
Al querer retomar algún poema
que dejé inacabado
me ocurre algo terrible en ocasiones:
¡las ideas se han fugado!
Entonces considero mis opciones:
¿dejarlo en tal estado?
¿estrujarme la mente hasta que duela?
¿tirar para otro lado?
Y me pasa una cosa bien curiosa:
si programo mi estado
de adulta natural, seria y juiciosa,
y le doy a “apagado”
consigo que se encienda mi otra parte,
la de espíritu libre y alocado.
Entonces la razón se va a dormir,
el corazón se siente afortunado
y derrama en mis dedos lo perdido
y la emoción se vuelca en el teclado.
Y así, como quien no quiere la cosa,
ya está el poema acabado,
y la autora, dichosa
por haberlo logrado.
Adela Castañón
Imagen: Eric Dunham en Pixabay
Me has recordado aquellos versos de Lope: un soneto me manda hacer Violante…
Está poesía, traviesa, como tú la llamas, es una muestra del potencial o ético que llevas dentro.
Un abrazo
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Mi querida Carmen: mi potencial poético, sea el que sea, no brillaría ni la mitad si no contara siempre con tu compañía, que tanta seguridad me da en nuestra andadura literaria, amiga. Un abrazo grande. 🙂
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Olé…que sonrisilla me ha sacado este poema traviesín…
Es curioso, siempre que te leo, describes una situación.. una sensación que estoy viviendo en ese momento…¿Tirar para otro lado?… Apagar la razón.. y encender el corazón… aishh
Un abrazo fuerte fuerte. Yolanda
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Muchas gracias, Yolanda, porque tu comentario me saca a mí una sonrisilla parecida. Un abrazo fuerte, ¡y buen rumbo, sea el que sea! 😉
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Dan ganas de quedarse a vivir en tu poema. Haces que parezca taaan fácil. ..
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¡Muchas, gracias, Margarita! Estás invitada a vivir en todos mis escritos!!!
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