Los Mayos de la Sierra de Albarracín

A Carlos Ballester, Dolores Blasco, Lourdes Felipe, María Flores, Elvira García, Vicenta Gómez, Miguel Ángel Muñoz, Javier Picazo y Pilar Rizo (q. e. p. d.), mis alumnos del Colegio Universitario de Teruel, con quienes recorrí la Sierra de Albarracín buscando Canciones de mayo, allá por los años setenta.

¿Qué son las Canciones de mayo?

Son cantos dedicados a las damas en los que se exaltan su belleza y los atributos que ponen en relación la fecundidad de la tierra y la de las mujeres. En Aragón se llaman Mayos y comienzan con la siguiente estrofa:

  • Ya estamos a treinta,
  • del abril cumplido,
  • alégrate, dama,
  • que mayo ha venido.

El término Mayo también hace referencia a las fiestas de la entrada de la primavera y al árbol que plantan los mozos en el lugar más céntrico del pueblo. Todos estos ritos, encaminados a desarrollar la fertilidad de la tierra y de la mujer, son celebraciones del renacer de la naturaleza a la salida del invierno. Y forman parte de un mito que viene desde épocas arcaicas y que se cristianizó en la Edad Media.

El mes de mayo se convirtió en el mes de María y se entronizó a la Virgen como dama por excelencia. En la Sierra se cantan Mayos a la Virgen y, en toda España, los piropos de los mayos se cambiaron por piropos que se echan a la Virgen en los Gozos. Estos cantos litúrgicos, en realidad una nueva versión de los Mayos, estaban dedicados a muchas advocaciones marianas que proliferaron en el siglo XIII y en el siglo XVIII. En el siglo XIX, los costumbristas románticos reescribieron muchos Mayos y Gozos. Esas letras nos han llegado hasta hoy, con algunas variaciones propias del paso del tiempo.

Los Mayos de Albarracín en 1976

En la segunda mitad de los años setenta me planteé una investigación sobre los Mayos. Y, para llevarla a cabo, elegí un grupo de alumnos con los que recorrí la Sierra de Albarracín en busca de estos cantos.

Y todo eso surgió porque habíamos ido a varios pueblos a escucharlos y a participar de la fiesta. A partir de esas experiencias, también nos interesamos por las costumbres con las que se celebraba la llegada de la primavera: cantos a la mujer, comidas campestres, bailes, plantar el árbol de mayo, colocar las enramadas la víspera de san Juan.

Nuestro trabajo se centró en la Comunidad de Santa María de Albarracín, un distrito jurisdiccional del antiguo Reino de Aragón. La base de la Comunidad es un patrimonio de montes que han sido explotados en común por todos los pueblos que la forman. En realidad, los de la Sierra de Albarracín.

Mapa de los Mayos.jpg

Encuestamos a muchas personas en los siguientes pueblos: Albarracín, Bezas, Bronchales, Calomarde, Frías de Albarracín, Griegos, Guadalaviar, Monterde, Moscardón, Noguera de Albarracín, Orihuela del Tremedal, Royuela, Saldón, Terriente, Toril, Torres de Albarracín, Tramacastilla, Valdecuenca, Villar del Cobo, Villarejo. Y Alba del Campo, fuera de la Comunidad, porque ya la habíamos encuestado antes de delimitarnos el territorio. Llegamos tarde a Masegoso, completamente despoblado, y a Pozondón, donde ya nadie los recordaba.

Con las letras completas de los mayos de todos los pueblos que acabo de citar, redactamos un trabajo que en 1977 recibió el premio “Bernardo Zapater Marconell”, de ámbito nacional, y en 1980 se vio materializado en el libro Los Mayos de la Sierra de Albarracín.

Índice

  • Si mayo ha venido,
  • bienvenido sea,
  • regando cañadas,
  • casando doncellas.

En nuestro libro recogimos muchos aspectos entrañables de las fiestas de los Mayos, como algunos de los que voy a exponer a continuación.

Desarrollo de las fiestas

Las fiestas se inician con los preparativos del día “treinta del abril cumplido”, la noche de los Mayos, y acaban el veinticuatro de junio con la enramada que el Mayo coloca en el balcón de su Maya. Con la noche de san Juan, la del nuevo solsticio, se cierra un ciclo mítico. Si mayo está en relación con la fecundidad y el nacimiento, san Juan lo está con la recolección de los primeros frutos y del amor.

Sobre las nueve o las diez de la noche, los jóvenes del pueblo se reúnen a elegir las parejas de Mayos y Mayas. Se suelen juntar en casa de uno de ellos o en un lugar concreto: un muro, una peña o la iglesia. Y la Maya quedará obligada a bailar con el Mayo que le haya tocado, por lo menos un baile, todos los domingos del año. La forma de elección cambia en los distintos pueblos. En unos es por sorteo y en otros por subasta.

Para el sorteo, se introducen los boletos en dos pucheros. En uno los nombres de las mozas, aspirantes a Mayas, y el de la Virgen. Y en el otro los de los mozos, aspirantes a Mayos. En algunos pueblos también se sortea el niño Jesús o algún santo. Por ejemplo, en Tramacastilla sorteaban a san Roque.

En la subasta, si el pretendiente de una moza quiere hacerla su Maya, llega a pujar grandes cantidades de dinero. Y, en caso contrario, hay mozas por las que no puja nadie. Cuando se revelan las parejas, las nuevas Mayas intentan averiguar cuánto dinero han apostado por ellas. Con el dinero se compran velas para la Virgen y se paga una merienda para los mozos.

La noche del treinta de abril, los nuevos Mayos van a cantar a la puerta de las nuevas Mayas. Al final, en unos pueblos se da a conocer el nombre de las parejas. En otros no se revela hasta el día siguiente.

  • El Mayo me ha dicho
  • que vendrá mañana
  • a darte los días
  • de mayo a la entrada.
  • Si quieres saber…
  • el Mayo que te ha caído,
  • se llama… por nombre
  • y… por apellido.

Si la dama no está de acuerdo con su nuevo Mayo, puede manifestar su desacuerdo al día siguiente.

  • Ya te hemos cantado el Mayo,
  • si de tu gusto no es
  • mañana si vas a misa,
  • ponte el mantón del revés.

Los cantos

Los rasgos comunes de la región conviven con matices propios de cada pueblo, como si cada comunidad quisiera sentir más suyo este fenómeno folklórico. De esta forma, los aspectos tradicionales se van renovando cada vez que se cantan las letras, porque le gente va introduciendo sus variantes.

Para hablar de letras de mayos nos tenemos que remontar a los orígenes de nuestra lírica y al cruce permanente de lo popular y lo culto, las dos corrientes conforman la historia de la literatura.

Todos los estudios coinciden en señalar un origen precristiano, incluso neolítico, de estas fiestas. Tenemos noticias de su abundancia en la Edad Media. Y también de que, en fechas tempranas, estas canciones paganas se “volvieron a lo divino”. Alfonso X, el Sabio, en sus Cantigas, canta a María, “la nueva y celeste Maya”. Como ya hemos señalado, en muchos pueblos se conservan Gozos a la Virgen que son “vueltas a lo divino” de las antiguas canciones de mayo. Y, en las épocas en las que la literatura popular sirvió de fuente de inspiración a los poetas cultos, se renovaron sus letras y aumentó su popularidad.

Los trovadores adaptaron las antiguas Canciones de mayo y les dieron un sello provenzal que todavía perdura. Lo notamos, por ejemplo, en la actitud del Mayo que, antes de comenzar a cantar, espera la licencia de la dama.

  • El Mayo me ha dicho
  • que pida licencia
  • para dibujarte
  • de pies a cabeza.
  • Como no contestas,
  • ni nos dices nada,
  • señal que tendremos,
  • la licencia dada.

Como en Provenza, el amor se concibe como una prisión.

  • Esos tus diez dedos,
  • cargados de anillos,
  • son de mis prisiones,
  • cadenas y grillos.

También es trovadoresco el canon de belleza con el que se retrata a la dama.

  • Esa es tu cabeza
  • tan rechiquitita
  • que en ella se forma
  • una margarita.

Y así va siguiendo con todas las partes del cuerpo femenino: el pelo, la frente, las cejas, los ojos, las mejillas, la nariz, las orejas, los labios, la boca, la garganta, los hombros, los brazos, las manos, los dedos, los pechos, la cintura, la tripa, las partes secretas, los muslos, las piernas, los pies, los zapatos. Para acabar:

  • Ya te hemos cantado,
  • todas tus facciones,
  • solo falta el Mayo,
  • que te las adorne.

Y el año 2017 todavía sigo a vueltas con los Mayos

Estas Navidades recibí por Messenger un mensaje de Fernanda Martínez Reyes, profesora del Instituto Cervantes de Hamburgo: “Estimada profesora Romeo: Acabo de terminar mi tesis doctoral en el ámbito de la narrativa oral. Ahora estoy interesada en investigar sobre los Mayos de la Sierra de Albarracín y la colección de Alan Lomax, que se encuentra en la biblioteca del Congreso de Washington. Buscando información para armar mi anteproyecto he encontrado unos trabajos suyos muy interesantes: Fiestas de Mayo en la Comunidad de Albarracín, Los Mayos de la Sierra de Albarracín. Le agradecería que me orientara y aconsejara sobre el tema”.

La propuesta de Fernanda coincide con un nuevo interés general por los Mayos. En estos momentos se están empezando a publicar las grabaciones del etnomusicólogo Alan Lomax (1915-2002), que estuvo en España entre 1952 y 1954. En 1955 grabó los Mayos de la Sierra de Albarracín con la compañía discográfica Columbia bajo el título «Spanish Folk Music: Columbia World Library of Folk & Primitive Music». Y allí, en la biblioteca del Congreso de Washington, junto a las grabaciones de Lomax, está nuestro libro: Los Mayos de la Sierra de Albarracín.

Ahora que van a salir estas grabaciones, es una buena oportunidad para recordar que solo hay dos fuentes antiguas con las que se pueden reconstruir los cantos de los Mayos de la Sierra de Albarracín: las grabaciones de Lomax y nuestras letras.

Sería injusto olvidar que, en 1882, Manuel Polo y Peyrolón, un escritor costumbrista valenciano, profesor del instituto de Teruel, escribió la novela Los Mayos, con conciencia de ser el primero que recogía por escrito las letras y las costumbres de Albarracín. Y que en 1922, Miguel Arnaudas, presbítero y profesor de música de la Escuela Normal de Maestros de Zaragoza, en su Colección de cantos populares de la provincia de Teruel reproducía la letra de Polo y Peyrolón y recogía las melodías de algunos pueblos. “A las doce de la noche del día treinta de abril se reúne casi todo el vecindario de Libros en la llamada Peña de los Mayos, y los mozos acompañados por la rondalla cantan los Mayos, como en muchos pueblos de la Sierra”.

Con nuestro trabajo de 1976 y nuestra publicación de 1981, intentábamos conservar por escrito las letras de una tradición oral que se estaba perdiendo: “Solo pretendemos cubrir una laguna y sacar a la luz un material para que en el futuro otros puedan investigar sobre él”, decíamos entonces. Pero no podíamos imaginar que en el año 2017 iba a llamar a nuestra puerta Fernanda Reyes, una profesora del Instituto Cervantes de Hamburgo para seguir investigando sobre los Mayos de la Sierra de Albarracín en la Biblioteca del Congreso de Washington.

 

1

  • Ya estamos a treinta
  • del abril cumplio
  • alégrate, dama,
  • que mayo ha venido.

2

  • Si mayo ha venido,
  • bienvenido, sea,
  • regando cañadas,
  • casando doncellas.

3

  • El mayo me ha dicho
  • que pida licencia
  • para dibujarte,
  • de pies a cabeza.

4

  • Como no contestas,
  • ni nos dices nada,
  • señal que tendremos
  • la licencia dada.

5

  • Esa es tu cabeza,
  • tan rechiquitita
  • que en ella se forma
  • y una margarita.

6

  • Ese es tu pelo,
  • madejita de oro,
  • que cuando lo peinas
  • se te enreda todo.

7

  • Esa es tu frente,
  • frente de batalla,
  • donde el rey Cupido,
  • presentó sus armas.

8

  • Esas son tus cejas,
  • un poquito arquiadas,
  • son arcos del cielo
  • y el cielo es tu cara.

9

  • Esos son tus ojos,
  • luceros del alba,
  • que cuando los abres,
  • la noche se aclara.

10

  • Esas tus mejillas
  • tan recoloradas,
  • que parecen rosas,
  • en abril criadas.

 

11

  • Esa es tu nariz,
  • puntita de espada,
  • que a los corazones
  • sin sentir los pasa.

12

  • Y esas tus orejas
  • que cuelgan pendientes,
  • parecen campanas
  • «pa» llamar la gente.

13

  • Esos son tus labios,
  • son dos picaportes,
  • que cuando los abres,
  • no se oye ni un golpe.

14

  • Esa es tu boca,
  • tan recolorada,
  • de dientes menudos
  • y lengua encarnada.

15

  • Esa es tu garganta,
  • tan pura y tan bella,
  • que el agua que bebes
  • toda se clarea.

16

  • Esos son tus hombros,
  • son dos escaleras,
  • «pa» subir al cielo
  • y bajar por ellas.

17

  • Esos son tus brazos,
  • parecen dos remos,
  • que con ellos guías
  • a los marineros.

18

  • Esas son tus manos,
  • tan maravillosas,
  • que todo que tocas
  • se convierte en rosas.

19

  • Esos son tus dedos,
  • con esos anillos,
  • para mí son perlas,
  • para mí son grillos.

20

  • Esos son tus pechos,
  • son dos fuentes claras,
  • donde yo bebiera,
  • si tú me dejaras.

 

21

  • Tu cintura un junco,
  • es un junco al río,
  • todos van a verlo,
  • cuando está florido.

22

  • Esa es tu tripa
  • que parece un bombo
  • que cuando la tocas
  • se retumba todo

23

  • Ya  vamos llegando
  • y a partes secretas
  • donde yo no puedo
  • dar razones ciertas.

24

  • Esos son tus muslos
  • de oro macizo,
  • donde se sostiene
  • todo el edificio.

25

  • Esas son tus piernas,
  • tan bien accionadas,
  • por arriba gordas,
  • por abajo delgadas.

26

  • Esos son tus pies,
  • de paso menudo,
  • con ese pasito,
  • encantas al mundo.

27

  • Zapatito blanco
  • y media encarnada
  • pequeña es la niña,
  • pero muy salada.

28

  • Ya te hemos cantado
  • todas tus facciones
  • sólo falta el Mayo
  • que te las adorna

29

  • El mayo me ha dicho
  • que vendrá mañana
  • a darte los días
  • de mayo a la entrada.

30

  • Si quieres saber …
  • el mayo que te ha caído
  • se llama… por nombre
  • y…por apellido.

 

Mayos de Albarracín. Versión cantada por Celia Sáez en 1976.

 

5 comentarios en “Los Mayos de la Sierra de Albarracín

  1. Mónica Solano dijo:

    Mi Carmen, debo decirte que me encanta aprender con tus textos. Que artículo tan precioso, tan concreto. Es fantástico como logras sumergirnos, en unas cuentas líneas, en una tradición tan especial. Qué honor tenerte como compañera en Mocade para darme el gusto de leer tus historias. Besos.

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  2. Adela Castañón dijo:

    Querida Carmen: aprender contigo es como dar un paseo por las nubes. Nos acercas la cultura, las historias, las tradiciones, y lo haces de tal modo que las conviertes siempre en algo vivo y actual. Y es un verdadero lujo tener acceso a esos escritos tan tuyos. ¡Gracias!

    Le gusta a 1 persona

  3. Elvira dijo:

    Querida Carmen Romeo, cuántos recuerdos hermosos me han venido a la mente leyendo tu artículo sobre los Mayos. Con que ilusión nos fuimos por esas carreteras nevadas de la Sierra de Albarracín y cuánto nos ayudaron todas esas personas que se prestaron enseguida, orgullosos de sus tradiciones, a cantar o a recitarnos sus Mayos. También a llevarnos de un pueblo a otro, a pesar de la nieve y hasta a darnos cobijo en sus propias casas. Y qué bien lo pasamos por todos los lugares que recorrimos
    Gracias por tu dedicatoria,, pero sobre todo por enseñarnos tanto durante esos dos años en los que tuvimos la suerte de tenerte como profesora en el Colegio Universitario de Teruel. Contigo aprendimos a saborear los textos, los comentarios a cotejar las diversas fuentes…en definitiva a gozar con y de la LITERATURA (sí, con mayúsculas), que es la que tú nos enseñaste. De nuevo MUCHAS GRACIAS, Carmen

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    • Carmen Romeo Pemán dijo:

      Gracias a ti, Elvira, por este comentario y por muchas cosas más. En Teruel tuve la gran suerte de tener de alumnas a las tres hermanas García Royo: Carmen, Elvira y Teresa.

      Porque suerte también acompaña a un profesor con los alumnos que le tocan. Yo llegué con muchas ganas de enseñar, es cierto. Pero mi ilusión fue posible gracias a vosotros, con quienes aprendí a dar clases, a investigar y a cultivar una relación humana que convierte a esta profesión en algo maravilloso. Creo que vosotros me enseñasteis a mí más cosas que yo a vosotros.

      Recuerdo aquellos años inolvidables con un cariño imperecedero. Y con el paso del tiempo, habéis dejado de ser mis alumnos para convertiros en mis amigos. Es lo más grande que le puede ocurrir a un profesor. Y tú, que has seguido por esta senda, lo sabes tan bien como yo.

      Un abrazo para ti, para tus hermanas, y para todos mis alumnos turolenses.

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