Mi primer diario de gratitud

En esta época es costumbre tomarnos unos minutos para reflexionar. Evaluamos los objetivos que nos propusimos cuando comenzó el año, hacemos un balance de lo bueno y de lo malo, y nos planteamos nuevas metas. Para mí es, además, una excelente oportunidad para agradecer. Y para contarles que este año he descubierto una herramienta maravillosa que se puede emplear todos los días.

El diario de gratitud

Esta herramienta nos permite centrarnos en esos pequeños detalles que nos traen alegría y satisfacción, en esos detalles que ocurren a lo largo del día y que a menudo pasamos por alto. Con el diario de gratitud podemos reencontrar el equilibrio, abandonar el papel de víctimas y aprender a quejarnos menos. Y de este modo asumimos una actitud más proactiva.

La gratitud es un sentimiento muy beneficioso. Cuando la cultivamos, cambiamos nuestra forma de pensar, dejamos de centrarnos solo en lo negativo y aprendemos a valorar las cosas positivas. De esta manera desarrollamos una perspectiva global.

Un diario es una bitácora, un registro donde anotamos las cosas que nos suceden día tras día. También sirve para anotar nuestros deseos y secretos, o para, de alguna forma, crear un relato de vida. La psicología positiva utiliza el diario de gratitud para ayudarnos a conocernos mejor y para que reconozcamos las cosas maravillosas de la vida. Con un buen uso del diario podemos alcanzar el bienestar, la salud mental y emocional, y así podremos enfrentarnos de una mejor manera a los problemas cotidianos.

“Plasmar pensamientos y sentimientos en un papel es una de las mejores formas de apaciguar nuestros estados mentales y emocionales. Nos proporciona claridad, equilibrio y serenidad”. Mindful Science

Desde hace unos meses sigo en Facebook a Mindful Science, un grupo que se dedica a ofrecer programas online para fomentar la practicas de atención plena (mindfulness), y en su blog descubrí el diario de gratitud. Le dedicaban un artículo y planteaban un reto. Se trataba de escribir las cosas por las que nos sentimos agradecidos. Al menos durante 21 días. Y, como adoro los retos, sin pensarlo mucho me sumé a la idea. Compré una libreta, escogí un horario y empecé. A medida que iba escribiendo comenzaron a pasarme cosas interesantes.

Primero me di cuenta de que tengo mucho de que sentirme agradecida y comencé a ver la vida desde otra perspectiva. Me hice más consciente de todo lo bueno que me rodea y de lo que realmente me hace feliz. También me di cuenta de que hay cosas que no necesito para estar bien, como un auto de lujo o una casa más grande. Muchas veces nos pasamos el tiempo deseando lo que ya tenemos. Bueno, no tengo un auto de lujo, pero sí tengo uno en el que puedo viajar a todas partes.

Durante estas semanas he podido comprobar que, como dicen los psicólogos Robert Emmons y Michael McCullough, el diario de gratitud nos sitúa en las circunstancias reales, nos reorganiza el pensamiento y nos hace conscientes de todas aquellas cosas positivas y deseables que tenemos en nuestra vida. Estos estudios han identificado una amplia gama de beneficios derivados del simple acto de escribir todo aquello por lo que estamos agradecidos como, por ejemplo, una mejor calidad de sueño, menos enfermedades, un sentido positivo de bienestar, empatía con otras personas y un mejor desarrollo de habilidades cognitivas, entre otros.

La gratitud es una actitud con la que reconocemos un beneficio y lo damos por hecho. Tenemos muchas razones para agradecer. Debemos mirar todo lo bueno que tenemos como un regalo. Cuando somos agradecidos nuestra mente se centra en lo que tenemos y no en lo que nos falta. Ese simple hecho nos hace mucho más felices.

“La gratitud puede transformar lo que tenemos en suficiente, una comida en un banquete, una casa en un hogar, y un extraño en un amigo. Por muy difíciles que sean tus circunstancias, estoy seguro que siempre existe algo por lo cual puedes estar agradecido.” El buscador

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Diario de la gratitud – Palabras Aladas

¿Cómo hacer un diario de gratitud?

A continuación, expongo doce sencillos pasos para crear y mantener un diario de gratitud, que me han funcionado de maravilla para no desfallecer en el intento:

  1. Lo primero, tu actitud: decide conscientemente que quieres ser más agradecido, y establece el firme propósito de rellenar tu diario cada día.
  2. Crea una meta: establecer metas nos ayuda a motivarnos e inspirarnos. Puedes plantearte un objetivo inicial de varios días, varias semanas, varios meses, lo que resta de año.
  3. Elimina toda excusa que te impida escribir: cuando las excusas aparezcan, recuérdate interiormente lo importante que es para ti esta prioridad que has establecido en tu vida. Son solo unos minutos y los beneficios personales y sociales son innumerables.
  4. Dedica un cuaderno o libreta exclusivamente a tus notas de gratitud: esto le confiere a tu diario su propia entidad, de modo que se convertirá en un símbolo de gratitud.
  5. Escoge un momento del día para escribir: escribir en tu diario de gratitud cada noche, antes de acostarte, puede ayudarte a ver con mayor claridad lo que ha sucedido en una secuencia temporal completa. Escribir al despertarte puede ayudarte a enfocar tu día con una actitud más amable. Tú decides cuándo hacerlo. Sé consciente de lo que mejor funciona para ti.
  6. Crea recordatorios: alarmas en tu teléfono, marcas en tu calendario, una nota en la cabecera de tu cama o tu mesita de noche.
  7. Agradece libremente y sin restricciones: dicen los expertos que 5 o 10 cosas por las que sientes gratitud son un buen número. Sin embargo, esto es solo una orientación. Puedes escribir tanto como quieras en tu diario de gratitud. 
  8. La belleza de las pequeñas cosas: aunque puedes agradecer por tu familia, tu trabajo o tu salud, a veces pequeños detalles son suficientes para marcar la diferencia (te encontraste con ese amigo, viste aquella película, te gustó tu almuerzo, aquel suceso te hizo reír…).
  9. Entra en detalle: elabora en detalle cada cosa en particular por la que estás agradecido. Esto te puede reportar mayores beneficios que crear grandes listas superficiales con muchos elementos. Mejor tómate tu tiempo para profundizar y dedícale unas cuantas líneas a cada parte.
  10. Personaliza: centrarse en las personas por las que nos sentimos agradecidos tiene más impacto que enfocarse solo en cosas materiales.
  11. Sorpresa, sorpresa: al parecer, los eventos inesperados o sorprendentes tienden a suscitar mayores niveles de gratitud.
  12. Sé constante, escribe a diario: este estudio de Sonja Lyubomirsky y sus colegas encontró que las personas que escribieron en sus diarios de gratitud una vez al día durante ocho semanas reportaron aumentos de felicidad y bienestar; la gente que escribió tres veces por semana no lo hizo.

Como les contaba al principio, cuando comencé a escribir mi diario de gratitud el reto consistía en escribir 21 días seguidos, ya llevo más de 60 y se ha convertido en una práctica innegociable. Todas las mañanas, antes de iniciar mi rutina, escribo cinco cosas por las cuales me siento agradecida (un nuevo día, escribir, mi familia, una buena peli, Mocade …). Lo más interesante del ejercicio es que todos los días encuentro algo diferente por lo que estar agradecida. Para cerrar este artículo, quiero compartir con ustedes este poema del libro En todo, dar las gracias, que nos permite identificar momentos de gratitud.

Ser Agradecido

Agradece el no tener hoy todo lo que deseas. Si lo tuvieras, ¿qué ilusión quedaría para mañana?

Se agradecido cuando no sepas algo. Pues ello te da la oportunidad de aprender.

Se agradecido en los momentos difíciles. Son una enorme oportunidad para crecer.

Se agradecido en tus limitaciones. Porque te dan la oportunidad de mejorar.

Se agradecido en cada nuevo reto. Porque van a construir tu fuerza y tu carácter.

Se agradecido con tus errores. Ellos te enseñarán lecciones valiosas.

Se agradecido cuando estés cansado y fatigado. Eso significará que ese día has marcado una diferencia.

Es fácil ser agradecido por las cosas buenas. Una vida verdaderamente plena viene para aquellos que también agradecen los contratiempos.

La GRATITUD puede convertir lo negativo en positivo.

Encuentra una manera de estar agradecido por tus problemas, pues pueden llegar a convertirse en tus bendiciones.

 

Mónica Solano

 

Imagen de Mónica Solano

 

Los rituales. Recetas mágicas para crear hábitos

En todas las culturas, religiones, incluso en nuestra experiencia cotidiana tenemos la oportunidad de encontrarnos con rituales. Cada vez que me dispongo a escribir me aseguro de que todas las cosas estén en su lugar. Es mi ritual personal. Si no tengo abierta la libreta al lado derecho del portátil, una taza de café caliente al lado izquierdo y una buena playlist sonando, no me fluyen las palabras. No es de extrañar que me haga un lío cuando no se cumplen estas condiciones, porque los rituales son vitales para los seres humanos y han marcado los momentos más importantes de nuestra historia.

Durante siglos, la coexistencia de diferentes tradiciones ha conformado varios tipos de mestizaje cultural. Esto ha generado una gran riqueza, complejidad y diversidad de costumbres expresadas a través de rituales. En lo referente al agro, hay culturas que emplean un calendario para pedir que los cultivos crezcan, que haya buenas cosechas y que el ganado se críe sano y fértil. Existen diversas celebraciones de culto. Algunas como la Pachamama, uno de los rituales más antiguos y de mayor importancia en la región Andina, cuya finalidad primordial es el restablecimiento de la reciprocidad entre el ser humano y la naturaleza. Con la ofrenda o pago, el campesino pide permiso a la Pachamama para poder abrirla y devuelve de manera simbólica algo de sus frutos.

La época colonial se caracterizó por la superposición de divinidades, cultos y centros ceremoniales. Todo este sincretismo se expresa en las fiestas patronales que se celebran en la comunidad Andina. En ellas se reafirma la identidad cultural mediante rituales: procesiones, desfiles con danzas y música, ferias agropecuarias y artesanales, comidas típicas y actividades culturales, cuya base o principio es ancestral y permanente, de respeto a la tierra y a sus diferentes manifestaciones.

En Colombia, nuestros indígenas nos legaron piezas de oro y barro, mitos, leyendas y costumbres que han perdurado gracias a la tradición oral. Hace unos años visité la Laguna del Cacique Guatavita y me sorprendí con la riqueza cultural. En la reserva forestal hay un equipo de aproximadamente veinte guías, todos de ascendencia muisca, y a cinco minutos del parque del municipio hay un resguardo indígena, en el que se trabaja por conservar sus tradiciones. La Laguna de Guatavita es la más célebre de las lagunas sagradas de la cultura precolombina de los Muiscas. En ella se escenificaba el legendario rito de El Dorado, que tenía lugar cada vez que se entronizaba un nuevo cacique. El nuevo jefe entraba desnudo a la laguna, montado sobre una balsa, y se sumergía en las aguas. Al mismo tiempo los súbditos lanzaban a la laguna pequeñas estatuillas de oro.

Los rituales han acompañado al hombre desde tiempos inmemoriales. No hay religión que no los utilice como parte importante de sí misma ni persona que no tenga el suyo propio. Existen los rituales asociados al ciclo vital de una persona: los que se realizan antes del nacimiento, el del bautizo, la ceremonia del matrimonio, la construcción de la casa y el relacionado con la muerte, el último momento importante del ciclo.

Por razones místicas o cotidianas, los rituales responden a una necesidad del ser humano. Los religiosos se hacen para pedirle salud o prosperidad a un dios y los cotidianos expresan una costumbre que hacemos todos los días de forma indefectible.

Esto me lleva a considerar los rituales que tenían muchos escritores, porque tener uno formaba parte de esos buenos hábitos de escritura que los ayudaban a escribir más y a ser más productivos. The Guardian publicó un artículo en julio de 2015, en el que recopilaban los rituales de escritores famosos, que consideraban más peculiares. Les comporto los que más me llamaron la atención:

T. S. Eliot

El gran poeta de The Waste Land se pintaba la cara de verde para escribir, en lo que parece ser el gesto más sorprendente, una especie de drag poético. Al parecer Eliot hacía esto para «no parecer un empleado de banco» y tomar el aire distinguido y extravagante de un poeta, siguiendo tal vez la imagen del dandi de Baudelaire. Pintar su cara de verde con un polvo también podría ser una forma de tomar una personalidad dramática.

F. Scott Fitzgerald

Fitzgerald vivió como nadie el sueño de bonanza de la era del jazz y los «roaring 20», el exceso y el glamour. Muchos escritores escribían borrachos, pero Fitzgerald elegía en concreto el champagne cuando iba a escribir. La frase: «Cualquier cosa en exceso es mala, pero demasiado champagne es justamente bueno», se atribuye a Fitzgerald.

George Bernard Shaw

El escritor George Bernard Shaw construyó un cobertizo montado sobre un mecanismo giratorio que le permitía escribir siguiendo el curso del Sol todo el día, en una estupenda práctica heliográfica. Su cabaña también tenía el propósito de aislarse de la civilización, algo que compartía con muchos escritores. «La gente me molesta», escribió Shaw, «vengo aquí a esconderme de ellos». En este cobertizo, Shaw escribió algunas de sus obras maestras, como Pigmalión.

Durante mucho tiempo se ha mitificado el proceso de escritura de los grandes autores, como una especie de lucha con su propia mente. Algunas de sus técnicas obedecen a una lógica de estímulos comunes que propician la creatividad, como el café, el alcohol y la música. Otras son más extrañas y parecen entrar dentro de una región cabalística, como es el caso de Isabel Allende, que antes de empezar a escribir encendía una vela y cuando ésta se apagaba, interrumpía su proceso. Alejandro Dumas que vestía una sotana roja y unas sandalias para conseguir una prosa excelente, mientras que Víctor Hugo prefería estar desnudo para obligarse a escribir.

Para cerrar, les dejo este artículo de Sinjania “9 consejos para crear tu ritual de escritura”, por si se animan a crear uno.

Mónica Solano

 

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