Los días perdidos

Regresarán los días

en los que sentimientos sin nombre

pugnarán por salir de algún rincón del alma.

Días de letargo erótico

de siestas en la playa,

el color y el calor de los rayos del sol

que visten a mi piel con mil tonos de arena.

Días de una brisa cómplice

que se escapa del mar

porque me quiere,

y quiere susurrarme historias como esta,

la historia de un poema

que surge de un cuerpo en cautiverio

y un alma en libertad.

 

Regresarán los días

y, cuando vuelvan,

serán los mismos días y no serán los mismos,

tal vez porque nosotros

sí que habremos cambiado

y seremos distintos.

 

Regresarán los días

y las tardes nubladas del otoño,

serenas y tan grises,

con ventiscas que entonan melodías

hechas de notas tristes,

mil canciones cantadas

por el crujir de muchas hojas secas,

notas escritas sobre el polvo dorado

de una puesta de sol

que se disfruta a la orilla del mar,

o en la cumbre de un cerro,

o en un campo de trigo,

o en el porche de una casa de pueblo.

 

Regresarán los días

cubiertos por la nieve,

con una blanca capa

que tejerá el olvido.

El frío convertirá los riachuelos en hielo,

y cerraré los ojos

y volveré a acordarme de que tú ya te has ido.

 

Regresarán los días

de flores y de aromas,

y volveré a sentirme primavera.

Y atrás se quedarán esas quimeras

que me hicieron llorar.

Y llevaré de nuevo en mi equipaje

la experiencia, los sueños,

la parte más hermosa de mi vida.

 

Regresarán los días

y dará igual que sea

primavera, verano, otoño o invierno.

Nadie podrá quitarme lo que tuve,

y me siento feliz con lo que tengo.

 

Y, en cualquier estación,

y en cualquier día,

yo seguiré escribiendo.

Adela Castañón

Imagen: Erik Tanghe en Pixabay 

2 comentarios en “Los días perdidos

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