Ya estamos a treinta/ del abril cumplido/ alégrate, dama,/ que mayo ha venido.
- A Pilar Rizo y a sus compañeros.
- A todos mis alumnos de Teruel.
El año 1977 recorrí la Sierra de Albarracín con los alumnos de Segundo de Filología del Colegio Universitario de Teruel. Ese año nos dio por buscar poesía popular. Como hace ya hace más de cuarenta años, recordaré una parte de aquella aventura, la relacionada con el hallazgo de los Mandamientos y Sacramentos de Amor.
Comenzaré por nombrar a mis alumnos, tal y como venían en la lista de clase y en la portada de Los Mayos de la Sierra de Albarracín, un libro que publicamos juntos en 1980.
Carlos Ballester Clavero, María Dolores Blasco Royo, Lourdes Felipe Ardid, María Flores Herrero, Elvira García Royo, Vicenta Gómez Latorre, Miguel Ángel Muñoz Gascón, Javier Picazo Millán y Pilar Rizo Aramburu.
Y ahora los pueblos que recorrimos.
Alba del Campo, Albarracín, Bezas, Bronchales, Calomarde, Frías de Albarracín, Gea de Albarracín, Griegos, Guadalaviar, Monterde, Moscardón, Noguera de Albarracín, Orihuela del Tremedal, Royuela, Saldón, Terriente, Toril, Torres de Albarracín, Tramacastilla, Valdecuenca, Villar del Cobo, Villarejo.
En todos encontramos Mayos: las canciones que se dedicaban a las damas solteras para celebrar la entrada del mes de mayo, un mes que trae promesas de amores. Además, esos cantos que se oían por las calles la noche del treinta de abril eran la cumbre de un ritual folclórico que duraba todo el año. De estos y otros aspectos dimos cuenta en nuestro libro.
Allí explicábamos la complejidad del término mayo en ese contexto. Mayo hacía referencia al mes y al árbol que plantaban los mozos en las plazas de los pueblos. Los mayos eran los mozos que cantaban y los cantos mismos. Las mayas eran las mozas solteras que estaban esperando que la ronda se parara debajo de su ventana. La palabra mayas en otras regiones se utilizaba para los cantos. Los nombres y la forma de desarrollarse la fiesta en Teruel no tienen nada que ver con las cruces de mayo, que se celebra el tres de mayo, ni con las marzas de otras zonas, aunque el significado sea el mismo: exaltar la llegada de la primavera y del amor, un canto a la juventud y al amor.
En algunos pueblos también recogimos albadas y romances. En Tramacastilla unos Mandamientos de Amor y en Saldón unos Sacramentos de Amor. Hoy me centraré en ellos y en algunas anécdotas de nuestras excursiones.
Nosotros escuchamos, grabamos y transcribimos todo lo que nos cantaron las gentes. Después buscamos noticias en los archivos y hallamos versiones escritas de los poemas de Teruel y noticias de los de otras regiones.
En ese nuevo peregrinar por archivos y bibliotecas, encontramos dos textos de Mandamientos y Sacramentos de Amor, que eran dos variantes de lo que nosotros habíamos grabado. Uno, el que en 1878 incorporó Manuel Polo y Peyrolón en su novela Los Mayos. Y otro, el que en 1927 recogió Miguel Arnaudas en su Colección de cantos populares de la provincia de Teruel. Estos dos autores valoraban el género y planteaban hipótesis sobre el origen de estos romances.
Como estábamos muy animados por los hallazgos, deseábamos asistir a la ronda de Albarracín, que comenzaba a las doce de la noche. Pero antes queríamos escuchar los Mandamientos de Tramacastilla y los Sacramentos de Saldón. Es que, como ya no se cantaban, las personas que nos los habían recitado nos prometieron que, si íbamos el día treinta de abril, nos los cantarían como antiguamente se los cantaban a las mayas.
Con los ánimos exaltados, y entonando a voz en grito el Ya estamos a treinta del abril cumplido, alégrate, dama, que mayo ha venido, subimos a Tramacastilla, en el corazón de la Sierra. Allí nos esperaba Samuel Blas, a quien habíamos encuestado unos meses antes. Después de una calurosa acogida nos cantó los Mayos y el romance que los seguía, que comenzaba así:
- De paso en pasito vengo
- acercándome a tu puerta,
- lo que te ruego y suplico
- estés un rato despierta
- Con licencia de la maya,
- y ayuda de compañeros,
- empezaremos cantando
- de la ley los Mandamientos
Después diez cuartetas más, una por cada mandamiento, y entonó la despedida:
- Niña, estos diez mandamientos
- son compuestos para amar.
- Y aunque me cueste la vida,
- contigo me he de casar
De allí nos fuimos a Saldón. Cuando llegamos, se reunieron Fulgencia Brinquis, Matilde Buil, Evaristo Lázaro, Lorenzo Romero y Saturnino Romero y nos cantaron los Mayos. Al terminarlos, se hizo un silencio. Estaban intentando recordar los Sacramentos de Amor. Me pareció que no lo tenían fácil. Entonces escuché algunos comentarios de mis alumnos.
—Oye, Elvira, ¿nos vamos? Es que ya han acabado los Mayos y me parece que no van a seguir —le dijo Pili, que se estaba quedando helada en su silla de ruedas.
—Noooo, aguanta un poco que van a cantar los Sacramentos —le contestó Miguel Ángel, frenando la silla.
—¿Seguro? Mira que hace años que no los cantan —apostilló Vicenta. A lo mejor no se los sabe nadie. Y si perdemos mucho tiempo igual no llegamos a los Mayos de Albarracín.
—No, no, que mi padre me ha dicho que, como allí va mucha gente, ahora comienzan más tarde —contestó Lourdes, haciendo gala de que vivía en Bronchales y conocía bien las costumbres de toda la Comunidad de la Sierra.
Al momento el coro de Saldón se puso de acuerdo y nos dedicó los Sacramentos de Amor.
- Si quieres oír, María,
- los Sacramentos cantar,
- ponte sentada en la almohada
- que los vamos a empezar
Siguieron con siete estrofas y llegaron a la despedida.
- Estos siete Sacramentos,
- solo se parten en dos,
- en querer y que me quieras,
- en servir y amar a Dios.
En cuanto acabaron, les dimos las gracias, aceleramos los coches y llegamos con el tiempo justo a Albarracín. En ese momento estaban echando el Mayo de la Virgen. Nos incorporamos a la ronda y seguimos a los mozos que iban a cantar los Mayos debajo de las ventanas de las mozas.
—¡Oiga, oiga! ¿No van a seguir con los Mandamientos? —le dijo María a uno de los mozos, cuando acabaron de cantar a la primera maya.
—Esos aquí ya no se cantan. —Se rascó la cabeza—. Es que, ¿sabes?, son más antiguos que los Mayos y ya no los recuerdan ni los viejos. Pero todos dicen que antes se nombraban mucho.
—Pues nosotros acabamos de oírlos en Tramacastilla —le contestó María.
—Eso. A lo mejor quedan en algún pueblo más atrasado. Pero ya serán pocos. —Como se había quedado rezagado, aceleró el paso para alcanzar a sus compañeros.
Orígenes
Manuel Polo y Peyrolón consideraba que los Mandamientos y los Sacramentos de Amor eran exclusivos de la Sierra de Albarracín y más antiguos que los Mayos. En cambio, según Arnaudas eran bastante modernos y de reciente importación. Arnaudas notaba que, frente a la gran vitalidad de los Mayos, los Mandamientos y Sacramentos de Amor se estaban perdiendo. De hecho, él solo recogió unos Mandamientos en Torres y otros en Tramacastilla.
Manuel Polo y Peyrolón, escritor costumbrista de tradición romántica, idealizaba los elementos populares y buscaba las raíces en Edad Media, época que tanto cautivó al Romanticismo.
Miguel Arnaudas, sacerdote y profesor de música de la Escuela Normal de Maestros de Zaragoza, aplicó un método comparativo entre los cantos de la Sierra y los de otras partes de Aragón. Y, como acabamos de señalar, llegó a conclusiones muy diferentes.
En otras regiones también se planteó la cuestión de los orígenes y se produjeron unas discusiones interminables, sin ningún resultado concreto.
Y nosotros, con un punto de vista conciliador y ecléctico, los entendemos como manifestaciones de la literatura popular hispánica. Esa literatura que, con frecuencia, ha sobrevivido asociada a ritos folclóricos. Eso nos permite señalar algunos rasgos que los unen con un amplio fondo patrimonial, a la vez que observamos unos elementos nuevos, los que aporta cada comunidad que los conserva.
En este sentido, defendemos con la misma vehemencia la postura de Polo y Peyrolón que la de Arnaudas, porque entendemos que no son antagónicas. Polo y Peyrolón puso el acento en el patrimonio común y Arnaudas en las variantes que los individualizaban y que hacían que cada pueblo los sintiera como suyos.
Canciones populares y tradicionales
Los Mandamientos y Sacramentos de Amor son cantos que pertenecen al género de la llamada poesía popular o tradicional, tal y como la definían Ramón Menéndez Pidal, Manuel Alvar y Margarita Frenk Alatorre, entre otros. Son poemas que pudieron nacer en el pueblo o en la pluma de un autor culto. Pero, lo realmente importante es que después se transmitieron de forma oral. Y en esa transmisión se reelaboraron continuamente. Las reelaboraciones que más huellas dejaron fueron las de las épocas en las que el género estaba de moda, sobre todo en los siglos XV y XIX. Con cada una de ellas van entrando nuevos elementos y nuevas variantes.
Tradición y modernidad
Los pueblos los sentían como algo propio y los ajustaban a sus sentimientos y a sus costumbres. Esa, y no otra, es la razón de la modernización de las letras, junto a la conservación de elementos arcaicos.
Los Mandamientos y Sacramentos de Teruel se incorporaron a la tradición de mayo por razones de supervivencia. Pero son cantos más cercanos a la poesía de los Cancioneros del siglo XV que a los Mayos, que retratan a la mujer con los mismos tópicos que los trovadores provenzales retrataban a las damas que inspiraban sus versos.
El siglo XV y la poesía de los Cancioneros
Con los Cancioneros del siglo XV se puso de moda el Risus Paschalis, un género irreverente que se había hecho muy famoso con los predicadores medievales. El amor carnal invadió los textos religiosos y, como consecuencia, surgieron las parodias que los moralistas calificaron de sacrílegas y escandalosas. Con frecuencia, fueron castigadas por el Santo Oficio.
Si echamos una ojeada a cualquiera de los Cancioneros veremos que proliferaron las misas de amor, los credos de amor, las letanías de amor y los salmos penitenciales amorosos. Y, por supuesto, los mandamientos y sacramentos de amor. También notaremos que eran más irreverentes los textos que se escribían en la corte que las coplas que se cantaban en los pueblos.
Podríamos hacer una larga lista de autores de cancionero que adquirieron gran fama con sus parodias, pero aquí nos limitaremos a los Mandamientos y Sacramentos de Amor de Juan Rodríguez del Padrón, publicados en el Cancionero General de 1511. Su tono contenido y la estructura de los poemas nos parecen más cercanos a los de Teruel que los de otros autores.
Amplia difusión
El musicólogo Eduardo Martínez Torner en sus investigaciones recogió muestras de Mandamientos y Sacramentos de Amor en todos los rincones de la Península y en muchas regiones de América.
En el siglo XVI los Mandamientos y los Sacramentos ya eran una moda popular y viajaron en los Cancioneros que los conquistadores se llevaron a América.
Esta literatura popular influyó en la culta, por ejemplo, Juan Rodríguez del Padrón glosó unos cantos populares. Y, a la vez, con el prestigio de las cortes, la literatura culta llegó a los pueblos, quizá de la mano de algunos clérigos, y pronto incorporó rasgos populares.
Para terminar
Si queremos plantearnos las raíces literarias de estos cantos, tendremos que hablar de una estrecha relación entre la oralidad y la escritura, entre las leyendas y la historia. Y también tendremos que resaltar que la historia de nuestra literatura es la historia de dos tendencias paralelas que se han cruzado y se han condicionado continuamente: la literatura popular y la culta. En unos momentos predominó la influencia de la popular en la culta y, en otros, como en el siglo XV, la culta se impuso a la popular. Y en otros, se mantuvo un equilibrio.
En ese juego de relaciones se fraguaron los Mandamientos y los Sacramentos de Amor de la Sierra de Albarracín. Juan Rodríguez del Padrón partió de una parodia popular y la trató con los rasgos pre barrocos que gustaban en su época. Y, cuando esas parodias cultas llegaron al pueblo, las modificó a su gusto y manera.
Los Mandamientos y Sacramentos populares son muy ortodoxos y no llegan a los excesos de las parodias cultas, en su mayoría obras de clérigos, que se sentían avalados por la tradición del Risus Paschalis.
En estos momentos se está rescatando la tradición de los Mandamientos y Sacramentos de Amor en la Sierra de Albarracín. Con este nuevo acercamiento a lo popular nos volvemos a plantear su origen misterioso, su amplia difusión, sus valores literarios y, ¿por qué no?, la importancia que la literatura y los ritos tienen cuando se quieren apuntalar las raíces de los pueblos.
Estos testimonios literarios, con aromas de leyendas medievales, nos cautivan con su belleza y dan sentido a nuestra historia. Con ellos somos más conscientes de la historia que nos une. Esa historia que nos hace más fuertes como pueblos y como personas.
Fuentes consultadas
ARNAUDAS LARRODÉ, Miguel (1927): Colección de cantos populares de la provincia de Teruel. Edición del Instituto de Estudios Turolenses, 1992.
MATAS VELASCO, Manuel (2014): Los Mandamientos y los Sacramentos. En Patrimonio Cultural Inmaterial de la Sierra de Albarracín (PCISA), una sección del Centro de Estudios de la Comunidad de Albarracín (CECAL). Disponible en: https://pcisa.wordpress.com/2014/02/15/los-mandamientos-del-amor/
POLO Y PEYROLÓN, Manuel (1885): Los Mayos. Novela. Prólogo de Marcelino Menéndez Pelayo, Burgos. Disponible en PCISA para descargar.
RODRÍGUEZ DEL PADRON, Juan (s. XV) Mandamientos y sacramentos de amor. Texto publicado en el Cancionero General, 1511, pp. 82 y siguientes.
ROMEO PEMÁN, Carmen. Artículos y charlas sobre las fiestas de primavera en la Sierra de Albarracín
- Primer Premio Bernardo Zapater Marconell, del XXV Certamen «Ciudad de Albarracín», 1977, por el trabajo de investigación en la Sierra de Albarracín.
- Conferencia y Mesas redonda sobre los Mayos. Salón de Actos de Palacio Municipal de Albarracín, 30, abril, 1977.
- Los Mayos en la Sierra de Albarracín. CSIC (IET), Teruel, 1980.
- Presentación del libro Los Mayos. Salón de Actos del Exmo. Ayuntamiento y Comunidad de Albarracín, Abarracín, 30 de abril de 1982.
- Trabajo de curso sobre las fiestas de Mayo. V Jornadas sobre el “Estado de los estudios sobre Aragón”, ICE, Zaragoza, 1982.
- Un aspecto de las fiestas de primavera en la Comunidad de Albarracín (Teruel). V Jornadas sobre el estado de los estudios sobre Aragón, ICE, Zaragoza, 1982.
- Fiestas de primavera en la Comunidad de Albarracín, Revista Temas, IAA, Huesca, 1983. Disponible en: http://antropologiaaragonesa.org/temas/temas01.htm
- Mandamientos y Sacramentos de Amor en la Sierra de Albarracín. Comunicación presentada en el coloquio les Productions populaires en Espagne, celebrado en Pau el 8 y 9 de diciembre de 1983. Organizado por la Université de Pau et des Pays de l’Adour.
- Breve apunte histórico de las canciones de mayo de la Sierra de Albarracín (Teruel). Revista Aragón, Zaragoza, 1986. Disponible en: http://portal.aragob.es/pls/portal30/docs/FOLDER/LIBRO/BIBARAGON/IBA/BIBLIOGRAFIA/ANTERIORES/MUSICA.PDF
- Pregón de los Mayos y una conferencia sobre los mismos. Salón de Actos del Exmo. Ayuntamiento de Albarracín, dentro del Programa de Actos «II Concentración de Mayos», 1 de mayo de 1986.
- Raíces literarias de los cantos sacro-profanos de la Sierra de Albarracín. Conferencia en el “Ateneo de Zaragoza”, 29 de mayo de 1990. Y en el Colegio Universitario de Teruel, 19 de junio de 1990.
- Almojábanas de Albarracín en la literatura de Gabriel García Márquez, Revista Jiloca, Calamocha, 1996. Disponible en: http://www.xiloca.org/data/Bases%20datos/Cuadernos/2229.pdf
- Los Mayos de la Sierra de Albarracín. Letras desde Mocade. 5 de mayo de 2017. Disponible en: https://letrasdesdemocade.com/2017/05/01/los-mayos-de-la-sierra-de-albarracin
Carmen Romeo Pemán
APÉNDICES TEXTUALES
Sacramentos de Amor de Saldón. 1977
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Juan Rodríguez del Padrón o de la Cámara (1390-1450).
Mandamientos de AmorEL PRIMERO El primer mandamiento si miráis cómo dirá, cuánto bien qué vos será de mi poco sentimiento. En tal lugar amarás, do conozcas ser amado, no serás menospreciado de aquella que servirás. Mirad que me contesció por seguir la voluntad, ofrescí mi libertad a quien la menospreció. El tiempo que la serví hasta haber conocimientode mi triste perdimiento, sabiendo que lo perdí.
EL SEGUNDO Al segundo luego vengo. Guardadlo como conviene que por este sostiene lealtad, la cual mantengo. Serás constante en amar la señora que sirvieres; mientras que la mantuvieres, ella no te deja errar. Quién galardón quiere haber del servicio que hicieres, a la señora que sirviere muy leal tiene de ser, pues lealtad vos hará Venir al fin deseado. Quién amare siendo amado, con razón lo guardara.
EL TERCERO El segundo es acabado Donde el tercero comienza, ocupar tiene vergüenza, al que lo tiene pasado. Serás casto, no te mueva tal codicia de trocar, la que tienes que guardar por otra señora nueva. ¡Oh qué derecha razón es que pierda el que ganar presume por su mudar! ¿Do tiene su corazón? Para mientes al cuidado que nunca se partirá de quien lo recebirá, dubda, por haber errado.
El CUARTO Cesando de más sonar el tercero que fenece. Pues el caso se me ofrece del cuarto vengo a tractar. Muéstrate ser mesurado a todos generalmente, con alegre continente, si quieres ser bien tractado. La mesura hallaréis en las damas castellanas, En especial sevillanas, sí tractar vos las queréis. Los que de aprender hubieren de nuevo ser mesurados, cedo serán enseñados, Si de aquestas aprendieron.
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EL QUINTO
El quinto vengo diciendo, una virtud que cualquier puede muy bien amado ser, esta sola poseyendo. Cura por ser esforzado, de los que siguen amor, Deben perder el temor. pues es virtud ser osado. De solo ser esforzados se vos puede recrescer, tanto que sin conoscer alcanzaréis ser amados. Mirad, como Ector fue esforzado en la pelea, por do la Pantasilea, sin lo ver, le dio su fe.
EL SEXTO Del quinto no más se lee. de hablar va ya cesando. El sexto viene mostrando las virtudes que posee: siempre seréis verdadero que poseyendo tal fama, te recibirá tu dama de grado por compañero. Antes quiso fenecer Régulo, cónsul romano, En poder del Africano, Que la verdad fallecer. Pues nuestros antecesores Que fueron en otra edad murieron por la verdad, mantenedla vos, señores.
EL SETENO El sexto se va dejando de más largo razonar, al seteno da lugar que se venga demostrando. Trabaja por te traer ricamente con destreza, que el amor con la pobreza mal se puede mantener. Mirad bien en cuanto grado la riqueza favoresce: en la casa donde crece, del necio hace avisado,. así, por el consiguiente, donde no le place estar, en breve hace tornar al discreto imprudente.
EL OCTAVO Del seteno me despido, el octavo comenzando, mi proceso acrescentando de ciencia fallesciendo. Fuirás la soledad, vivirás en alegría, buscando la compañía, padecerá tu voluntad. De vivir solo recrescen grandes males sin medida, y, la fama destruida de aquellos que lo padecen, tristeza, poco saber, desesperación, olvido, pensamiento desavido, causan el seso perder.
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EL NOVENO
El otavo ya acabado, queriéndose retraer, el lugar de proponer, al noveno traspasado. Estudioso tú serás en obras de gentileza, don discreción y destreza, de la cual no partirás. Gentileza hallarás en quien ama realmente y su propio continente cuanto lo demandarás: nunca sigue en otra parte sino donde amor prospera, y allí muestra bandera por los que siguen su arte.
EL DEZENO El noveno despedido, de todo lo procesado, por dar fin a mi tractado, soy al dezeno venido. Serás franco del querer, con todos habrás cabida, y mayor de quien tu vida tiene en su libre poder. La virtud de la franqueza cualquier que la buscará, sepa que la hallará, donde gobierne nobleza. Vayan al muy soberano príncipe, rey de Castilla, que de la más alta silla la reparte con su mano. A sus pies está mesura, rigiendo toda su sala, a mano izquierda la gala, de otro cabo cordura, de semblante muy diverso, Sobre aquesta discreción, alférez de su pendón, gobernando el universo.
FIN Toca, toca cabalgar, esos trompetas clarones, Desenvuelvan sus pendones, iremos a pelear, con todos los condenados, perdidos por herejía, que mantuvieron porfía contra Amor y sus criados. Versión del Cancionero General de 1511. Fol. LXXXXII y ss.
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