A veces, en la vida, llegamos a encrucijadas en las que hay que elegir. Y se me ocurrió imaginar un poema sobre una posible decisión que podría ser, o no…
La mejor elección
Mejor llenarme el alma con ese aire de vida
que consigue que las ramas de un árbol
susurren mil historias,
a dejar que mi boca se llene
de tierra de sepulcro que me asfixie.
Mejor buscar el verde de las hojas,
a dejar que me ahoguen los recuerdos
que, aunque son mis raíces,
ya están en el pasado,
y el pasado está muerto.
Mejor buscar valor en el futuro
y aprovechar mi vida,
que empeñarme en buscar en el ayer
a un fantasma que surge de la rabia
y del dolor de una ilusión perdida.
Pues tú abriste la puerta de esta historia
y dejaste que entraran en mi alma
primero, la esperanza,
y luego, la añoranza y la tristeza,
sin importarte mucho que me hirieran.
Y por eso te digo, aunque me duela,
que la historia y la puerta
hoy las cerraré yo.
Y lo mejor será que, desde ahora,
nos digamos adiós.
Adela Castañón
Imagen: Pixabay
¡Juanrramoniana estás, Adela! Entre andaluces anda el juego.
Siempre me impresionaron los poemas de Juan Ramón en los que se planteaba la dureza de la elección. Vivimos a lo que elegimos y morimos a lo que dejamos.
En este poema, de un suave ritmo poético, y un decir aparentemente sencillo, se esconde la gran tragedia del ser humano, su necesidad de elegir en cada momento.
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¡Mi querida Carmen! Me haces un gran honor al compararme nada más y nada menos que con Juan Ramón. Pero más honor me haces al ser mi amiga. Gracias, preciosa. Un beso enorme.
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¡Pero què requetebonito!
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