Valiente iniciativa de María Isabel Covaleda
Hoy me gustaría compartir con ustedes mi reflexión sobre una nueva forma de protesta de las mujeres colombianas contra la violencia de género. Se trata de representar el vacío que deja la ausencia de las mujeres en sus lugares de trabajo, en sus hogares y hasta en las redes sociales. ¿Qué pasaría si un día las mujeres del país desaparecieran súbitamente? Pero antes, expondré algunos hechos que han conducido a esta iniciativa.
El día 25 de noviembre de 1.960, Minerva, María Teresa y Patria Mirabal, tres hermanas dominicanas a quienes llamaban Las Mariposas, le hicieron frente a la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo y fueron brutalmente asesinadas. Desde 1.981, los movimientos feministas eligieron la fecha de su asesinato para conmemorar el día contra la violencia de género. En 1.999 la ONU se sumó a esta decisión y declaró el 25 de noviembre “Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer”.
En Colombia, las cifras de violencia contra la mujer son alarmantes. Cada cuatro días una mujer pierde la vida a manos de su pareja. En el año 2.015, se presentaron 16.000 denuncias por violencia sexual y 1.007 mujeres fueron asesinadas. Según el departamento de Medicina Legal, cada trece minutos una mujer sufre algún tipo de agresión y el Gobierno sigue sin movilizarse con efectividad. Las barreras institucionales, sociales y familiares hacen impensable poner una denuncia. Las víctimas llegan a sentirse como delincuentes y, la falta de eficacia de las autoridades las hace temer por sus vidas. Hay agresores que a los tres días ya están libres, mientras las heridas físicas demoran semanas en sanar y las sicológicas duran años en desaparecer.
En Latinoamérica se realizan varias campañas para sensibilizar y concienciar de este problema a las personas de todo el mundo. Pero no resultan muy eficaces, por varias razones. Entre otras, porque las formas de protesta se han vuelto reiterativas y poco significativas. Está claro que las mujeres necesitamos echarle imaginación. Y esto es lo que ha hecho una valiente mujer colombiana.
Este año, María Isabel Covaleda, que había sido agredida por su ex novio, tuvo una genial iniciativa que formuló así: “25/11 el día que Colombia se quedará sin mujeres”. El coraje de María Isabel me ha hecho pensar en el papel que tiene la mujer en el mundo. ¿Cómo sería el mundo sin mujeres? Siempre he creído que tanto los hombres como las mujeres tenemos un papel importante. Considero que formamos un equipo perfecto y que la humanidad no existiría si uno de los dos géneros no estuviera dentro de la ecuación.
El problema se presenta cuando los hombres, dotados de una genética que los hace físicamente más fuertes, abusan de su condición para someter a las mujeres y para conseguir que nos sintamos inferiores. Quizás, ya no somos victimas de un machismo desmedido como el que vivieron otras generaciones, que asumieron con orgullo el papel de sumisas amas de casa, madres ejemplares y excelentes cocineras. Seguían al pie de la letra el “Manual de la buena esposa”. Hago énfasis en que cumplían sus labores domésticas con orgullo, porque se sentían realizadas con ese modelo de mujer ideal. Pero, ¡cuántas relegaron sus sueños y abandonaron su realización personal para que su marido fuera un profesional destacado y un hombre importante en la sociedad! Todavía hoy, muchas mujeres, que ocupan cargos importantes, algunas hasta han llegado a gobernar países, y ganan cuantiosas sumas de dinero, tienen que vivir una vida llena de sacrificios para conseguir estar al mismo nivel que un hombre.
Cuando empecé a leer el caso de María Isabel Covaleda, pensé con gran ingenuidad: “¿Cómo puede permitir una mujer que un hombre la maltrate física y sicológicamente?” Me sentí muy osada y me dije: “La mujer que se deja tratar de esa manera es una pendeja”. Pero, a medida que avanzaba en la lectura, me iba dando cuenta de que había adoptado una postura sesgada.
Después de acabar de leer la propuesta y de recabar más información en otros medios, puedo afirmar, sin miedo a ser parcial, que existen muchas razones para que una mujer sea victima de maltrato y decida aguantar los golpes en silencio. Algunas lo hacen para proteger a su familia y otras por simples razones económicas. Esta postura de sumisión la consigue el agresor con el excelente trabajo de hacerles sentir que no valen nada y que sin él su vida sería mucho más miserable. A todo lo anterior hay que sumar la negligencia del sistema de Colombia, que no reacciona de manera inmediata para proteger a las mujeres. Ahora, ya no las culpo por aguantar los abusos, no ven otra salida.
María Isabel Covaleda afirma que el silencio perpetúa la violencia y hace un llamado a todas las mujeres que han sufrido alguna agresión para que denuncien a sus agresores. Y estoy de acuerdo con ella. Porque, si el sistema sigue ataviado de eunucos morales, que no sea porque las mujeres nos quedemos calladas.
Cuando le preguntas a un hombre: “¿Qué sería de este mundo sin las mujeres?” De forma casi automática te contesta: “Un caos. Seria imposible vivir sin ellas”. Pero, a pesar de esta afirmación tan rotunda, son capaces de maltratarlas y de hacerlas sentir que no valen nada. Hay una gran distancia entre esa afirmación protectora y la forma despiadada de actuar de muchos hombres. Por ejemplo, tenemos al típico macho que llega a la casa y le grita a su mujer para que le sirva la cena. ¡Cómo si con los gritos pudiera acelerar el proceso o dar un sabor especial a la comida!
Es un hecho comprobado que estos típicos machos no pueden vivir sin nosotras, pero porque necesitan una persona que los sirva y los atienda. Necesitan una mujer que les planche la camisa y les hinche el ego hasta explotar. No me gusta sentir que mi papel en este mundo es el de preservar la raza humana y, de paso, ser una excelente empleada doméstica. Porque al igual que los hombres, nosotras también somos personas, seres humanos con sueños y aspiraciones y, como ellos, queremos destacar profesionalmente. Tenemos ideas con las que nos gustaría cambiar el mundo y hacer de él un lugar mejor para vivir. Me gusta pensar que este mundo sin nosotras sería un caos. Porque la complejidad de nuestra existencia mantiene en equilibrio todas las cosas buenas de la vida. Y no sólo porque los cacharros sucios se apilen sobre la mesa.
“25/11 el día que Colombia se quedará sin mujeres” busca generar conciencia sobre el maltrato femenino y presionar a las diferentes ramas del poder público para que las penas por agresiones a las mujeres sean sensatas, severas y efectivas. Nos invita a protestar contra la violencia de género representando el vacío que dejamos las mujeres.
Tomé la decisión de hacer una denuncia pública para defender mi vida, la de mi hija y la de las posibles víctimas del mismo agresor y hacer un llamado de atención a la sociedad sobre esta situación que la creemos lejos de nosotros, pero la tenemos en nuestra casa y no nos damos cuenta. María Isabel Covaleda.
Mónica Solano
Imágenes de Alexandra y Colectivo Rompe el silencio