Enciende el hábito de la escritura

Adoramos escribir. Cuando nos sentamos frente a la hoja en blanco, algunos con más sufrimiento que otros, y vemos emerger las palabras que hasta entonces solo estaban en nuestra cabeza, nos recorre un cosquilleo que da tanto gustito como el primer baño del verano.

Sin embargo, ponerse a escribir no es fácil. Igual piensas, tú que me lees, que solo a ti te cuesta ponerte a escribir. Pues no. A todos nos pasa, especialmente si no es nuestro medio de sustento. El día a día con el trabajo, los niños y la cervecita en la terraza nos absorbe, y no encontramos el momento para dedicarnos a este bello oficio que quizá en un futuro podría pagarnos el yate de tres pisos y piscina.

Entonces, ¿cómo lo hacemos para escribir? Pues aquí quiero explicaros algunas cosas que pueden empujarnos a dejar de jugar al Candy Crush y coger el boli, metafórico o no.

Compromiso y falta de tiempo

No nos engañemos. La escritura es un compromiso, un compromiso contigo mismo. Igual que hay que tener una enorme fuerza de voluntad para no picar patatas fritas del plato del vecino cuando estás a dieta, hay que tenerla para enfrentarnos a la hoja en blanco. Escribir es satisfactorio pero requiere un esfuerzo que, después de un día lleno de jefes y/o clientes molestos, atascos y demás molestias de la vida moderna, no nos apetece hacer.

Yo he sido un buen ejemplo de falta de compromiso con la escritura, y tengo matrícula de honor en buscar y encontrar excusas. Durante mucho tiempo, mi charla interna para disculparme el no escribir ha sido la siguiente:

“Debería coger el portátil. Pero qué pereza, ¿no? Si es que lo acabo de cerrar, que me han dado las mil haciendo esa práctica tan chunga. Uy, y Valeria se está moviendo en la cuna, seguro que va a echarse a llorar de un momento a otro. Y aún tengo que cenar, y después planear las llamadas de mañana.

Anda, alguien me está hablando por WhatsApp. Bueno, pues lo miro un segundito y me pongo a escribir, que así voy descansada mentalmente.»

Error.

Oblígate, o búscate algo que te obligue

Está claro que no puedo dejar de trabajar, porque tengo que comer. Tampoco puedo dejar de estar con mi hija, porque es ella la que tiene que comer. Ni parar de estudiar, porque quiero que comamos mejor el día de mañana. Y por eso, durante mucho tiempo, he dejado de lado lo único que, en mi cabeza, no suponía una obligación: la escritura. Hasta que he buscado algo que me ayude a abrir el Word o, si no tengo el ordenador a mano, la libreta que siempre llevo en el bolso. ¿Queréis saber qué es?

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Mi libreta y los bolis del Muji van conmigo a todas partes. Y por eso llevo bolsos tan grandes.

Obligación interna: Créate un hábito con seis pasos

Ahora parece que vengo a hacer un Cristóbal Colón y decir que he descubierto algo que ya conocen montones de personas, pero no. Es decir, esto no es nada nuevo pero no está de más recordarlo.

Y es que dicen que solo necesitas seis pasos para crear un hábito. Así que, tengas o no algo que te mueva a escribir (luego veremos eso), solo tienes que seguir estos seis pasos para tatuarlo en tu rutina:

  1. Busca el momento

¿Cuándo tendrás calma suficiente para coger el boli? ¿Después de cenar, al ir y volver al trabajo en transporte público? Igual llegas antes que el resto a la oficina y ese momento de calma es idóneo para escribir. O en la cama, media hora antes de dormir. Tú conoces mejor tus horarios. Revísalos, y cuando encuentres ese momento en el que te echas en el sofá a jugar con el móvil, igual es el momento de ponerse a escribir.

  1. Empieza con calma

Esto es básico. No pretendas escribir mil palabras por sesión o acabarás harto a los dos días y decidiendo que mirar cómo crecen las pelusas del sofá es más divertido. En Internet hablan de escribir 500 palabras: si te va bien, adelante. Si no, escribe menos. Lo importante es crear el hábito, no la cantidad.

  1. Ritualízalo

Es que el ser humano es místico y hay que ver lo que nos gusta ponerle florituras a las cosas. Pero igual te va bien un pequeño ritual que te haga sentir que es un momento de calma y bienestar que te anime a repetirlo cada día: sírvete un buen café, ponte música relajante… Lo que te haga sentir en tu oasis personal.

  1. Apúntatelo o ponte alarmas

No sirve de nada que tu cita con la escritura esté en tu cabeza, porque te puedes despistar. Apúntatelo y, si puede ser, en el móvil, con un pitido bien fuerte y un aviso que diga: “¡A escribir! ¡No te escaquees!”.

  1. Enséñalo

No lo guardes en un cajón, que es una pena, hombre. Además, como verás más adelante, seguro que encuentras a alguien que, a) disfrute y te anime a continuar, cosa que te dará un subidón y, b) que te aporte correcciones o ideas que a ti no se te han ocurrido.

No temas por enseñarlo y pensar que alguien te va a robar la idea. Se ha publicado sobre cualquier idea que se te ocurra, y lo importante no es el tema, sino cómo está escrito. Y la forma de escribir es propia de cada cual, así que nada puede igualarlo. Como las huellas dactilares, oye.

  1. Ponte metas y prémiate

Solo o con gente, brinda cada vez que llegues a donde quieres. No se trata de convertirlo en un juego de beber (¡chupito de Tequila por cada cien palabras!) que quiero que tus neuronas sigan funcionando después del primer capítulo de tu novela. También puedes dejar de lado el alcohol, pero lo importante es que lo celebres, que te premies, porque has hecho algo importante y lo mereces..

Yo me voy de tiendas. Pero shhh.

Obligación externa: búscate una comunidad que te exija

No sé qué dice exactamente la RAE sobre la palabra Comunidad (aunque yo soy más de María Moliner), pero cuando hablo de ello, me refiero a dos o más personas que quieran leer lo que tú escribes. Puede ser tu madre, tu mejor amigo y la loca de los gatos del quinto: da igual. Lo importante es que alguien espere y te dé feedback de tus textos. ¿Por qué? Porque, que alguien te lea, anima. Si encima te dedica un puñado de palabras amables, te dará cosquillitas en el estómago y te entrarán ganas de escribir otra vez para volver a sentirlo. Si tienes suerte, te querrá tanto o le gustará tanto lo que escribes, que se convertirá en una fan y estará deseando leer todo lo que sale de tu pluma.

Si sospechas que la opinión de tu madre no es muy objetiva y ya no te sirve, tienes herramientas a tu alcance para ampliar esa comunidad. Internet es la clave. Puedes crearte un blog con tres amigas (ejem, ejem), publicar tus textos en Facebook (pero ten en cuenta que, lo que dejes en tu muro, deja de ser tuyo aunque pongas un aviso diciendo que lo que tú publicas es tuyo) o apuntarte a plataformas de escritores. Ahora vamos a ello.

Cursos de escritura

No solo de amigos y familiares vive el escritor vago, también puede encontrar su comunidad en la infinidad de cursos de escritura que hay en Internet. Entérate bien, y escoge uno en cuya dinámica esté la de comentar a los compañeros. De esa manera, encontrarás a personas que se interesan por lo mismo que tú y que no solo te leerán sino que te ayudarán a crecer con sus aportaciones.

Redes sociales para escritores

No hablo de Facebook o Twitter que, aunque se utilizan (y bastante, por cierto) para promocionar libros, su finalidad no es esa. Me refiero a webs como Megustaescribir, de la editorial Penguin Random House, o Falsaria. Pero, sin duda, una de las más grandes es Wattpad. Que merecería un capítulo a parte.

Ya sabéis que Internet es como ese mercado sucio y desordenado donde puedes encontrar un puesto de grillos fritos junto a otro que expone las joyas del último Zar. Con Wattpad pasa lo mismo: para encontrar algo que esté fuera de las categorías fanfiction y literatura juvenil hay que rebuscar con tesón. Pero también hay adolescentes con ganas de gritarte a la cara lo mucho que te quieren por haber escrito esa historia de amor con la que tienen sueños húmedos y gente que disfruta de la literatura y te comenta y anima a escribir porque quiere que sigas haciéndolo.

Y si la petición de un fan no hace que escribas cuando tengas un rato es que, en vez de corazón, tienes un gran y arisco trozo de hielo. O que eres aún más vago que yo.

Además, en este link tenéis un listado de 47 redes sociales, por si con 3 no tienes suficientes.

Bonus: Nanowrimo

Ahora me diréis que sí, que todo eso está muy bien, pero que si no dejas de dormir no hay tiempo para nada. Y lo entiendo, no en vano se me conoce como la mujer con las ojeras más oscuras del mundo. Por eso os traigo este reto: escribir un proyecto literario en un mes. Gana quien lo acaba, y se considera que debería de tener unas 50.000 palabras.

Suele celebrarse en Noviembre, y este año voy a intentarlo. Si te apuntas conmigo dímelo que lloraremos juntos de desesperación y falta de descanso.

Mi obligación: E. Y. P. Daruma

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Cuando mi amiga Anna (¡hola!) fue a Japón me trajo un souvenir precioso: mi pequeño Daruma, esa bola blanca tuerta que veis en la cabecera de este post. Es el símbolo de un monje budista al que, de tanto meditar sentado, se le cayeron las piernas y los brazos. Era tan perseverante este buen señor que hicieron, a su imagen y semejanza, este amuleto representa los propósitos: cuando decides tomar uno, le pintas un ojo y no rellenas el otro hasta que lo cumples. Así, su mirada desigual es un recordatorio eterno de que no estás cumpliendo con tu propósito. Y de que eres una persona malísima si pierdes el tiempo en vez de devolverle la vista.

Cuando me lo regaló, le pinté un ojo con el propósito de acabar una de mis novelas y le puse nombre: E. Y. P. Daruma, que significa “Escribre Ya, Perra” Daruma. Como veis, tenemos una bonita relación pasivo agresiva. Pero a mí me funciona.

Dicen que después de 21 días haciendo una cosa, se vuelve un hábito y ya no se deja. Mis incontables matrículas del gimnasio son la prueba de que esto no es siempre cierto. Así que igual hay que echarle un poco más de ganas a esa práctica, y si la vida abruma y nos cuesta encontrar motivos internos que nos empujen a escribir, quizá hay que buscarse alguna que otra excusa que lo haga.

Y si lo hacéis me lo contáis, no vaya a ser que E. Y. P. Daruma pierda su autoridad moral sobre mi y deje de darme pena que me mire con un solo ojito.

Carla

@CarlaCamposBlog

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Imágenes propias de cabecera e imagen de la libreta.

Imagen del Daruma rojo, de aquí.

11 comentarios en “Enciende el hábito de la escritura

  1. Leydhen dijo:

    Yo opto por escribir al día unas 300-400 palabras. Hay muchos días que no lo logro, pero al menos hay una cifra a la que acercarse.

    El resto… La verdad es que yo sé que lo hago mal, pero también que esto no es más que un síntoma de otras cosas, así que tampoco me agobio mucho, que no me sirve de nada.

    A las comunidades de escritores prefiero ni acercarme. No creo que wattpad sea la panacea, al menos en mi caso. Ya tengo cuenta en Fanfiction y en ArchiveofOurOwn y no me lee ni el tato. Ademas, escribiendo sólo oroginales no creo que sea buena idea irlos compartiendo por ahí (paranoica que es una).

    Buen artículo. Espero que pronto puedas pintarle el segundo ojo a tu daruma. Mientras tanto, piensa que te está guiñando el ojo, dándote ánimos.

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    • Carla dijo:

      Desde luego, 300-400 palabras no es moco de pavo. Ese ritmo es fantástico, aunque te conozco y tu nivel de exigencia es tal que veremos cuántas de ellas sobreviven a una tala profunda de perfección, jejeje.

      En cuanto a las comunidades, creo que hay un poco de todo, y cada una tiene su estilo. Aquí he nombrado las tres más conocidas, pero cuando eché a un ojo y vi toooodo lo que había… Luego le pediré a Carmen que me recuerde el nombre de una de ellas, en la que tú te comprometes a leer a X personas y X personas te han de leer a ti. Así os aportáis comentarios y demás. Creo que es muy interesante y lo puedo añadir al blog como actualización. Gracias a ti me acabo de acordar de esto. ¡Gracias!

      En cuanto le pinte el segundo ojo a E. Y. P os vais a enterar porque haré una fiesta si hace falta. Y luego se quedará en una de mis estanterías, al lado de los cuadernos donde he ido escribiendo mis ideas. Y después, ojalá, al lado del libro publicado. Que, aunque solo será para mi, ¡uno imprimo seguro!

      Muchas gracias por pasarte por aquí, que me ha hecho ilusión *__*

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    • Carla dijo:

      ¡Churri! Por supuesto, y tú sabes cuál es, muahaha. Por algo eres mi lector cero o Betareader o una persona muy guay y que me lee o como queramos llamarlo. En realidad, durante mucho tiempo, tú has sido la única integrante de mi comunidad lectora y animadora. Porque incluso una persona puede empujarte a escribir, y tú lo has hecho conmigo así que nunca te lo agradeceré suficiente. Empezaré invitándote a carne gallega en el Grellada, muahaha.

      (Aclaración: no suelo comprar a mis lectores cero con carne y pulpo gallego, pero si quieres ser uno de ellos podemos llegar a un acuerdo satisfactorio para las dos partes)

      Gracias por pasarte por aquí, Ani. Que me ha hecho ilusión, ya tú sabes. Incluso aunque no te quieras poner la minifalda, que ya te vale.

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  2. musasensutinta dijo:

    Me ha encantado leerte, Carla y sobre todo, me he reído. Sí, no dices nada que no sepamos o no hayamos leido antes, pero es que lo cuentas/escribes tan ameno y tan bien, que lo mejor que puedo hacer es hacerte caso.
    Pd- Genial lo del DARUMA.

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    • Carla dijo:

      ¡Muchas gracias! Lo mejor que alguien me puede decir es que se lo ha pasado bien leyéndome, y si encima dices que te has reído, ya has hinchado mi corazoncito :___)
      ¿Ves? Así entran más ganas de escribir, a ver si puedo arrancarte otra sonrisa.
      Muchísimas gracias por leerme y por pasártelo bien. Y más aún por tu comentario.
      Y ahora me voy a abrazar a mi Daruma y a llorar de emoción un poquito antes de volver a mi imagen de persona seria y de provecho.

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  3. Mónica Solano dijo:

    Me uno al reto Carla. Sí, y definitivamente sí. Qué buen artículo amiga, te salió de las entrañas, esos son los mejores. Te confieso que quiero un Daruma. El solo hecho de tener a esa bola blanca para que me mire con el ojito tuerto, como un recordatorio a mis deberes, me pone los pelos de punta y sé que solo pensaría en escribir y escribir, porque también tengo matrícula de honor en aquello de las excusas, y duele reconocerlo. Ay amiga, a veces todo esto del drama femenino se hace más grande y salen en bandada todas las razones por las que no tengo tiempo para dedicarle, a una de las cosas que más me apasionan en la vida, como es escribir. Voy a trabajar en los 6 pasos y luego te cuento. Te quiero amiga 🙂

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    • Carla dijo:

      Te prometo que, cuando vaya a Japón, te compraré uno y te lo regalaré. Y entonces te meterá presión y, de paso, te acordarás de mí pidiéndote que escribas, porque no me puedo perder todas las cosas que salen de tu cabeza. Y es que son maravillosas.
      ¡Yo también te quiero! Si es que he tenido suerte de dar contigo en este paseo, y lo que une la escritura… 😉

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