Blas de Sarsa, cirujano y sacristán

El diablo hocicudo,ojipelambrudo, cornicapricudo y rabudo. “El Bosco”, Rafael Alberti.

¡Tururú! ¡Tararí!

Se hace saber… que mañana, antes de amanecer, saldrá un carro con destino a Zaragoza para asistir a la procesión del Santo Oficio en la que irá de penitente Blas de Sarsa, cirujano y sacristán de este pueblo.

¡Tururú! ¡Tararí!

También se hace saber… que, en el carro que prepara el Ayuntamiento, tendrán preferencia los hijos y los parientes directos de Blas.

Las gentes se arremolinaban. Querían saber más y yo intentaba responder.

—Sí, sí, ya ha acabado el juicio —le contesté a una joven que se mordía las uñas.

—Sí, ha sido muy largo. Demasiado —le dije al nuevo sacristán.

—Pues esta noche he estado echando cuentas. Desde principios de 1754 hasta hoy son tres años largos —me respondió.

—Así es —le contesté—. Más de tres años de sufrimientos. Y los mandamases mareando la perdiz. Todo porque a un cura no le salieron las cosas como él quería. Entonces  denunció a Blas. Primero lo denunció al arzobispo y luego el arzobispo le pasó el caso al inquisidor. —Me callé un momento—. Recuerda que tengo los mismos años que Blas y nos conocemos desde niños. Llevamos juntos muchos años. Él de sacristán y cirujano y yo de alguacil, tocando este cornetín, o turuta, como el flautista de Hamelin.

Ya estaba todo dispuesto para el viaje del día siguiente. Teníamos que madrugar mucho para llegar con tiempo a Zaragoza, así que nos retiramos pronto.

Esa noche en las cocinas de El Frago no se habló de otra cosa. En todas las casas se revivió la historia de Blas de Sarsa, el sacristán y cirujano, denunciado al Santo Oficio por prácticas de brujería.

Se corrió que lo había denunciado el mosén con una carta llena de mentiras. Pero, estaban tan bien hilvanadas que parecían verdaderas. En la condena, la mentira que más pesó fue aquella en la que afirmaba que el demonio hablaba por boca de Blas. Y aquí siempre hemos pensado al revés, que mosén Martín de Regalés era el poseído y el engreído.

Nadie sabía de dónde se sacó eso de que todos los feligreses andábamos atemorizados con sus hechizos y supersticiones.

El inquisidor tendría que haber estado escuchando mi pregón y habría visto cómo lloraba todo el pueblo. Y también habría visto cómo se organizaron los vecinos para ir a la procesión del Santo Oficio a darle fuerzas a Blas.

Como bajar a Zaragoza costaba mucho esfuerzo y dinero, el Ayuntamiento preparó un carro en el que solo cabían las autoridades y la familia. Entonces los vecinos, por su cuenta, adornaron la galera de casa Fuertes y tres carros más.

Es que a los de El Frago no nos cabían en la cabeza las patrañas que había contado el cura. Además, en una carta al Santo Oficio le pidió que nos visitara un Comisario. ¡Y así fue!

En un sermón nos dijo que, delante de los fragolinos, le demostraría que Blas invocaba al demonio con malos fines y que, como era sacristán, se aprovechaba del oficio y hacía mal uso de los objetos sagrados.

El Comisario se presentó por sorpresa y el mosén, que no lo esperaba ese día, no pudo demostrar nada. Al contrario, en la iglesia no estaban los objetos sagrados. Entonces, el mosén, algo nervioso, dijo que se los había llevado a su casa para protegerlos de los usos sacrílegos de Sarsa. El Comisario, seguido de las gentes, se dirigió a la abadía y, en un arcón, encontró los cálices, las patenas, las casullas, las estolas y algunos santos acribillados de alfileres.

Al acabar, se llevaron al mosén del pueblo, pero los objetos sagrados ya no volvieron a la iglesia. Y eso lo sabían las mujeres que limpian la iglesia.

Esa noche en las alcobas, se comentó en voz baja que el cura quería casar a su hermana con un rico heredero y que Blas lo enamoró de su hija con artimañas de brujo.

Al día siguiente, salimos cuando rayaba el alba y llegamos con tiempo a Zaragoza. Aparcamos junto al Pilar y nos fuimos andando hacia la Plaza del Mercado, donde se celebraban las procesiones del Santo Oficio.

En el camino nos llamó la atención un titiritero burlón que no dejaba de bailar y con mucha gente alrededor

Predica, predica, diablo pilindrica.

La multitud nos empujaba y no pudimos pararnos, pero las salmodias del titiritero siguieron un rato en nuestros oídos.

En medio del follón, vimos a Blas vestido con un sambenito amarillo. En la espalda las llamas ardían hacia abajo y el diablo hincaba el hocico en el suelo.

—Lleva los símbolos del perdón —gritó su hijo.

Entonces comenzó la fiesta con bailes y cánticos.

¡Fuera, fuera, diablo hocicudo, ojipelandrusco!

Cuando acabó la procesión, incorporamos a nuestra comitiva al brujo Blas. En la plaza del Pilar volvimos a tomar las galeras y los carros en medio de una gran alegría.

¡Tururú! ¡Tararí!

Se hace saber… que en breve empezará el viaje de vuelta a El Frago. Se cita a los que iban en la galera y en los carros.

¡Tururú! ¡Tararí!

Se hace saber… que en estos carros se puede amar y danzar, beber y saltar, cantar y reír

Mandroque, mandroque, diablo palitroque.

***

Blas de Sarsa Benavente nació antes 1700 en Tardienta (Huesca). Era hijo de Blas y María, vecinos de El Frago. Según consta en el proceso inquisitorial, había vivido en Bolea, Uncastillo, Asín, El Frago y Fuencalderas. Su madre, María Benavente, era pariente de mosén Domingo Benavente, presbítero y beneficiado de la parroquia de El Frago, y de los muchos Benavente que, en los siglos XVII y XVIII, vivieron en El Frago. Estos apellidos ya no existen en El Frago.

En 1712 su padre, Blas de Sarsa, fue testigo del testamento de Martín de Luna, cuya adveración se realizó en la puerta mayor de la Iglesia de El Frago. Martín de Luna hizo y ordenó su último Testamento y por falta de Notario lo hizo y recibió Fray Gregorio de Obas de la orden de Nuestra Señora de la Merced, Regente de dicha Iglesia, en presencia de Blas Sarsa y de Francisco de Auria habitantes en dicho lugar. Entre otras cosas, mandaba que lo enterrasen dentro de la iglesia. FUENTE: AHPH. Protocolos ENA. Año 1712

El 3 de junio 1718, se casaron Esteban Reula, hijo de Juan Esteban Reula y Ana Beguería, con Emerenciana Sarsa Benavente, natural de Bolea, hija de Blas de Sarsa y María Beamonte. En 1852, estando Blas de Sarsa acusado a la Inquisición, se casó su nieta Josefa Reula, hija de Emerenciana, con José Duerto Villanueva, de Ejea.

  El 27 de diciembre de 1724, Blas de Sarsa Benavente, viudo de Isabel Torralba, natural de Tardienta, hijo de Blas de Sarsa y María Benavente, habitantes de El Frago, se casó en el mismo lugar, con Sebastiana Moreu, hija de Juan Moreu y N. Ximénez, cónyuges, habitantes en Urriés   Fueron Testigos: Manuel Benavente y Pedro Casabona.

En 1754 mosén Martín de Regalés lo acusó de brujo y el Santo Oficio lo condenó. Fue un proceso inquisitorial muy famoso en las Cinco Villas aragonesas.

Mosén Martín de Regalés argumentó su acusación diciendo que tenía a la gente atemorizada con sus maleficios y supersticiones. Y contaba por lo menudo casos particulares en los que había distorsionado las relaciones matrimoniales. Los dos casos más famosos fueron los de dos de mis antepasados.

Uno, el de Melchor Luna y Lorenza Regalés, abuelos de Josefa Luna, que se casó con Manuel Castan y vivieron en Biel, en casa Machín, donde viviría mi madre unos años después.

El otro, el de Francisco Luna Cabalero, de El Frago, y Sebastiana Pérez, de Fuencalderas, los padres de Sebastiana Luna que se casó en El Frago, en casa Romeo. Sus dos hijos, Manuel y José Romeo Luna, originaron dos ramas de Romeo:

Los hijos de Manuel y Paula, los Romeo Soteras, que se quedaron en casa Romeo.

Y los hijos de José y María Antonia, los Romeo Auria, que se buscaron la vida en distintas casas de El Frago. De una de esas casas vengo yo.

Se decía que Blas de Sarsa había intervenido con mucha lascivia en las relaciones de. alcoba de estos dos matrimonios: dos Lunas con dos mozas de Fuencalderas.

Para mayor información, consúltese el proceso inquisitorial en Supersticiones, maleficios, y blasfemias heréticas.

Carmen Romeo Pemán

6 comentarios en “Blas de Sarsa, cirujano y sacristán

  1. bescsborderas dijo:

    Ya sé de donde viene tu magia para fascinar con las palabras y los hechos y en quién se inspiro Gloria Fuertes para componer La bruja Burbuja. Escribí un texto para felicitarte pero se me perdió y llevo tiempo recordándome que lo tengo que hacer pero se me pasa. El mejor premio que puede alcanzar un/a profesora es el reconomiento de sus alumnos/as y si le añadimos a esto la clase de la alumna que lo ha hecho es para no caber en ti misma.¡Felicidades merecidísimas! No hagas como algunos que por flasa modestia cuando reciben los premios dicen que no los merecían. Yo no debo sser el único que lo pienso, por o menos ya somos dos.

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  2. Carmen Romeo Pemán dijo:

    CONCHITA SOLÁNZ LANDA, en otras redes, dixit:

    ,Quienes no conocemos a fondo la vida y costumbres de los pueblos, nos quedamos estremecidos y fascinados con tus relatos. ¡Sabemos que lo que cuentas es cierto, pero ahora con la perspectiva del tiempo, se ve todo tan distinto! ¡Quemar a personas en la Plaza del Mercado! y si, es muy cierto. Siempre gracias, Carmen-

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  3. Carmen Romeo Pemán dijo:

    ¡Gracias, Conchita! Siempre tan atenta a mis relatos vas diseminando comentarios por las redes. Me parecen tan importantes tus opiniones que hoy me he permitido guardar una junto al texto original del relato. Un abrazo enorme.

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  4. Curro Jimenez dijo:

    Mi bruja de cabecera, has dado con la tecla: costumbrismo e inquisición, mis dos pasiones. Distorsionar relaciones matrimoniales no me han parecido nunca objeto de la Santa Iglesia, porque ellos son expertos en estos temas. Quizás lo que no querian era competencia. Y al fuego con ellos. Es uno de mis traumas sin resolver: creyente leyendo causas de la inquisición. Miguel Servet tres veces en la hoguera por decir que la sangre recorria el cuerpo. Son mis fantasmas. Como siempre, Carmen, me has hecho disfrutar mucho con tu relato donde has señalado tu origen sambeniteño (jj). Un beso grande

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  5. Carmen Romeo Pemán dijo:

    Curro, gracias por muchas cosas, sobre todo por la sinceridad y cariño de tus palabras. El nuevo título, «Mi bruja de cabecera» es adorable. Otro beso grande de vuelta.

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