Nos acercamos al final del año y a sus tradiciones. Comer turrón, por ejemplo. Pero como no me hace ilusión empezar a ganar kilos, prefiero acogerme a otra costumbre clásica y hacer balance de mis buenos propósitos y de mi escritura.
Estoy cursando el tercer año de un itinerario de novela. Y la palabra escaleta, que hace veinticuatro meses me sonaba a “escalera” escrita con una errata, ha pasado de ser desconocida a convertirse en aliada. Eso es lo bueno de los cursos de escritura. Que nos ayudan a pensar, estimulan nuestra creatividad, y nos dan ideas para muchas cosas, así que se me ha ocurrido que sería interesante aplicar eso de la escaleta a cualquier tipo de escritura, y no solo a las novelas. De modo que os contaré como intento estructurarme a la hora de escribir.
Hablemos de terminología
En mis incursiones por distintos blogs y páginas literarias he tropezado más de una vez con vocablos engañosos o, si no engañosos, que pueden llevarnos a confusión. Pero es cierto que también hay artículos geniales que aclaran muy bien el significado de dichos términos. Me refiero a palabras como objetivos, metas y hábitos. Y no añado una cuarta, sueños, porque ya entraría en camisa de once varas. Para meter los tres conceptos en el mismo saco os diría que mi meta es ser escritora, y que para llegar a esa meta necesito ir fijándome objetivos que, como en el clásico juego infantil, me lleven de oca a oca para ir acercándome a ella. Y que los dados que hacen progresar el juego son, ni más ni menos, que los hábitos. No sé cuánto hay de cierto en lo de que el hábito no hace al monje… pero si cambiamos monje por escritor la cosa cambia. Eso, explicado así, sería como la sinopsis de mi propia novela sobre la escritura. Y, para desarrollar esa explicación telegráfica, nada mejor que recordar lo que nos contaba Carla sobre sobre encender el hábito de la escritura. Para mí fue un artículo genial que sigue siendo de rabiosa actualidad. Y mientras buscaba esa entrada di con otra que escribí yo cuando nuestro blog estaba dando sus primeros pasos y que me ha puesto en la cara una sonrisita nostálgica y satisfecha al ver que sigo manteniendo los mismos principios.
Dije que no iba a hablar de sueños, pero tengo que hacer una pequeña excepción, aunque os parezca que tiene poca cabida en un artículo que pretende ser mucho más práctico que teórico. Porque desde que empecé a escribir me ronda una frase que me gusta mucho: haz de tu vida un sueño, y de tu sueño una realidad. Y como esa es la filosofía que va entre las líneas de este artículo, dejaré que esa idea tenga su pequeño momento de gloria.
Volvamos pues a lo práctico. Tengo una meta clara: escribir, ser escritora, que la escritura forme parte de mi vida cotidiana. Para eso me voy marcando objetivos concretos y específicos: publicar en Mocade dos veces al mes, sacar adelante mi curso de escritura y mi novela, apuntarme el año que viene al NaNoWriMo (¡Gracias, Carla!).
Y como lo de los objetivos a veces se me va por las ramas, mi último reto consistirá en crearme hábitos que me ayuden a cumplir los objetivos que me lleven a la meta. Me acabo de comprar un programa de Ana Bolox, El escritor organizado, que creo que me va a dar un buen empujón en esa tarea de afianzar unas rutinas que hagan que me ocurra lo que dijo Picasso: Cuando llegue la inspiración, que me encuentre trabajando. Y en eso estoy. Intentando hacerle caso a mi paisano para llevar a la práctica consejos de blogs como este de Sinjania que nos explica más y mejor esto que os he contado.
Obstáculos y apoyos
Ya tenemos claro de qué estamos hablando ¿ok? El paso siguiente es pararnos a pensar qué nos ayuda a llevar a buen puerto nuestros proyectos, y cuáles son las piedras que pueden hacernos tropezar. Empecemos por lo malo.
Ya lo dijo Carla: excusas no nos van a faltar. Que para eso los escritores somos creativos y nos inventamos las mejores. La falta de tiempo. Los niños. El trabajo. Las guardias. El cansancio. El bloqueo. Candy Crush. Juego de Tronos… ¿queréis más? Pues a ver si nos hacemos listas y empezamos a establecer prioridades. Yo, por ejemplo, decidí dejar de hacer guardias hace unos meses. Y no me ha tocado la lotería ni nada de eso, ¡ojo! Pero mi madre me dijo que iba a guardar todos los meses cincuenta o cien eurillos en una hucha para darme el dinero cuando juntara el precio de una guardia. Y así, de vez en cuando, yo podría dejar de hacer alguna. Ufff… Eso me emocionó y me dolió a partes iguales. Y me hizo pensar. Comprender que mi madre quería regalarme tiempo para estar con mis hijos y para mí me hizo darme cuenta de lo que me estaba perdiendo. Así que el mejor regalo que le he hecho en su noventa cumpleaños ha sido decir NO a las guardias. Y hoy día disfruto de un montón de tiempo que no se paga ni con una Visa Platino. Si de algo me arrepiento es de no haber tomado antes esa decisión.
Y ahora viene lo bonito. Aquí podría escribir también una lista interminable, así que me quedaré con lo mejor. O, al menos, con lo que para mí ha sido lo mejor. El trabajo en equipo. Hace un rato chateaba con mi amiga Carmen, en plena tarea de revisión y corrección de uno de sus borradores, y le decía que trabajar con ella, con Carla y con Mónica me ha proporcionado una seguridad y unas tablas que, en solitario, no habría llegado a conseguir de ninguna de las maneras. De eso también hablé a principios de este año, cuando se me ocurrió una historia que escribí en forma de Carta a los Reyes Magos. Mis amigas son el mejor apoyo externo que se pueda soñar. Y desde aquí, les doy las gracias. Pero hay otro aspecto interior que defiendo siempre porque ponerlo en práctica me ha dado y me sigue dando muchas alegrías y satisfacciones, y es tomar conciencia de que saber no es suficiente si no tenemos en cuenta otras cosas. Y lo dejo ahí.
Conclusión
Cada uno de nosotros tendrá que encontrar y diseñar su propia escaleta, que será la que le ayude a avanzar en su crecimiento como escritor. Eso es algo bastante personal, pero se me ocurre que podríamos continuar con un ejercicio de creatividad, y aplicar a la escritura esa famosa regla del periodismo de las cinco “W”.
Esas “5W” hacen referencia a What, Who, Where, When, Why y How: qué, quién, dónde, cuándo, por qué y cómo. Que cada cual piense qué quiere escribir, quién quiere ser como escritor, dónde va a poder trabajar mejor, en qué momento, por qué vale la pena hacerlo, y cómo puede organizarse para conseguirlo. Si tenemos respuesta a esas cuestiones, creo que vamos por buen camino.
Para terminar, os diría que escribáis para vosotros mismos. Es un error intentar escribir para gustar a todo el mundo, porque, aunque hagamos la mejor paella del universo, siempre habrá alguien a quien no le guste su sabor. Cuando empecé a publicar, me daba pánico pensar que podría encontrarme con comentarios ofensivos, o dolorosos, o injustificados desde mi punto de vista. Y eso hizo que algunos artículos no llegaran a ver la luz. Así que, como despedida, os dejo otra de mis frases preferidas: Tened cuidado con los miedos, porque les encanta robar sueños.
Adela Castañón
Foto: Pinterest
¡Adelaaa…! Con tu artículo he tenido un subidón de autoestima. ¡Gracias!
Además he pensado que yo también me voy a hacer una escaleta como la tuya.
Un abrazo, amiga.
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Querida Carmen: varias de las cinco «W» tienen respuesta comunitaria: en nuestro blog encuentro el lugar, el tiempo y el modo que necesito para escribir. Carla, Mónica y tú me ayudáis a saber quien soy como escritora. Y ya, si hablamos del porqué, me faltaría espacio: escribir con vosotras como lo vengo haciendo me hace ser feliz. Y creo que, con eso, sobra todo lo demás. Gracias por ser una maravillosa compañera de viaje, amiga. Muchos besos.
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¡Muchas gracias por mencionar «El escritor organizado» y ánimo con esa escaleta. Me parece que ese itinerario del que hablas va a ser el mismo que yo hice hace unos años 😉 ¡Ánimo con la escaleta y a escribir! Por cierto que al año que viene te esperamos en el grupo del NaNoWriMo.
Un abrazo y feliz Navidad 🙂
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¡Gracias a ti por los recursos tan geniales que creas y compartes! Y al NaNoWriMo me apunto el año que viene…¡seguro!
Otro abrazo para ti, y felices fiestas 🙂
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#joquésusto maja, has avanzado tanto que ya no te pillamos.
Güi lof yu!
Si ya lo dice mi cuñao: ¡Orden, Método y Disciplina!
Bromas aparte, con mi sarcasmo habitual, que puede herir tanto como hacer reír, te digo: Adela eres grande.
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A mí tu sarcasmo habitual siempre me provoca sonrisas y admiración. Y tu comentario me llena de orgullo y satisfacción… (jeje… me da a mí que en navidad debo estar plagiando a alguien sin darme cuenta) porque viene de otra «grande» de la escritura. Que eso de que ya no me pilláis tiene mucho que discutir. Y mi velocidad se la debo a mi amiga Carla, por su genial idea de crear este blog en el que, entre otras cosas, existe algo maravilloso llamado calendario de planificación…jejee… juego con ventaja 🙂
Montones de besos, gracias por tus palabras y feliz Navidad, amiga!!!
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Qué buen artículo amiga 🙂 A mi también me sonaba «escaleta» a «escalera» con una errata, ajajajjaja ¡Eres genial! Mira que reparar en esas cosas. En este artículo nos has regalado unos tips invaluables. Gracias amiga por tu honestidad, por la generosidad y por el amor con el que escribes todos estos artículos que nos llenan de tanta energía y que nos prenden el motor de la creatividad. Te quiero. Besos.
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¡Anda que no hemos aprendido nada desde que nos conocimos, Mónica! A veces detalles tan bobos como esa «escaleta/escalera» me hacen sonreír y sentirme feliz por haber progresado tanto y en tan buena compañía. ¡Yo también te quiero! Un abrazo.
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