Vestido de novia y vestido de luto

Las fragolinas de mis ayeres

LUGAR. Una sala grande con varias alcobas a la izquierda, en el trozo de pared entre las alcobas, dos armarios de luna abiertos y desvencijados. En el suelo dos vestidos polvorientos, mezclados con sayas de lana. En la pared de enfrente, varios baúles alineados también abiertos. Al fondo, un ventanuco, sin cristal, por el que entran la luz y el cierzo.

VESTIDO DE LUTO. ¿Has oído los gritos de Encarnita?

VESTIDO DE NOVIA. ¡Síí! Y me he asustado tanto que se me ha encogido el canesú.

VESTIDO DE LUTO. ¡Siempre ha sido una caprichosa!

VESTIDO DE NOVIA. Es que está muy mal criada.

VESTIDO DE LUTO. Ahora viene con estas.

VESTIDO DE NOVIA. ¿Con qué?

VESTIDO DE LUTO. Pues, ¿con qué ha de ser? Dice que se va del pueblo y que antes se quiere deshacer de todas las antiguallas de la casa.

VESTIDO DE NOVIA. (Movido por el cierzo se acerca al vestido de luto) Pero ella no sabía que estábamos aquí. Su madre nos tapó con otras sayas y nos colocó en armarios distintos, así no nos podríamos ir de la lengua.

VESTIDO DE LUTO. Esta mañana ha encontrado la llave de los armarios y he oído cuando se la daba a la doncella.

VESTIDO DE NOVIA. ¡Cómo!

VESTIDO DE LUTO. Le ha dicho que hiciera una buena limpieza.

VESTIDO DE NOVIA. Creo que nosotros aún tenemos buena pinta. Y la doncella sabe que conservamos la memoria de la familia.

VESTIDO DE LUTO. Pues eso es justamente lo que no quiere Encarnita. Quiere que todo el mundo se olvide de sus padres.

VESTIDO DE NOVIA. Está tonta, ¿o qué?

VESTIDO DE LUTO. Como todos los jóvenes. (Bajando la voz) La he visto de cerca cuando me descolgaba la doncella. Está bastante gorda y ha perdido la cintura.

VESTIDO DE NOVIA. (Bajando la voz un poco más y juntando los puños). Pues nosotros de eso sabemos mucho. ¿Te acuerdas de las bodas de sus padres y de sus abuelos?

VESTIDO DE LUTO. Sí, pero ella solo sabe lo de sus padres. A sus abuelos no los ha nombrado nunca nadie.

VESTIDO DE NOVIA. ¡Malditos sean!

(Una ráfaga de cierzo abre de golpe el ventanuco. En el fondo se oye el rumor del viento)

VESTIDO DE LUTO. ¡Con lo que a mí me costó traer la paz a esta casa! Veían a su abuela tan negra que todos se espantaban. Desde el día de su boda no ha vuelto a pisar nadie esta casa.

VESTIDO DE NOVIA. Yo fui testigo de las dos muertes. Con el revuelo que se montó, nadie encontró al que le dio una puñalada a su abuelo al bajar del altar. Las rosas de mis bajos tapan las manchas caprichosas de aquella sangre.

VESTIDO DE LUTO. Si no hubieras sido tan llamativo la boda habría pasado desapercibida. Pero la abuela era de ringo rango y le gustaba lucirse. Se quiso casar de blanco, como las actrices de Hollywood. Y eso fue una provocación, hasta entonces todas las novias se habían vestido de negro. Vino mucha gente a ver la boda. (El cierzo remueve el vuelo de los bajos del vestido de novia y se ven el fino bordado de las rosas rosas). ¡Y no escarmentó! Que luego, cuando la madre de Encarnita se quiso vestir contigo, no le quitó la idea.

VESTIDO DE NOVIA. Sí, la abuela me eligió y buscó a las mejores bordadoras. Quería que todos los pueblos se enteraran de que emparentaban con una de las casas más nombradas de la redolada. Aunque la verdad era que esta novia tampoco amaba al novio. Desde siempre había estado enamorada de un mozo de menor rango. Pero de eso chitón.

VESTIDO DE LUTO. Los desaires y los celos son muy malos y no hay que provocarlos.

VESTIDO DE NOVIA. No se puede traicionar tan a la ligera.

ESTIDO DE LUTO. ¡Menudas trifulcas tuvieron los recién casados con sus padres! Yo sospechaba que me iban a sacar pronto del armario. (Bajando el tono) Oye, ¿tú sabías que su abuela y su madre se casaron embarazadas?

VESTIDO DE NOVIA. ¡Cómo no lo iba a saber! Por eso no tengo talle.

VESTIDO DE LUTO. ¡Anda! Pues no había caído.

VESTIDO DE NOVIA. Es que con esta forma de túnica griega se disimula mucho.

VESTIDO DE LUTO. Anunciando la tragedia, ¡eh!

VESTIDO DE NOVIA. ¡chist!; ¡chiss!; ¡chsss! Que oigo pasos cerca

VESTIDO DE LUTO. No te preocupes, no se acercarán mucho. Apestamos a naftalina y a todo el mundo le recuerda el olor de los trajes de los entierros.

VESTIDO DE NOVIA. Nunca he entendido por qué me guardaron, si les traía tan malos recuerdos.

VESTIDO DE LUTO. En realidad ellas te querían para los verdaderos padres de sus hijas.

VESTIDO DE NOVIA. Sí, pero las dos me usaron en bodas equivocadas.

VESTIDO DE LUTO. Por eso yo sabía que me iba a convertir en la segunda piel de las mujeres de esta casa.

VESTIDO DE NOVIA. Yo creo que a mí me guardaron para que las amortajaran.

VESTIDO DE LUTO. Sí, pero las dos se lo callaron. Y sus hijas no cayeron en eso.b

VESTIDO DE NOVIA. Cuando acuchillaron al abuelo, me puse muy nervioso. Y después me pasó lo mismo cuando dispararon al novio en la boda de su hija. El amor y la muerte, como nosotros, siempre cerca.

VESTIDO DE LUTO. Pues ya lo ves. Ni Encarnita se acordó de ti el día que murió su madre, ni tampoco se había acordado su madre cuando enterró a la abuela. Como era la costumbre, a las dos las amortajaron con una sábana de lino del ajuar que habían bordado para sus bodas y ataron en los extremos con cintas de terciopelo juntas. ¡Un horror! Parecían fardos.

VESTIDO DE NOVIA. Pues yo estuve a punto de desaparecer el día que le dijeron a la madre de Encarnita que era hija de otro padre. Me quiso romper a dentelladas.

VESTIDO DE LUTO. También yo tuve miedo cuando la abuela se quitó el luto y quemó todos los recuerdos de su novio. Y luego hizo lo mismo la madre de Encarnita.

VESTIDO DE NOVIA. (Se acerca el ruido de los pasos. Encarnita lleva un jersey muy ceñido que le marca la barriga). Otra vez nos llegan malos tiempos.

VESTIDO DE LUTO. ¡Ojala no nos descubra!

(Encarnita coge los dos vestidos del suelo. Sale a la cocina y echa el vestido de novia al fuego. La doncella le arranca de las manos el vestido de luto).

VESTIDO DE NOVIA. (Crepitando en las llamas del hogar) Era mi destino.

VESTIDO DE LUTO. (Dentro arrugado en las manos de la doncella ¡Desgraciada! No sabe qué ha hecho salvándome del fuego. A mí me tejieron las Parcas.

Carmen Romeo Pemán