Sobre las autoras

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Mocade es un lugar en el que la inspiración vuela. Extiende sus alas buscando mentes abiertas y choca contra ellas, para acabar convirtiéndose en puentes, sonetos o pinturas.

Un día, hará unos dos años, uno de esos númenes miró a izquierda y derecha desde una nube, pegó un salto como el de un concurso de trampolín y planeó hasta una cabeza que estaba especialmente receptiva. Su ilusión se transformó en sorpresa al encontrarse con un cerebro falto de experiencia y de conocimiento, así que se sentó en el suelo con las piernas cruzadas a lo indio y gritó: A ver, ¡tú! O te pones las pilas y aprendes a escribir o me voy al cerebro de una hormiga, que me aprovechará mejor.

Cuando oí esas palabras -imposible no hacerlo, retumbaron en todos mis huesos-, decidí que tenía razón y que debía apuntarme a esta aventura. Y lo hice sola, sin saber con qué me iba a encontrar. Y no sé si aquí tiene algo que ver la suerte u otras musas que se pusieron de acuerdo con la mía, pero di con mis tres amigas y compañeras, que me ayudaron -y siguen haciéndolo- a mejorar cada día.

Creo que con la primera que hablé fue con Carmen, la profesional. Una mujer experimentada en las lides de la literatura. De esas personas que lee un texto y, por muy mal escrito que esté, encuentra puntos que vale la pena destacar y, de paso, te nombra una obra de la literatura en lengua hispana (o en arameo, que no tiene manías) y te busca las similitudes. Y sin despeinarse. Ni consultar Wikipedia.

Su estilo es clásico, de ese que, al leerlo, piensas: no solo estoy disfrutando sino que también estoy aprendiendo. Vocabulario, historia, maneras. Leerla te da la misma sensación que después de acabar El Quijote: el orgullo de poder decir que te has leído un clásico y que lo has entendido. Y sin postureos porque lo has disfrutado.

Luego está Adela, Corazón de León. Corazón, porque cuando escribe desde las profundidades de su alma hace unos textos que emocionarían hasta a Atila; de León, porque cuando se le mete algo en la cabeza lo consigue. Siempre tiene una palabra amable para todo el mundo. Bueno, sobre todo tiene palabras. Muchas. Porque no calla ni aunque le hagan un zurcido de espiga los labios, y es fenomenal porque todo lo intercala con risas contagiosas.

Sus letras son frescas, vivarachas. Por alguna razón que aún no he logrado entender, tiene una prosa que rebosa vida. Lo veréis vosotros mismos: cuando leáis sus escritos, se os quedará la misma satisfacción que después de haber comido vuestro plato favorito. La impresión de que todo está bien. Aunque escriba sobre asesinatos. Al final, todo está bien.

Mónica, la perspicaz, es la tercera integrante del grupo. Sí, ese es el adjetivo que me viene a la cabeza cuando pienso en ella. La tía ve cosas que otros pasamos por alto: pequeños detalles de una profundidad que intuyo que no todos podemos percibir, ni aún entrenándonos.

Por esos sus textos son así: intensos. No hay emoción que no toque ni temas lo suficientemente peliagudos como para que le den miedo. Se enfrenta a todo: el amor, la muerte, la locura. Y con sobresaliente. Porque deja al lector tocado, dándole vueltas a lo que acaba de leer y también a su vida entera.

Y, por último, estoy yo. Si me tengo que poner un sobrenombre, diría que soy Carla, la aprendiz de todo. No hace falta que ponga lo de experta en nada que ya se da por supuesto y no hace falta hacer sangre, gracias. Y estoy aquí, junto a mis compañeras, para aprender a escribir y liberar a mis musas, pobres, que ellas no tienen la culpa de haberse estrellado contra mí.

Mocade es ese lugar en el que nos reunimos las cuatro para dar rienda suelta a nuestras necesidades. Por un lado, dejar que la inspiración fluya. Por otro, afianzar los conocimientos que vamos ganando y compartirlos, porque creemos que hay mucha gente ahí fuera que está en la misma situación que nosotras. Y por último, conocer a todas aquellas personas que quieren leer cosas nuevas, compartir sus historias y aprender juntos.

Personas que aún no lo saben pero que son habitantes de Mocade.

¡Bienvenidos!

Carla

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Imagen de Eliot Peper

23 comentarios en “Sobre las autoras

  1. Carmen Romeo dijo:

    Gracias, Carla, por esta elogiosa presentación. Aunque, en tu caso, parece que estás aquejada del tópico de la falsa modestia. Los lectores podrán apreciar que eres más que «aprendiz de todo» y que eres experta, expertísima, en muchas cosas, como nos lo irás demostrando en la andadura de este blog.

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  2. Adela dijo:

    Carla, es un honor compartir este espacio con nuestras dos amigas y contigo. Espero estar a la altura, porque aquí, lejos de ser aprendiz, eres la maestra que ha sido capaz de utilizar la varita mágica que ha dado vida a nuestro Mocade. Será una aventura apasionante recorrer de tu mano todos sus vericuetos. Un abrazo, amigas mías.

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  3. Mónica Solano dijo:

    Es un honor para mí pertenecer a esta comunidad que me ha acogido con tanto cariño. Ser la más inexperta en esta aventura me pone bastante nerviosa, pero me llena de fuerzas para continuar este camino. Escribir es una pasión que me acompaña hace muchos años, y compartirla con mis amigas de letras, le da un valor aún mayor. Gracias Carla por una presentación tan cariñosa, espero poder compartir mi imaginario, muchos años, en este extraordinario rinconcito que es Mocade.

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  4. Eva dijo:

    ¡Pero vosotras no tenéis límite! Me gusta todo, empezando por el nombre y siguiendo por las autoras: cuatro magníficas escritoras. Y qué presentación más acertada, Carla, has sabido sintetizar la esencia de cada una en un par de párrafos.

    Cuánto más escribáis vosotras, curso a curso, folio a folio, sin parar un instante, a más años luz me encuentro yo, o mejor dicho, a miles, millones de «letras luz» de vosotras. Me declaro fiel seguidora desde ahora mismo de vuestro blog y puedo asegurar a los lectores que aquí hay mucho potencial, lo sé de buena tinta.

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    • Carla dijo:

      ¡Muchas gracias por tu comentario, Iciar! La verdad es que es la manera en que yo veo a mis compis, pero como el espacio es el que es, me dejo una buena parte de lo que son. Por ejemplo, grandes amigas, mejores escrituras y fantásticas críticas 😉 Un beso muy grande y gracias por venir hasta aquí

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  5. MJBeristain dijo:

    Recién llegada, me encuentro con LETRAS DESDE MOCADE. Nadie me habló antes de ello, no vi anteriormente ninguna referencia pero creo en la energía que fluye y veo, entre los «likes» , nombres de personas con las que he compartido algunas letras a lo largo de la vida de mi web. Me quedo por aquí, porque es un lugar que me gusta, espero no importunaros y aprender y sobre todo disfrutar de vuestro hacer y vuestro «temple». Un fuerte abrazo y encantada de haberos encontrado.

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  6. Cba Hurtado dijo:

    Hola, he visto que Adela público el cuento de La Niña de plata y el niño de oro» con una imagen en el encabezado. Yo sé de dónde es esa imagen, de la colección de cuentos Fabulandia, que cuenta con ilustraciones geniales como la que han utilizado.
    Es posible saber de donde obtuvieron la imagen?

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  7. Adela Castañón dijo:

    Hola, CBA Hurtado. Disculpa que no te haya respondido antes, no había visto tu comentario y me ha avisado Carla. Te confieso que la imagen la obtuve haciendo una fotografía de un cuento de Fabulandia. Cuando yo era pequeña mi abuelo me compraba todos los fascículos y luego los encuaderné, y todavía los conservo. Y coincido contigo en que las ilustraciones son magníficas, igual que los cuentos. Gracias por leernos, y repito mis disculpas por la tardanza en responder. Me gusta mucho escribir pero soy una nulidad a la hora de gestionar las redes, los comentarios, y esas cosas. Gracias a que Carla me avisó de que había un comentario para mí sin responder. Un saludo :))

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  8. María Jesús dijo:

    Es pronto, me acabo de levantar y leo tu relato.
    Qué entrañable, el recuerdo del amigo de la infancia.

    Recuerdo en Biel, cuando íbamos a las charcas del río Arba a coger ranas y después de una buena limpia aparecían en la sartén. Qué buenas.

    La única bombilla de la casa, es un recuerdo que me contaba siempre mi madre de su casa de Magallón. Permanecía todo el día encendida y con miedo a que no se fundiera o rompiera porque el dinero escaseaba. Por lo visto eran caras y duraban poco.

    La salida a Francia. Había que emigrar. Que momentos duros, difíciles cuentas. Que manera de expoliar al débil.

    Encantada de recibir este regalo. Gracias Carmen. Un fuerte abrazo.

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