas, porque ellas fueron la clave del éxito del nuestro paseo, pero no tengo todos sus nombres. Por supuesto, no faltaron ni Pilar Almenar Bases ni Pilar Gea García, dos maestras que ya están inmortalizadas en el callejero.

Desde aquí les doy las gracias. Todas ellas hicieron posible el milagro, todas consiguieron que esa  mañana de junio fuera inolvidable y  entrañable.

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Poco a poco íbamos llegando a la plaza de Serrano Berges

Asistimos Cristina Baselga, Concha Gaudó, Carmen Romeo e Inocencia Torres. Por distintos motivos no pudieron acompañarnos ni  Gloria Álvarez ni Aurora Verón, las otras autoras del libro.

Con paso sosegado y hablar menudo, recorrimos todas las calles, disfrutamos de los olores de una naturaleza primaveral, y nos calentó un sol que ya anunciaba el  verano.

Concha Gaudó dirigía el recorrido. Las otras, es decir, las demás, escuchamos atentas sus explicaciones sobre los tipos de urbanismo que iban apareciendo y sobre la transformación de un barrio de origen rural.  Nos paramos delante de las placas dedicadas a mujeres. En esos momentos de descanso, unas a otras nos quitábamos la palabra en una animada charla de preguntas y respuestas.

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Santa Isabel, 17/06/2019

Y como dice el refrán: «no hay dos sin tres». A los pocos días de presentar Los paseos por la Zaragoza de las mujeresTelevisión Aragón nos propuso participar en la serie La primera mujer, en el capítulo dedicado a las maestras. Y nosotras decidimos grabar nuestra colaboración con las maestras que tienen su protagonismo en Santa Isabel.

¿Por qué elegimos este barrio? Simplemente, porque es un caso paradigmático. En sus calles están representadas todas las generaciones de maestras.

Delante de la placa de Concepción Gimeno Gil (Alcañiz, 1850–Madrid, 1919), maestra, periodista y escritora, leímos un capítulo de su obra La mujer española (1877) en el que alababa a su primera maestra, Gregoria Brun Catarecha (1833-1885), que también fue la primera directora de la Escuela Normal de Maestras y la primera maestra que regentó una escuela del Ayuntamiento. Fue un momento oportuno para hablar de las primeras maestras.

A continuación nos dirigimos a la calle de Avelina Tovar y Andrade (Pontevedra, 1878-Huesca, 1973), una maestra gallega que tuvo gran peso en la formación de las maestras aragonesas. Fue directora de la Escuela Normal de Huesca y estuvo un tiempo en la de Zaragoza.

Y de allí, con paso sosegado, a la calle de Agustina Rodríguez Rodríguez (Quintana de Sanabria, pedanía de Coberos, Zamora, 1915-Barcelona, 2008), de la generación siguiente a la de Avelina. De la vida de Agustina y de su significado en el barrio nos habló Pilar Almenar. Ella y Pilar Gea nos acompañaron durante todo el recorrido.

Pilar Almenar Bases, nacida en Santa Isabel en 1953 y Pilar Gea García en Zaragoza, en 1953, son dos maestras que representan a las nuevas generaciones y que tienen dedicadas sendas calles en el barrio de Movera, muy cercano al de Santa Isabel.

Acabamos la grabación con una visita al parvulario que, desde mayo, lleva el nombre de Patrocinio Ojuel Pellejero (1876-1961), la primera parvulista que introdujo el método Montessori en Zaragoza. El parvulario pertenece al grupo escolar Guillermo Fatás Montes (Huesca 1869-Zaragoza, 1941), el que fue marido de Patrocinio y que que tiene dedicado el grupo escolar desde hace cincuenta años.

A medida que íbamos hablando de las maestras de Santa Isabel íbamos recordando a las de sus mismas generaciones. A otras que, como ellas, se habrían merecido placas en las calles y en las escuelas.

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De izquierda a derecha: Mar Hevia Díaz, Vanesa Rodríguez Pascual, Encarna Nuez García, Pilar Gea García, Concha Gaudó Gaudó, Carmen Romeo Pemán, Inocencia Torres Martínez, Cristina Baselga Mantecón y Lidia Pérez Oliveros.

Terminamos nuestra visita en la plaza de Serrano Berges, donde la habíamos comenzado, con las siguientes consideraciones.

En los barrios de Zaragoza se han dedicado once calles a maestras de escuelas unitarias. A unas maestras que además de enseñar a las niñas, prepararon a muchas jóvenes para que salieran a estudiar y animaron la vida cultural de los barrios.

En el centro de la ciudad no se han dedicado calles a las maestras, porque desde que en 1913 comenzaron a desaparecer las escuelas unitarias, las maestras pasaron a formar parte de los claustros de los grupos graduados, su función social cambió y perdieron el protagonismo.

Hasta 1914 las escuelas unitarias llevaban el nombre de la calle en la que se ubicaban. Pero ese año comenzó la costumbre de dar un nombre propio a los grupos escolares. Y se eligieron nombres de maestros famosos, como Marcelino Lopez Ornat o Cándido Domingo.  Otras veces se prefirió el nombre de algún personaje célebre, como Gascón y Marín.

Al lo largo de cien años, solo seis maestras, todas directoras, han merecido el nombre de un grupo escolar. Andresa Recarte Amezqueta, Eulogia Lafuente Querejeta, María Díaz Lizardi, Rosa Arjó Pérez, Ana Mayayo Salvo y Gloria Arenillas Galán. A ellas se suma desde este año Patrocinio Ojuel Pellejero.

Todas se merecen que hablemos de ellas con más detenimiento en una nueva ocasión.

Carmen Romeo Pemán

Enlace para entrar al capítulo «Las primeras maestras» de la serie «La primera mujer» en TVA.

http://alacarta.aragontelevision.es/programas/la-primera-mujer/cap-6-mujeres-maestras-14072019-1311

 

Un callejero con brecha de género. Segunda edición de La Zaragoza de las mujeres

¿Qué mujeres están representadas en las placas de nuestras calles? ¿Desde cuándo existe la costumbre de bautizarlas con nombres propios? ¿Quién era Teresa Gil, la primera de la que tenemos noticia? ¿Y Desideria Giménez, una de las últimas ¿Cuándo entraron las primeras heroínas de los Sitios? ¿Por qué hay tantas placas de joteras, santas y advocaciones marianas? ¿Por qué se concentran escritoras y feministas contemporáneas en una zona del barrio del Actur? ¿Quién apadrina los nombres? ¿Qué papel desempeñan los equipos de gobierno de los Ayuntamientos? ¿Cuál es la historia de cada una de nuestras calles?

Las autoras, cinco amigas y compañeras que llevábamos mucho  tiempo trabajado juntas en temas de mujeres, nos habíamos hecho este tipo de preguntas. Precisamente, el libro que hoy os traigo se originó cuando intentamos dar respuesta a muchos de estos interrogantes. Comenzamos poco a poco, por curiosidad, y acabamos con un trabajo al que le hemos dedicado muchas horas de investigación.

¿Qué es La Zaragoza de las mujeres?

Un estudio en el que intentamos dar a conocer la historia del urbanismo de Zaragoza desde la perspectiva de género.

En el año 2016, le dediqué un artículo en el que analizaba con detenimiento el contenido del libro. Hoy, con motivo de la segunda edición, vuelvo a dar vueltas y a pasear por la Zaragoza de las mujeres.

Aguadoras

Fuente de las aguadoras, de Luisa Granero (1980), a la entrada del barrio de Las Fuentes.

¿Por qué hemos hecho una segunda edición?

Por el gran éxito de la primera, que se agotó antes de un año, y porque estábamos interesadas en dar cuenta de cómo ha evolucionado la presencia de las mujeres en la ciudad en estos ocho años. Gracias al empuje de la primera edición Enriqueta Castejón, la farmacéutica del Paso de la Independencia, ha conquistado una placa.

Con esta segunda edición actualizamos la del 2010 y colaboramos con el II Plan de Igualdad de la ciudad de Zaragoza 2018-2021 que pretende hacer visible la imagen pública de las mujeres, en este caso, a través de la denominación de las calles.

Además, este callejero ve a Zaragoza como una Ciudad Educadora, tal y como la ha concebido una reciente iniciativa de la Concejalía de Educación e Inclusión. Es decir,  consideramos los espacios públicos como recursos pedagógicos privilegiados. Y serán actividades importantes pasear por las calles con nombres de mujeres y descubrir los referentes femeninos que salen a nuestro encuentro: edificios, esculturas, murales, parques, zonas de juegos, entre otros.

Del 2010 al 2018

Esta segunda edición es una radiografía de cómo hemos seguido conquistando espacios públicos en los últimos ocho años.

Desde el año 2010, el número de calles con nombres femeninos ha aumentado en un 35%. Hemos pasado de 170 a 229. No obstante, en Zaragoza, como en todas las ciudades españolas y europeas, sigue existiendo una brecha de género. De las 3.230 calles registradas oficialmente, 1.463 llevan nombre de personas concretas y, de estas, 1.234 tienen nombre de varón, un 84%, y 229 de mujer, es decir, un 16%. Y, de estas, 41 son santas. Los otros topónimos femeninos que recogemos en el libro se refieren a oficios, como la Pastora, a nombres mitológicos, como las Pléyades, y a monasterios y advocaciones de la Virgen. Entre estos últimos se llevan la palma los referidos a la Virgen del Pilar. Y son muy interesantes los que se fundaron en la Edad Media.

Nuestros deseos

Con esta publicación queremos rendir, de nuevo, un homenaje a las mujeres que han sido protagonistas y reclamar un espacio para las que aún pueden serlo. Queremos recuperar la memoria de las menos conocidas y reivindicar a las que brillaron en su día para que no se vuelvan invisibles con el paso del tiempo, como le ocurrió a Teresa Gil, una dama importante del siglo XV cuya biografía ha sido irrecuperable.

¿Por qué La Zaragoza de las mujeres?

El título es un guiño a la Ciudad de las damas de Cristina de Pizan, escritora del siglo XV. Y el libro un exhaustivo trabajo de recopilación e investigación sobre nuestra ciudad. En sus 207 páginas, recogemos todas las calles que llevan nombre de mujer, incluidas algunas de las que lo llevaron y que hoy han desaparecido. Un caso ilustrativo es el de la Baronesa de Purroy, cuya calle desapareció. Después le dedicaron una al Barón de Purroy, que fue barón consorte.

Damos a conocer las biografías de todas estas mujeres y el contexto en el que fueron propuestas. Y, a partir de ese contexto, hacemos un estudio detallado del urbanismo y de la historia social de la ciudad.

Ayuda de navegantes

Dorotea _Arnal

El libro es como un puzle en el que sus partes se complementan. Una vez que las hemos ajustado cobra más sentido la totalidad. Las más relevantes son la introducción teórica, las biografías y los cinco apéndices.

Introducción. Nos planteamos el significado de los topónimos y el contexto histórico de las calles. Vemos como ha crecido el entramado urbano y cómo han ido entrando las mujeres en los callejeros desde la Edad Media.

Las biografías y la explicación de todos los nombres de mujeres que aparecen en alguna placa están concebidas como el núcleo del libro. Entre todas forman un auténtico diccionario enciclopédico de las mujeres que pueblan las calles de Zaragoza. Algunas de ellas, como María Zambrano, Flora Tristán o Emmeline Pankhurst, por su talla, son también moradoras de otras ciudades españolas y europeas. En cambio, Agustina Rodríguez, maestra del barrio de Santa Isabel, Dorotea Arnal, comadrona de Casetas y Aurora Tarragual, una jotera natural de Luesia, son figuras locales muy entrañables.

Cada biografía acaba con una reseña de la historia de la calle. De esta manera, la peripecia vital de las mujeres se completa con una historia urbana de la ciudad.

Por ejemplo, el antiguo Camino de las Alcachoferas en 1935 pasó a llamarse calle del alcalde Enrique Armisén Berasategui y desde 1957 de Millán Astray. En 1979, siendo alcalde de Zaragoza Ramón Sainz de Varanda, se convirtió en calle de María Moliner. También están dedicados a María Moliner un Instituto de Educación Secundaria en el Barrio Oliver y dos bibliotecas de Zaragoza: la del Campus de San Francisco y la del Ayuntamiento, en la plaza de San Agustín.

Apéndices. Cada uno de los cinco apéndices cumple una función diferente.

  1. Lista de las calles desaparecidas y de las reubicadas.
  2. Lista de calles por la fecha de entrada en los callejeros.
  3. Calles por distritos urbanos, con localización en los planos.
  4. Calles dedicadas a mujeres concretas, clasificadas por la época histórica en la que vivieron, por sus profesiones y por sus actividades.
  5. Un nomenclátor con todos los topónimos por orden alfabético.

Con estos cinco apartados, hemos pretendido hacer una radiografía, clara y sencilla, de cómo se han ido asomando las mujeres a las calles de Zaragoza. Una ojeada rápida nos permite ver que hay más nombres femeninos en los barrios que en el centro de la ciudad. O que en los barrios rurales hay muchas calles dedicadas a profesionales, especialmente a las maestras, reivindicadas por sus vecinos.

Para terminar

Os propongo un juego, una especie de yinkana en clave femenina por los distritos que aparecen en los apéndices.

Las Fuentes.1

Abrid el libro por uno al azar. A mí me ha salido el de Las Fuentes. Me siento en la fuente de las Aguadoras que da nombre al barrio. Enciendo el móvil, intento averiguar en internet algo sobre las esculturas que adornan la fuente, pero no encuentro casi nada. Bebo un trago de agua y comienzo caminar buscando referencias a mujeres: nombres de calles y edificios, esculturas que representen a mujeres o que hayan sido hechas por ellas. Me detengo en los espacios abiertos y me imagino cómo fue el vivir cotidiano en el pasado. Cuando estoy a punto de terminar, me asaltan muchas dudas y reflexiones sobre cómo condicionaba nuestras vidas el urbanismo.

Si os ha gustado, podéis continuar con el juego en los catorce distritos restantes. Cada día con uno. Y cuando lleguéis a casa, os podéis informar un poco más. Por ejemplo, os podéis sentar delante del ordenador y consultar los datos que os hayan quedado pendientes.

A partir de este callejero hemos profundizado en la presencia de las mujeres en nuestra ciudad. Ya nos hemos paseado por los distritos y hemos hecho varias yinkanas. Ya nos ha picado el gusanillo y hemos sentido la necesidad de hablar de nuestros paseos por la Zaragoza de las mujeres. Y de esos paseos y esa necesidad ha nacido el germen de una nueva publicación que pronto verá la luz: Los paseos por la Zaragoza de las mujeres.

Es que la historia de las mujeres está en mantillas. Basta con tirar el ovillo y, de forma natural, se va desenredando.

Ficha técnica

Callejero. Color

Carmen Romeo Pemán (dir.), Gloria Álvarez Roche, Cristina Baselga Mantecón, Concha Gaudó Gaudó, Inocencia Torres Martínez (2018): La Zaragoza de las mujeres. Callejero. Edita: Ayuntamiento de Zaragoza.

Fotos y maquetación: Aurora Verón.

Disponible en: http://www.zaragoza.es/contenidos/sectores/mujer/callejero-mujeres18.pdf

Otras fuentes

Carmen Romeo Pemán (2009): La Zaragoza de las mujeres. La conquista del espacio público. Edita: Instituto Goya de Zaragoza. Disponible en: https://issuu.com/instituto_goya/docs/prueba_publicacion_8-3

Carmen Romeo Pemán (dir), Gloria Álvarez Roche, Cristina Baselga Mantecón y Concha Gaudó (2010): Callejero. La Zaragoza de las mujeres. Edita: Ayuntamiento de Zaragoza. Disponible en: https://www.zaragoza.es/contenidos/mujer/callejero_mujeres.pdf

Carmen Romeo Pemán (2016): La Zaragoza de las mujeres. Edita: Letras desde Mocade. Disponible en: https://letrasdesdemocade.com/2016/09/19/la-zaragoza-de-las-mujeres

Carmen Romeo Pemán

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14 de febrero de 2019. En biblioteca del Centro Cívico de Santa Isabel. Concha Gaudó, Inocencia Torres y Carmen Romeo, hablando con Pilar Almenar, una de las mujeres de nuestro callejero, nacida en Santa Isabel, discípula de Agustina Rodríguez, que también tiene dedicada una calle.

Profesoras aragonesas en un callejero paritario

En el año 1948 Agustina Rodríguez obtuvo el traslado al barrio zaragozano de Santa Isabel. Cuando llegó no tenía local para dar clases ni tampoco vivienda. Construyó, con su marido, una casa escuela y la alquiló al Ayuntamiento. Dedicaron la planta baja a vivienda y usaron la primera como aula. Agustina es un ejemplo más de los muchos maestros que dejaron lo mejor de sus vidas enseñando a los niños, aunque para ello tuvieran que realizar actos heroicos que, en principio, nada tenían que ver con su profesión.

Agustina Rodríguez, diez maestras más, dos profesoras de instituto y tres de universidad, se han ganado a pulso estar en el callejero de Zaragoza. Las dieciséis han sido unas campeonas. O mejor dicho, unas heroínas, por aquello de que en el Callejero de 1863 se honraba, con nombres y apellidos, a las primeras “Heroínas de los Sitios”: mujeres que defendieron la ciudad de los ataques de los franceses en los dos sitios que sufrió Zaragoza durante la Guerra de la Independencia.

Estas dieciséis profesoras han entrado tarde, muy tarde, más de cien años después que las heroínas. Casi todas están en los barrios rurales, donde más se reconoció la labor de alfabetización.

En 1983: Manolita Marco y Pilar Figueras, dos maestras carismáticas del barrio de Juslibol, fueron las primeras.

En 1997: Matilde Sangüesa, la maestra del Arrabal. Y dos del barrio de Santa Isabel: Agustina Rodríguez, maestra, y Pilar Lapuente, profesora universitaria.

En 1999: Águeda Centenera, maestra de Garrapinillos.

En 2006: Pilar Cuartero, maestra, y Joaquina Zamora, profesora de instituto, en el Actur. Avelina Tovar, maestra, en Santa Isabel.

En 2007: Angela López, profesora universitaria, en el distrito de su Universidad.

En 2009: María Teresa Giral, maestra de Montañana, y María Sánchez Arbós, maestra, en un camino que lleva a Juslibol. Ese mismo año se cambió el nombre de una calle del Picarral por el de Sara Maynar, profesora de instituto.

En 2010: María Pilar Almenar, María Pilar Gea, maestras, en Movera.

En 2011: María Jesús Ibáñez, profesora universitaria, en unos jardines de la zona de la Expo.

ONCE MAESTRAS

Marco Monge, Doña Manolita. (Morata de Jiloca, 1906-Zaragoza, 1994). Era la mayor de los cuatro hijos de Florencio Marco y Petra Monje. Estudió Magisterio en el Colegio de Santa Ana de Zaragoza y comenzó su carrera profesional en Caspe. Desde los veintiún años hasta casi su jubilación estuvo de maestra en Juslibol, en la escuela “Juan Enrique Iranzo”. Alfabetizó a tres generaciones, realizó una gran labor social y dejó una profunda huella entre sus alumnas y en el barrio. Tres años antes de jubilarse se trasladó al grupo escolar “Santo Domingo”, en la calle Predicadores. En 1983 el Ayuntamiento le dedicó una de las calles más céntricas del barrio de Juslibol, que había sido solicitada por los vecinos para conservar su memoria.

Marco Monge. Lápida. Recortada

Detalle de la tumba de doña Manolita en el cementerio de Torrero de Zaragoza

Figueras Talamas, Pilar. (Zaragoza, 1908-1997). Era la segunda de los cuatro hijos de Domingo Figueras y de Lorenza Talamas. En 1930 acabó Magisterio en Zaragoza. Ejerció en Villanueva de Gállego, Lobera de Onsella, Letux y Alagón. En 1975 se jubiló en el grupo “Juan Enrique Iranzo” de Juslibol, donde había sido maestra y directora. En 1983 el Ayuntamiento le dedicó una calle que había sido solicitada por los vecinos para mantener vivo su recuerdo.

Centenera Gómez, Águeda. (Alovera, Guadalajara, 1902-Zaragoza, 1992). Estudió en Zaragoza, donde vivía con sus tíos: el canónigo Rafael Centenera y su hermana Isabel. Se casó con un empleado de la Confederación Hidrográfica del Ebro. En 1999, los vecinos de Garrapinillos le concedieron una calle para recordar su dedicación a las gentes del barrio.

Rodríguez Rodríguez, Agustina. (Quintana de Sanabria, Zamora, 1915-Barcelona, 2008). Hija Francisco y Encarnación, labradores, estudió magisterio en Zamora. Comenzó haciendo una sustitución en San Román de Sanabria, pero su vida profesional estuvo ligada a Aragón. Sus destinos fueron: Espés Alto, entonces conoció a su futuro marido, Alfredo Ruiz, también maestro, Riglos, Cerveruela, Peraltilla y el barrio de Santa Isabel de Zaragoza, donde estuvo en una escuela mixta con más de sesenta y tres alumnos desde 1948 hasta su jubilación en 1980. Daba repasos y clases de adultos. También preparaba a los alumnos que querían estudiar bachillerato y realizó muchas actividades culturales. A sus ochenta años escribió en ordenador unas memorias en las que da una visión del importante papel de la mujer y de las duras condiciones de vida en el primer cuarto del siglo XX. Pasó de ser una niña que estudiaba con candil a usar tecnologías modernas. Unos días antes de su muerte  se comunicaba por e-mail con sus antiguas alumnas. En 1997 la Comisión de Cultura del barrio de Santa Isabel propuso su nombre para una calle, por su gran labor pedagógica y social.

Sangüesa Castañosa, Matilde. (Zaragoza, 1910-1996). Conocida como la maestra del Arrabal. Pasó su infancia en Jaca y estudió Magisterio en Huesca. Fundó y dirigió su propia escuela privada, “Santa Teresita”, en la plaza de san Gregorio. Según uno de sus antiguos alumnos: “La escuela particular de doña Matilde fue muy popular en el barrio y, además, contó con muchos alumnos que venían desde otras partes de la ciudad. Comenzó a dar clases en su propia casa en tiempos de la guerra. Según la edad, cobraba 3 ó 5 pesetas mensuales. Cada alumno se llevaba su silla. Daban clase con ella dos maestras, también muy populares, Presentación Lanaspa y Pilarín Tovar”. En 1997, a título póstumo y gracias a las gestiones de sus ex-alumnos, se le concedió la medalla de Santa Isabel de Portugal y se puso su nombre a una calle del barrio, justo al lado de la Estación del Norte donde había trabajado su padre como ferroviario.

Cuartero Molinero, Pilar. (Tarazona, 1906-Zaragoza, 1995). Estudió Bachillerato y Magisterio en Zaragoza. En 1929 comenzó a dar clases en su domicilio y, dada la afluencia de alumnos, abrió un colegio privado. En el curso 1932-33 fundó el Colegio Femenino de la Sagrada Familia. Ese mismo año su tío, el sacerdote Salvador Labastida Povar, fundó el Colegio Central-Masculino. El colegio de la Sagrada Familia nació como un centro de preparación para la Escuela de Comercio, Bachillerato, Magisterio y la Academia General Militar. Estuvo ubicado, sucesivamente, en la calle Cuatro de Agosto, Casa Jiménez, Independencia, Sagasta y Bruno Solano. Después tuvo otros emplazamientos y actualmente está en la orilla del Canal Imperial. Pilar Cuartero recibió la Cruz de Alfonso X el Sabio. El año 2006, el Ayuntamiento le dedicó un andador en el barrio del Actur.

Tovar y Andrade, Avelina. (Pontevedra, 1878-Huesca, 1973). Maestra, catedrática y directora de la Escuela Normal de Huesca. Se casó con Miguel Sánchez de Castro, periodista, maestro y profesor de la Normal. Los dos estuvieron ligados a la Institución Libre de Enseñanza. Acabó los estudios de Magisterio en 1901, y opositó a párvulos. Hasta 1906 ejerció de maestra en Galicia. En 1909, ingresó en el cuerpo de Profesoras Numerarias de Escuelas Normales en Castellón. En 1912 obtuvo una comisión de servicios, cuando la Escuela Normal Femenina de Huesca se trasladó de edificio. En 1915 estuvo en Segovia, de 1916 a 1929 de nuevo en Huesca, de 1929 a 1936 en Zaragoza y, finalmente, otra vez en Huesca hasta 1949, cuando se jubiló como catedrática de Geografía e Historia. Además, como diplomada en sordomudos y ciegos, trabajó con el Colegio de Madrid. Por su labor y por su dedicación al magisterio aragonés fue condecorada con el Lazo de la Cruz Roja y con la Encomienda de la Orden de Alfonso X el Sabio. Desde el año 2006 tiene dedicada una calle en el barrio de Santa Isabel

Giral Pérez, María Teresa. (Burgasé: Huesca, 1907-Barrio de Montañana, Zaragoza, 2003). El curso 1933-1934 estuvo en Ansó (Huesca). En 1934 fue destinada a Montañana donde ejerció hasta 1968. Ese año se trasladó Colegio Público “María Díaz” donde permaneció hasta su jubilación en 1973. Se casó con Lorenzo Oro, maestro del grupo “Venta del Olivar”. Tuvieron dos hijos: Luis Antonio, destacado científico aragonés a quien el Ayuntamiento le concedió la Medalla de Oro (2007) y le dedicó una calle (2009); y Luis Lorenzo, director de colegio “Tío Jorge”. El año 2009 los vecinos del barrio de Montañana quisieron honrar su memoria con el nombre de una de sus calles.

Sánchez Arbós, María. (Huesca, 1889-Madrid, 1976). Estudió Magisterio y Filosofía y Letras. Estuvo muy ligada a la Institución Libre de Enseñanza, colaboró con Menéndez Pidal y asistió a las clases que impartía María Goyri. En 1926 tomó posesión como profesora de la Escuela Normal de Huesca, puesto que abandonó en 1928 para volver a Madrid, donde aprobó unas oposiciones a la dirección de Grupos Escolares. Al final de la guerra fue encarcelada en Ventas, cárcel que dirigía con mano de hierro Carmen Castro, que había sido su alumna en la Escuela Normal de Huesca. Allí coincidió con el fusilamiento de “las trece rosas”, un grupo de trece jóvenes, entre los 18 y 29 años, la mayoría de ellas afiliadas a las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU). El 5 de agosto de 1939, las jóvenes fueron fusiladas en Madrid por el régimen franquista, acusadas de adhesión a la rebelión. Hoy su nombre preside una glorieta de un parque de Zaragoza. María fue excarcelada en diciembre de 1939. Dos años después fue absuelta por un tribunal militar, pero expulsada del Magisterio, aunque fue rehabilitada en 1952. El año 2009, su nombre sustituyó al del General Varela en una calle que comienza en el camino de Juslibol.

Almenar Bases, María Pilar. (Barrio de Santa Isabel, Zaragoza, 1953). Esta hija de Alejandro y Rosario, conocidos agricultores del barrio, fue alumna de Agustina Rodríguez, que desde 1997 también tiene dedicada una calle en el barrio. Después de los primeros destinos, desde 1982 hasta su jubilación, estuvo en Movera. Veinticinco años en el grupo “Pedro Orós”, cuyo huerto lleva su nombre, y después en “El Espartidero”, donde se jubiló el año 2013. Se especializó en Preescolar y realizó abundantes trabajos de Educación Infantil con María Pilar Gea García. El año 2010, a propuesta de los vecinos, la Alcaldía de Movera solicitó al Ayuntamiento de Zaragoza que dedicara sendas calles a dos de sus maestras: a María Pilar Almenar Bases y a María Pilar Gea García.

Gea García, María Pilar. (Zaragoza, 1953). Pasó su infancia en Ariño (Teruel) donde su madre, Isabel, era maestra y su padre, Aurelio, trabajaba de carpintero en SAMCA. Ejerció en varios pueblos de Teruel y obtuvo destino definitivo en la Escuela Mixta de Ariño. Desde 1978 hasta 2011, estuvo en Movera, en la escuela “Pedro Orós” de la que su marido, José Manuel Ontoria fue director veinticinco años. Una de sus hijas, María Pilar, estuvo de maestra de Ariño, como su madre y su abuela. La otra, Ana Isabel, es veterinaria. La ilusión por la enseñanza que María Pilar recibió de su madre la llevó a una entrega completa a sus alumnos. Se especializó en Preescolar y trabajó principalmente en Primer Ciclo de Primaria. Realizó actividades conjuntas con María Pilar Almenar Bases de Educación Infantil. El año 2010 se dio su nombre a una calle del barrio de Movera.

DOS PROFESORAS DE INSTITUTO

Zamora Sarrate, Joaquina. (Zaragoza, 1898-1999). Fue profesora de dibujo en el Instituto de Enseñanza Media de Zaragoza (1930), en la Escuela Superior de San Fernando (1931), en el colegio “Jesús y María” (1934-36), en Calatayud (1938) y en Tarazona (1950). En 1960 aprobó las oposiciones a cátedras de institutos técnicos. Estudió dibujo y pintura con Enrique Gregorio Rocasolano y se especializó en paisajes, bodegones y retratos. En 1924 obtuvo una beca de pintura de la Diputación Provincial de Zaragoza para estudiar en la Escuela Superior de Pintura, Escultura y Grabado de San Fernando en Madrid. En 1919 participó en una exposición colectiva y en 1933 realizó su primera individual. En 1943 recibió el Primer Premio del Ayuntamiento de Zaragoza en la exposición-concurso “Rincones y jardines” y en 1944 el Primer Premio de la Real Academia de Nobles y Bellas Artes de San Luis de Zaragoza. En 1963 fue nombrada consejera del Centro de Estudios Turiasonenses. Desde el año 2006 tiene dedicada una calle en el Actur.

Sara Maynar

Sara Maynar, profesora del Instituto de Alcañiz

Maynar Escanilla, Sara. (Zaragoza, 1906-Burbáguena, Teruel, 1986). Fue la primera abogada de Zaragoza, una de las primeras de España y del mundo. Sara, una chica muy brillante, era la mayor de los cinco hijos de Manuel, un famoso abogado, y de Pilar. Estudió bachillerato en el Instituto Goya, se licenció en Derecho y en Filosofía y Letras en Zaragoza. En 1930 comenzó a trabajar de abogada civilista en Zaragoza. Al acabar la Guerra Civil ejerció como profesora de Griego y de Lengua en los Institutos de Calatayud, Teruel y Alcañiz. Fue la primera directora del Instituto de Alcañiz y sirvió de modelo a las profesoras posteriores: después de ella hubo cuatro directoras en ese instituto. Cuando se jubiló, acabó su etapa de concejala del Ayuntamiento de Alcañiz y pasó unos años en Zaragoza. Al final de su vida vivió en Burbáguena con su hermana Raquel en el convento de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana. El año 2009 la calle del Picarral que se llamaba Crucero de Baleares pasó a denominarse Sara Maynar.

TRES PROFESORAS DE UNIVERSIDAD

María Jesús IbáñezIbáñez Marcellán, María Jesús (Ateca, 1941-Zaragoza, 1985) Catedrática de Geografía Física de la Universidad de Zaragoza. Su temprana muerte truncó una brillante carrera docente e investigadora. En 1960 estudio el bachillerato en el Colegio de Santa Ana y Filosofía y Letras en la facultad de Zaragoza. Completó su formación en varias universidades europeas. En 1984 obtuvo la cátedra de Geografía General Física de Zaragoza, donde desarrolló toda su labor docente. Sus trabajos de investigación son un referente en el campo de la Geomorfología y la época Cuaternaria. En 1991 la Asociación Española para Estudios del Cuaternario y la Asociación Española de Geomorfología crearon el premio M. ª Jesús Ibáñez para tesis doctorales sobre dichos temas. Desde el año 2011 lleva su nombre un jardín acuático entre el puente del Tercer Milenio y el Pabellón Puente.

Pilar Lapuente

Pilar Lapuente, profesora de Geológicas

Lapuente Mercadal, Pilar. (Zaragoza, 1959). Desde 1999 es Profesora Titular de Petrología y Geoquímica- Ha publicado numerosas obras y artículos científicos y tiene un reconocido prestigio nacional e internacional. Su infancia y juventud transcurrieron en el seno de una familia (“la de los esquiladores”) asentada en el entonces barrio rural de Santa Isabel. Estudió Geología en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Zaragoza y se doctoró en 1991. Disfrutó de una Beca Posdoctoral en diversas universidades de Inglaterra donde tuvo la oportunidad de especializarse en el campo de la Mineralogía y Geoquímica aplicadas al estudio del Patrimonio Histórico y Arqueológico. En Junio de 1994, presentó, en la XIV Sesión Científica de la Sociedad Española de Mineralogía, el trabajo “Estudio mineralógico y textural de ladrillos de tres monumentos mudéjares de Calatayud (Zaragoza)”, financiado por la Institución Fernando El Católico de la Diputación de Zaragoza. Por este estudio, desarrollado en la Universidad de Oxford con técnicas de datación por termoluminiscencia, le fue concedido el premio “Medalla Jóvenes investigadores” de la Sociedad Española de Mineralogía, como reconocimiento y estímulo por su aportación en el campo de la Mineralogía Aplicada. La divulgación del premio por los medios de comunicación locales motivó que en 1997 la Comisión de Cultura de Santa Isabel propusiera que le fuese concedido su nombre a una calle.

López Jiménez, Ángela. (Pamplona, 1945-Zaragoza, 2007). Profesora de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de Zaragoza, socióloga y feminista, Presidenta del Consejo Económico y Social de Aragón, miembro del Comité Internacional de Expertos para asesorar al Ayuntamiento en materia de innovación urbana y desarrollo de la sociedad de la información. Era licenciada en Sociología Urbana y del Desarrollo por la Universidad Católica de Lovaina y doctora en Sociología por la Universidad Complutense de Madrid. Realizó numerosas publicaciones, entre otras: Zaragoza ciudad hablada, Memoria colectiva de las mujeres y los hombres, Arte y parte: jóvenes, cultura y compromiso. Presidió el club de opinión de mujeres La Sabina, perteneció al SIEM (Seminario Interdisciplinar de Estudios de la Mujer de la Universidad de Zaragoza). Desde el año 2007 tiene dedicada una calle en el distrito de la Universidad.

Para terminar

En realidad, lo de un callejero paritario es un poco irónico. Más que una consecución es una aspiración. En la preparación de la segunda edición de La Zaragoza de las mujeres. Callejero, las autoras hemos constatado que los datos no son alentadores.

De las 3.230 calles de nuestra ciudad, 1.234 llevan nombres propios de varón y sólo 189 están dedicadas a mujeres de carne y hueso. Además, hay 40 dedicadas a santas y 142 a otro tipo de mujeres: reinas, princesas, nombres de películas, cuadros de Goya… Si este es el resultado de una ciudad que ha apostado por la presencia de las mujeres, ¿qué pasará en otras ciudades?

La presencia de estas profesoras nos suscita los nombres de otras muchas que también tuvieron, y tienen, méritos para dar nombre a una calle. Me gustaría que este artículo os sirviera de acicate. Que os animarais a buscar nombres de mujeres con méritos suficientes para denominar las calles de vuestras ciudades y que los propusierais a los ayuntamientos. La conquista de las placas de los espacios públicos es todavía una de nuestras asignaturas pendientes.

Carmen Romeo Pemán

Fuente documental. Romeo Pemán, Carmen (dir), Álvarez Roche, Gloria, Baselga Mantecón, Cristina, Gaudó Gaudó, Concha (2011): Callejero. La Zaragoza de las mujeres. Ayuntamiento de Zaragoza.

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Imagen principal. Agustina Rodríguez, del archivo de la familia Ruiz-Rodríguez.